Como si fuera parte del argumento de una película de terror nunca imaginada por nosotros, a la cuarentena y cierre de actividades que nos arrastro esta tremenda pandemia se suma una bajante histórica del rio Paraná que la está llevando a la destrucción de toda su biodiversidad.
Por Horacio Pascuariello
@cronicapesca
A esta ruina el ser humano le está dando una gran mano, utilizando los medios más nefastos para quedarse con sus recursos a pesar de la extrema falta de agua que sume a los peces en una desesperada carrera por la vida. Dorados, surubíes, sábalos, bogas y otras tantas especies deben sortear redes, trasmallos, espineles garrotazos y hasta disparos de armas de fuego de los mismos que van a necesitar de ellos a futuro, esta paradoja sin razón se da en algunos sectores de nuestro litoral argentino en un escenario de riesgo ante la transmisión del Covid 19.
La bajante viene desde meses atrás fue teniendo atisbos de ir mejorando, pero tomo notoriedad estas últimas semanas con las imágenes de las cataratas prácticamente secas. Estas maravillas naturales son alimentadas por el rio Iguazú que nace en las cercanías de Curutiba y atraviesa 6 represas hidroeléctricas que ante la falta de lluvias fueron cerrando sus compuertas agravando mucho más para nosotros las consecuencias de este fenómeno natural.
Además entre sus efectos colaterales se encuentra que algunas ciudades de Misiones se quedaron sin agua potable, puertos muy importantes como el de Rosario no se encuentran operables y Yasireta quedo con menos recursos para generar energía. Para nosotros, los pescadores deportivos es un espectáculo dantesco observar la muerte de grandes reproductores en manos de acopiadores que se jactaban a través de las redes sociales de sumar kilos de pescado a sus heladeras sin conciencia del daño que están llevando a cabo.
Por supuesto esta la necesidad del que tradicionalmente vive del rio, de sus familias y de su sustento, tema que quedo a resolver en manos de los responsables de estas aéreas a través de subsidios que nos parecen necesarios. En este sentido días atrás la provincia del Chaco tuvo que retroceder con la habilitación de la pesca comercial la cual iba a ser devastadora no solo a sus propios intereses si no a los de su vecina Corrientes, que desde el principio de la cuarentena prohibió la extracción de sus peces.
El “pan del rio” como se lo llama al sábalo, es uno de los puntos más finos a donde se puede cortar de forma irreversible la cadena trófica de nuestra cuenca del Plata, que ya viene soportando una inusitada sobre explotación al permitirse la suba del límite de exportación año tras año y que ahora va sufrir una merma en su reproducción al no tener las condiciones habituales por la falta de agua, a lo cual también la mishiadura de la baja del empleo hace que se lo pesque de cualquier manera en el Rio de la Plata.
La alarma suena en todos los sectores vinculados a este deporte, que ven un horizonte complicado los próximos meses en lo comercial, pero recuperable en cuanto a la actividad, así la Asociación de Pescadores Deportivos del Litoral, la barra pesquera Aguas Bravas de Nogoyá lanzó un pedido para que se dicte la prohibición de la extracción ictícola en jurisdicción entrerriana.
Por su parte Misiones a través de la resolución 077 prohibió la pesca deportiva, comercial y de subsistencia en cualquiera de sus modalidades en los ríos Paraná e Iguazú y en todos sus cursos de jurisdicción. Para cerrar quedan las grabes denuncias que nos llegan a nuestra redacción de la indiscriminada en la zona de San Javier provincia de Santa Fe a donde se observan camiones frigoríficos cargar con todo el pescado que pueden sin ningún control oficial.
Esperamos que las autoridades aúnen recursos y esfuerzos para conservar nuestra fauna ictícola en pos de una actividad que moviliza al turismo de forma exponencial en nuestro país.
crónicapesca
