El Gobernador Miguel Lifschitz tiene la cabeza puesta en la reforma de la Constitución (con reelección). El resto es aleatorio. Por Darío Schueri, desde Santa Fe.
A raíz de las sospechas de corrupción de un alto jefe policial – ya casi un hábito, hay muchos comisarios investigados y detenidos – se entró en un peligroso juego de novela policial negra con escuchas telefónicas al filo de la legalidad, personajes judiciales extralimitados, periodistas y medios difundiendo aquellas escuchas; en definitiva un combo fatal que terminó explotando en las manos del Ministro de Seguridad Maximiliano Pullaro.
Volvió el Gobernador de EEUU y cortó por lo sano haciéndose cargo políticamente de la cuestión. El que de ahora en más ataque a Pullaro lo estará haciendo contra el Gobernador. Punto. Lifschitz no le entregará la cabeza de un Ministro a la policía. Ahora Pullaro deberá recomponer su imagen pública con un estratégico desarrollo comunicacional, y observar el comportamiento disciplinario de la fuerza policial.
El Gobernador tiene una agenda apretada de aquí a fin de año, discriminada punto por punto de la siguiente manera:
«Consenso fiscal»:
Santa Fe ya le avisó a la Nación que no piensa bajar el «regresivo» Impuesto sobre los Ingresos Brutos, porque los 30 mil millones de pesos por año que permite recaudar no hay manera de suplirlo. «Es imposible compensar por vía de un aumento del inmobiliario (sumado rural y urbano apenas recaudan un 10 % de IB) la pérdida en ingresos brutos», precisó el Ministro de Economía Gonzalo Saglione, quien aclaró que ya «el año pasado empezamos a bajar ingresos brutos, fundamentalmente a los pequeños contribuyentes de menos de un millón de pesos. Son cien mil contribuyentes, el 65 por ciento del total».
Según el Gobernador Lifschitz, Santa Fe es una de las provincias grandes con menor carga tributaria: «no cobramos ingresos brutos al sector agropecuario y al sector industrial, salvo a las grandes empresas que facturan 150 millones de pesos por año, y tenemos un régimen de exenciones muy importante que no tienen otras provincias, que sí pueden disminuir algunas alícuotas», explicó.
La Gobernadora María Eugenia Vidal recibirá 20 mil millones de pesos más por año, merced a la eliminación de un perverso techo del Fondo del Conurbano surgido de la interna Menem – Duhalde en el año 1994. Las Provincias escucharon aliviadas que no le sacrificarán recursos para compensar a Buenos Aires; hasta ahí nomás, porque del 15 % coparticipable del impuesto al cheque (débitos y créditos bancarios) pasarán a nada: el 100 % de lo recaudado irá al Ansés.
Santa Fe tampoco tiene necesidad de echar empleados públicos porque está dentro de los parámetros admitidos: 39 cada mil habitantes (Córdoba tiene 35) de los cuales el 77 % están concentrados en seguridad, salud y educación.
Y por las dudas ya se fijó en el Presupuesto 2018 que las obras públicas continuarán con plata propia. No se pedirá más endeudamiento extranjero. El año que viene será de un ajuste feroz.
Diálogo con los radicales NEO.
Hay inquietud en la tropa aliada porque perciben premonitoriamente que hay inestabilidad climática con proyección de fuertes tormentas en el radar político del FPCyS.
Los radicales socios, atraídos quizás por los cantos de sirena de Cambiemos, quieren apurar definiciones que el Gobernador ni el socialismo están en condiciones de responder. «Queremos que el Gobernador nos diga qué piensa hacer para definir qué vamos a hacer nosotros», apuran exagerada y casi coercitivamente.
Para poder contestarle con mediana certeza, Miguel Lifschitz debería compartir otro de los tantos asados con los senadores peronistas, para saber si le van a soltar la mano a Omar Perotti concediéndole la reforma de la Constitución con reelección. No está agendada por ahora esa comida.
Cambios en el gabinete:
Alevosamente, el titular de la Bolsa de Comercio de Rosario, el reconquistense Alberto Padoán, pidió públicamente que el actual Secretario de Industria y Comercio y coterráneo Emiliano Pietropaolo sea el reemplazante de Luis Contigiani en el Ministerio de la Producción. Además Alberto Paduán – otrora ponderador de las bondades kirchneristas – fustigó al saliente Ministro: «no lo hemos visto pensando en la generación de puestos de trabajo», definió.
Padoán, si quisiera sostener a Pietropaolo, debería saber que a ningún gobernante le cae bien que le marquen los tiempos públicamente.
Habrá un nuevo ministro (o ministra) en Salud (otro de los cambios necesarios porque su titular jurará en un cargo legislativo); mientras que el Gobernador ya le habría avisado a los titulares de las carteras de Obras Públicas y Ciencia y Tecnología que el 10 de diciembre deberán desalojar sus despachos; en este caso por comprensibles razones políticas, debido a que Julio Schneider y Eduardo Matozo (a quienes el Gobernador describe como buenos funcionarios y mejores personas) ahora forman parte del sector Cambiemos por responder políticamente al Grupo Universidad que lidera José Corral.
El Gobernador Miguel Lifschitz entrará a transitar dentro de un mes la segunda mitad de su mandato. Cronológicamente la definición asegura una obviedad; pero en clave política tiene otro significado: buscar el sucesor; o la sucesora.