Con insultos y huevazos empañaron la caminata a De Narváez y De Angeli

OTRO INTENTO DE AGRESION EN LA CAMPAÑA – Un pequeño grupo de personas se ocupó de empañar ayer el desembarco de Francisco de Narváez en San Martín, en el primer cordón del conurbano.El candidato de Unión-PRO llegó allí junto al dirigente rural Alfredo De Angeli. Los saludos que esperaban recoger se mezclaron con insultos, empujones y hasta con un par de huevazos que no dieron en el blanco. Hubo, por ese episodio, un detenido.

No fue técnicamente un escrache, porque quien «escracha» suele identificarse. Los que insultaban al empresario se presentaron como simples «vecinos» que reaccionaron «espontáneamente» ante su visita. Dejaron dudas. Algunas de sus consignas parecían sacadas del arcón de frases de campaña del kirchnerismo.

«¡No queremos volver a los 90!», gritó un joven que, al igual que De Narváez, llevaba un tatuaje en el cuello, una solitaria estrella roja. «¡Chorro! ¿Contame cómo hace un peronista para hacer tanta guita?», preguntaba otro muchacho, mientras pujaba por acercarse al bien custodiado candidato. En el tumulto, un par de metros atrás, caminaba De Angeli. Acostumbrado a estar del lado de quienes protestan, se veía algo desorientado.

«Alfredo puso la cara y planteó la necesidad de reglas claras y estables; que los legisladores trabajemos para resolver los problemas y no para generarlos», lo elogió De Narváez. De cara a la elección, agregó que su principal rival, el ex presidente Néstor Kirchner, «ya perdió por tanto maltrato, tanta agresión y tanto conflicto innecesario. Ya se derrotó a sí mismo».

De Angeli aclaró que su presencia en el conurbano respondía más a su cruzada anti K que a su alineamiento con la fórmula De Narvaéz y Felipe Solá. El entrerriano señaló que los acompaña «cómo lo hago con otros dirigentes comprometidos con el campo».

La caminata por el centro comercial de San Martín partió de la plaza central. En el distrito manda el kirchnerista no peronista Ricardo Ivoskus, quien curiosamente en sus afiches de campaña lleva el mismo logotipo (la tecla «play» en amarillo) que el PRO de Mauricio Macri. Pese a esa coincidencia, un clima hostil se notó ni bien llegó el candidato.

Un huevo surcó el aire, luego hubo un segundo intento. La mala puntería del agresor no le sirvió de excusa ante la rápida intervención de la Policía, que lo detuvo de inmediato. En la Comisaría 1° de San Martín, donde el hombre permaneció «demorado» varias horas y se inició una causa, se tomó declaración a dos personas que fueron víctimas de esos huevazos.

Tras ese incidente, en una breve caminata por la peatonal, la cara del candidato reflejaba su mal humor. Recibió afecto de muchos, pero una cartulina que portaba un tal Leonardo Gross le recordó todo el trayecto que no para todos era bienvenido. El letrero lo acusaba de «generador de desocupación» y lo firmaban «ex trabajadores de Casa Tía». Clarín preguntó a Gross sobre su hostilidad y él, demasiado joven como para conocer la historia de esa cadena comercial, relató el caso de una tía despedida.

«Queríamos discutir con él, porque el único lugar donde lo vemos es en los cárteles», señaló el muchacho, que remató su frase bautizando al empresario como «el candidato del cartel». Sólo un acento le faltó para volver a vincular a De Narváez con la controvertida causa de la efedrina. Mucho ingenio. Demasiado como para que su presencia allí no despertase dudas.

(Clarín)