Con gran suceso se desarrollaron en Villa María las Jornadas Lecheras Nacionales. Hubo más de 600 asistentes y más de 30 empresas que expusieron productos y servicios. La visión y pasión de los productores y los recursos humanos seguirá siendo clave.
En esta edición organizada por TodoAgro y el Instituto de Ciencias Básicas Aplicadas de la Universidad Nacional de Villa María hubo 12 expertos de primer nivel, y desde su inicio hubo una fuerte representación de productores disertando, ya que a primera hora se desarrolló un panel de productores, en el que Rubén e Ignacio Scolari del establecimiento San Luis (Marull, Córdoba) y Ricardo Anghilante del establecimiento Santa Magdalena (Colonia Bicha, Santa Fe) explicitaron fortalezas de sus sistemas, uno de ellos confinado y otro base pastoril, con números y argumentos, que marcaron un camino “para seguir adelante”. En el cierre disertó Cristian Chiavassa, miembro de la familia propietaria de un tambo de producción intensiva de leche que cuenta en la actualidad con 1.200 vacas y produce 40.000 litros de leche por día.
En el transcurso del evento hubo recomendaciones para atender cuestiones esenciales referidas a la nutrición de la vaca y el macho Holando, el costo energético y el bienestar animal.
Hablan los números
Quien abrió el programa de las undécimas Jornadas Lecheras Nacionales, fue el ingeniero Jorge Giraudo, coordinador del Observatorio de la Cadena Láctea Argentina, instrumento creado por el Ministerio de Agroindustria de la Nación, cuya administración fue delegada a la Fundación para la Promoción y el Desarrollo de la Cadena Láctea Argentina (FunPEL) cuya principal función es recopilar, analizar y difundir información de la cadena láctea Argentina.
Indicó que desde fines de 2014 se abatió sobre la lechería mundial una «tormenta perfecta» en cuyo combo influyeron la desaceleración de crecimiento del PBI mundial, el bloqueo de Rusia, la caída del precio del petróleo, la reducción de importaciones de China, el fin de las cuotas de la Unión Europea y el consiguiente crecimiento de la producción, una mejora significativa de la relación precio/alimentos y condiciones climáticas favorables. Ese combo significó más producción y menos demanda. Agregó que ese cuadro global está cesando y comienza a rebotar aunque no con la fuerza que la cadena lechera necesita, y que la volatilidad seguirá siendo muy alta para el sector lácteo mundial.
Todo esos factores se combinaron con lo que sucedió en el mercado doméstico. Giraudo señaló que también hubo retracción del consumo desde esa fecha, lo que se acentuó con la devaluación del peso a fines de 2015 con el cambio de gobierno y el alto índice inflacionario que viene arrastrando el país. Además influyó la eliminación de retenciones que hizo llegar a 1,25 a la relación maíz/leche, el menor valor desde enero de 2002.
Este contexto, junto al impacto climático que azotó a diversas regiones productoras del país, hizo que la producción en Argentina cayera un 12,5% y llegara a 9.895 millones de litros de leche en 2016. En cuanto a la desaparición de tambos puntualizó que será del 5 al 10% anual en 2016 y 2017 (versus 1,9% promedio de la década anterior), aunque eso se sabrá cuando “bajen las aguas”.
Giraudo dijo también que el consumo cayó un 6%, a 201 litros por habitante/año, aunque “estaría estabilizándose”, en tanto que la producción de leche tras 11 meses consecutivos de caída, estaría recuperándose levemente y que ayuda a eso la buena relación maíz/leche (2,20) y soja/leche (1,36) y las mejoras en el clima.
Al referirse a los desafíos de la producción indicó que es necesario acortar la brecha tecnológica ya que hoy en el país, 650 tambos producen lo mismo que 7.600 tambos.
Asimismo indicó que el factor a mirar será cómo se comporta la oferta y que se prevé una recuperación de precios impulsados por menor producción, una demanda mundial saludable, y un leve crecimiento de las importaciones de China (+1,9%), salvo para leche en polvo entera.
Como asignaturas pendientes en la lechería argentina dijo que es necesario “no errar el diagnóstico, lograr consensos sectoriales, y priorizar las acciones a sabiendas que todo es mejorable”.
Entre las asignaturas pendientes a nivel país citó las obras de infraestructura, caminos y obras hídricas, mayor nivel de organización de la cadena, combate a la marginalidad, priorizar el factor humano; y una mayor inversión en tecnología y menores costos logísticos en el sector industrial.
El camino de la eficiencia energética
El ingeniero Miguel Taverna aportó mucho material para ayudar a los productores a bajar los costos de energía. Su presentación se tituló “El futuro de los tambos en tiempos de energía cara: Alternativas para reducir el consumo de energía eléctrica en tambos”. En diálogo con TodoAgro indicó que “es un tema que se viene trabajando a nivel internacional y en principio mostramos que en tambo cuando hablamos de energía hay dos formas, por un lado la energía directa referida a electricidad y combustibles y por el otro la energía indirecta que son fertilizantes y alimentos, elementos que en conjunto representan hasta un 15% del costo de la producción de leche”. Añadió que “en las jornadas trabajamos sobre el tema de la electricidad, cuyo costo no venía siendo importante y era insignificante, pero la situación ha cambiado y hay muy poca probabilidad de que esto se vaya a revertir, aunque sí hay alternativas que permiten reducir los costos”.
