El hombre de campo eroga mucho dinero para exportar, esto complica el flujo de fondos y dificulta la toma de decisiones sobre qué productos sembrar. El campo tiene que tomar decisiones con los ojos vendados, y la clase política juega a las escondidas con lo que hará con las retenciones. El tema ni se habló en el debate presidencial.
La economía nacional sufre un fuerte ajuste económico, con una gran caída de la actividad a escala nacional. El PBI podría caer el 4% anual, con un consumo privado descendiendo el 9% anual y la inversión cayendo el 20% anual.
El sector del agro en el año 2018 sufrió una de las peores crisis producto de una dura sequía, y en el año 2019 mostró niveles de cosecha muy interesantes. La soja perdió peso específico ante el avance del maíz y el trigo que mostraron mejoras sustanciales en cantidades.
De cara al año 2020 tenemos muchas expectativas con los precios de la soja y el maíz. La producción de soja se estima a escala mundial en 339 millones de toneladas, pero no se descarta una baja de 10 millones de toneladas producto del mal clima reinante en Estados Unidos, y la sequía que está demorando la siembra en Brasil. El consumo de soja para el año 2020 se estima en U$S 352 millones de toneladas, y el stock podría ubicarse en los 85 millones de toneladas. Estos números nos dejarían como correlato una relación stock consumo del 24,1%, esto se alinearía con precios un 10% más elevados a los actuales.
La guerra comercial entre Estados Unidos y China se estaría descomprimiendo, el mal clima en Brasil invita a China a comprar soja a Estados Unidos. Los orientales no quieren quedar presos de una escasez de oferta en el hemisferio sur, Argentina aún no ha sembrado.
En maíz, la producción mundial se ubicaría en los 1.104 millones de toneladas, estimaríamos un ajuste adicional de 30 millones de toneladas, la verdad la sabremos en el informe del USDA de noviembre. El consumo mundial de maíz se ubicaría en los 1.125 millones de toneladas, muy por encima de la producción mundial. El stock consumo podría ubicarse en los 273 millones de toneladas, con lo cual tendríamos una relación stock consumo del 24,2%. Si se llegaría a este registro los precios del maíz podrían subir un 15%.
Si el productor tendría una soja en torno de los U$S 260 la tonelada y un maíz en U$S 160 la tonelada, la campaña 2020 tomaría otro color y emergería la rentabilidad.
La clase política debería dar señales claras de lo que hará con las retenciones. Desde el Frente de Todos algunos referentes nacionales indican que si llegan al poder solo deberían dejar las retenciones a la soja y eliminar las retenciones al resto de los productos. Otros referentes del Frente de Todos auguran una suba de retenciones, algo que nubla la visibilidad del sector y hace difícil tomar decisiones en un escenario tan cambiante. Desde el oficialismo se apuesta a eliminar las retenciones a la exportación en diciembre 2020, solo quedarían retenciones a la soja.
La clase política debería aprovechar el próximo debate presidencial para explicitar qué política impositiva tiene por delante el productor. Argentina es el único país del mundo en donde se paga para exportar, algo que deberíamos desterrar impositivamente, ya que resulta una inequidad que nos quita competitividad contra el resto de los países del mundo.
En materia de ganadería estamos viviendo una locura, este año la faena podría alcanzar los 13.800.000 animales, de los cuales el 50% serían hembras, lo que implicaría una masacre de 6.900.000 madres, estaríamos perdiendo el bien de capital que nos permite tener terneros. Es el segundo año consecutivo de alta masacre de hembras, ya que en el año 2018 la faena sumó 13.452.831 animales, de los cuales 45,5% son hembras. Esto nos dejaría con menos nacimientos de terneros a futuro, menos rodeo y, consecuentemente, con una suba de precios para el mercado interno. El asadito será un bien escaso y una buena inversión pensando en futuro.
La carne de cerdo no para de crecer en precio, un fuerte crecimiento en la exportación, sumado al cambio de patrón de consumo en el mercado interno, hace que el kilo en pie del capón vale más que el kilo de un novillito de 430 kilos.
Conclusión: la proteína cárnica comenzará a subir de precio, lo cual es una buena noticia para los que produzcan carne con destino a la exportación. El mercado interno con salarios bajos no convalida mayores precios de la carne vacuna. Los precios de la soja y maíz estarán muy firmes y los problemas climáticos en el trigo están presionando los precios a la suba.
Las perspectivas de precio en materias primas agrícolas y la proteína cárnica abren posibilidades de mejores negocios. El productor agropecuario necesita más financiamiento para llevar el negocio a más escala. La macro se ve beneficiada por mejores precios, la micro del sector está muy peleada, las pymes están agobiadas por la alta presión tributaria, suba de costos y fletes elevados. Por si esto fuera poco, la cadena de comercialización se trabo ante problemas de quiebras en corredores que generaron un efecto pobreza en la región centro.
Argentina tiene en el campo una oportunidad de crecer, la mayoría de los productores necesitan apoyo financiero, quita de retenciones y políticas de Estado para desarrollar el negocio a largo plazo. Esperamos que en el próximo debate los candidatos presidenciales se acuerden del sector que más exporta, y más necesita políticas de largo plazo, un novillo necesita 4 años para ser exportado; el tambo necesita genética y largo plazo para incrementar producción; la agricultura necesita una ley de semilla, un seguro multirriesgo y terminar con las retenciones, en ningún país del mundo el campo paga para exportar.
En el mientras tanto, el productor tiene que decidir con los ojos vendados, la clase política está en deuda, necesitamos previsibilidad para sembrar, engordar o potenciar la cantidad de leche a producir en los años que vienen. El campo es una inversión a cielo abierto, necesita previsibilidad y políticas de Estado.
Salvador Di Stefano
Asesor en Negocios, Económico y Financiero tanto de empresas de la ciudad y la región; como de individuos y empresas familiares ligadas al comercio, industria y campo.