En esa línea puntualizó que la hoja de ruta para un productor es comenzar con una autoevaluación del sistema, definiendo cuánto consumo de electricidad cada 1.000 litros de leche que produzco. “Tenemos que trabajar para mejorar y reducir costos, pero también debemos recuperar energía. Por ejemplo el tanque de frío capta calorías de la leche para enfriarla y yo la puedo usar para calentar agua… eso representa una disminución del consumo de energía. Es decir primero hay que ser eficiente para usar la energía que tengo hoy. Una vez logrado esto podríamos pensar en energías alternativas”.
Al referirse a lo que debe enfocar el productor, Taverna dijo: “Primero verificar el funcionamiento del tanque de frío que representa hasta el 60% del consumo energético en el tambo, y lo puedo reducir un 50%, segundo el consumo de la bomba de vacío, el que incorporando un regulador de velocidad puedo reducir hasta un 50%, después recuperación de calor del tanque de frío para calentar agua puedo lograr hasta un 60% de reducción del consumo, también la instalación y mantenimiento del tanque de frío nos ayuda a bajar hasta un 30% de lo que hoy gastamos. Todo eso puede implicar una reducción de hasta un 50% del costo que hoy tenemos en el tambo”.
Nueva herramienta para la cría
La doctora Viviana Parreño, del Inta Castelar presentó en las Jornadas Lecheras Nacionales organizadas por TodoAgro, un nuevo producto biológico inédito en el mundo, que podría reducir a la mitad el número de muertes de terneros por diarrea neonatal, una enfermedad endémica que es responsable del 57 por ciento de los fallecimientos de esos animales hasta el año de vida.
Se trata del primer tratamiento biológico elaborado en el país, basado en inmunoglobulinas «Y» o anticuerpos «IgY», que busca dar una solución sanitaria a una enfermedad que puede afectar hasta al 60 por ciento de los terneros de rodeos de cría y al 100 por ciento en los tambos.
El desarrollo fue producto de una alianza público-privada conformada entre el INTA y el laboratorio Vetanco que constituyeron Bioinnovo.
La nueva fórmula está dirigida principalmente a los sistemas de crianza artificial en guachera para la producción de leche porque cubre el período «ventana inmunológica» que va desde los 7 hasta los 30 días de vida del ternero, en los cuales los anticuerpos calostrales disminuyen y el animal aún no alcanza a desarrollar una respuesta inmune adecuada.
Bioinnovo IgY DNT puede ser usado bajo dos modalidades: como tratamiento preventivo, en las primeras dos semanas de vida, o como un procedimiento terapéutico, en dosis más altas.
«La mortalidad puede llegar hasta el 20 por ciento del total de terneros infectados, pero además la enfermedad impacta en el desarrollo de los animales que sobreviven», señaló la responsable del Laboratorio de Virus Diarreicos del Instituto de Virología del INTA Castelar, Viviana Parreño, quien desarrolló el producto para Rotavirus y Coronavirus junto con las investigadoras Celina Vega y Marina Bok, en el marco de sus tesis doctorales.
La científica explicó que el producto «reduce la excreción de los agentes infecciosos en materia fecal, fuente principal de contagio y, por lo tanto, disminuye la carga de patógenos en el medio ambiente y la circulación de los agentes en los rodeos». Se trata del primer producto biológico de inmunidad pasiva, no transgénico, con anticuerpos contra Rotavirus A, Coronavirus, Escherichia coli y Salmonela, un logro científico desarrollado por la empresa conformada entre el INTA y Vetanco SA, en el marco del Programa de Impulso a las Empresas de Base Tecnológica, que promueve el Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva.
Un cierre esperanzador
El licenciado Cristian Chiavassa hace 14 años trabaja en el sector lechero en sistemas de producción intensivo en la firma Grupo Chiavassa que gerencia con sus padres y sus 3 hermanos. Grupo Chiavassa ordeña en la actualidad 1.200 vacas y produce 40.000 litros de leche por día. “Es un sistema de producción intensiva, donde confinamos animales en sistema de cama de compost y mucho uso de tecnología que nos permite gerenciar y gestionar en tiempo real a través de la medición de leche, la identificación electrónica y la actividad ruminal”.
Los Chiavassa comenzaron en la década del ´90 a confinar vacas con un sistema de corral seco que es de baja inversión aunque en zonas muy lluviosas como el centro-oeste de Santa Fe generaba muchos problemas por el barro en los corrales, el estrés calórico, aumento de mastitis y problemas podales, y se caían fuerte los indicadores productivos y reproductivos.
A partir de la instrumentación hace 4 años del sistema de cama de compost bajo galpón, y tomarle la mano al sistema, el tambo de los Chiavassa empezó a estabilizarse y crecer.
Chiavassa invitó a ser prudente cuando se decide la estabulación de vacas e indicó que es necesario “trabajar de manera profesional, basados en un sólido equipo de trabajo. Es un equipo que acepta desafíos y hoy estamos bien en producción y calidad de forraje, en reproducción y en gerenciamiento estamos bien, quizás nos falta en bienestar animal, para que todos las vacas tengan los beneficios de que hoy gozan las 430 vacas bajo el galpón”.
Respecto al costo del sistema, Cristian Chiavassa dijo que “así como está armado, nuestro sistema con estructura de alma llena, completamente galvanizada, con 15 metros cuadrados por vaca en el área de descanso y donde la vaca come, cuesta 2.100 dólares por vaca, aunque se puede hacer más barato”.