Se realizó este viernes 3 de junio una nueva edición «Ni una menos», en este caso, sobre Av. San Marín y Tibaldo de la ciudad de Villa Ocampo.
Este año, no hubo marcha ni movilizaciónes, sino montaron un escenario sobre la avenida, con una puesta en escena sobre las diversas maneras de vida de la mujer: trabajadora, ama de casa, profesional, madre.
Así, a micrófono abierto, fueron pasando las mujeres y fueron expresando sentimientos, poemas, momentos de la vida cotidiana que vive la mujer y su convivencia con el hombre.
A modo de síntesis, tomamos una de las expresiones, dichas por Virginia a micrófono abierto:
«El 3 de junio del año pasado dimos el grito poderoso y airado. Cientos de miles de personas nos encontramos en la calle en distintos lugares del país para ser la voz de quienes ya no podían gritar, víctimas de la violencia femicida. hoy, a un año de esta gran acontecimiento, nos volvemos a unir bajo la consigna «VIVA NOS QUEREMOS». Basta de inequidad, basta de disciplinarnos por medio de la violencia. basta de convertir nuestro cuerpo en cosas. Basta de ser considerada propiedades de otro. Basta de callarnos.
«Aquel grito del 3 de junio pasado, que se impuso en la agenda pública y que se replicó en cada conversación, produjo algunos efectos. El más poderoso: la visibilidad y jerarquización de la problemática de la violencia machista y el empoderamiento de los colectivos feministas.
«Todos y todas sabemos de que se trata cuando se dice «Ni Una Menos» y el peso de la condena social, trae cada vez mas fuerte sobre los agresores.
«Se abrieron observatorios para generar cifras oficiales que den cuenta de cómo actúa la violencia femicida y se crearon protocolos para saber cómo intervenir en estos casos. Se consiguió también la sanción de una Ley fundamental, como la de patrocinio jurídico a las víctimas de la violencia machista.
«Sin embargo, si investigamos las estadísticas los números que nos arrojan no son alentadores. 286 víctimas de femicidio en el 2015 y 66 nuevas muertes en los primeros cien días del 2016. La organización «La Casa del Encuentro» revela, que entre el año 2008 y 2015 se registraron 2094 femicidios. Estas cifras nos imponen temblar las gargantas y tomar las calles nuevamente.
«La muerte es el extremo de la violencia que busca disciplinar a las mujeres y a todas las personas que se revelan al pacto patriarcal y eterosexual. Pero la violencia machista, también mata, lentamente, cuando coarta libertades, participación política y social, la chance de inventar otros mundos, otras comunidades, otros vínculos…
«Cuando nos dicen cómo vestirnos y cómo actuar, matan nuestra libertad. Cuando nos insulta o nos juzga por el modo en que disfrutamos nuestros cuerpos, mata nuestro derecho a poner en acto su inmenza potencia.
«Cuando nos niega la palabra en el espacio público, la silencia o la minimiza, mata nuestro derecho a cambiar el mundo para todos y todas. Cuando nos impone la tarea doméstica y de cuidado como si fuera un deber exclusivo y natural, mata el libre uso de nuestro tiempo. Cuando nos niega la igualdad en los salarios aunque hagamos el mismo trabajo, mata nuestra autonomía. Cuando avasalla o abusa de nuestros cuerpos, mata nuestra integridad. Cuando pretende controlar nuestra capacidad reproductiva, mata nuestro derecho a elegir.
«Decir «Ni Una Menos» no fue, «No es», un ruego ni un pedido. Es plantarse de cara a lo que queremos: Ni una víctima más, y decir que nos queremos vivas, íntegras, autónomas, soberanas. Dueña de nuestros cuerpos y nuestras trayectorias vitales. Dueña de nuestra elecciones.
«Decir «Ni Una Menos», fue tejer una trama de resistencia y solidaridad contra los guiones patriarcales de la rivalidad entre mujeres y el pánico moral frente a quienes no se reconocen ni mujeres ni varones.
«Hoy, volvemos a inscribir nuestras libertades en la trama de las luchas por los derechos humanos. Las historias de nuestra liberación, son parte de miles de nuestras historias.
«Este 3 de junio, volvemos a las calles para alimentar un movimiento transversal y poderoso, porque es la vida la que está en juego. La vida, nuestra libertades y la posibilidad de conformar una trama común que las ampare y sostenga.
«Hoy, nos encontramos pidiendo nuevamente Justicia, por la que ya no tienen voz, fortaleciendo las redes políticas de afecto y solidaridad, reafirmando los puntos centrales por los que hace un año salimos a las calles, para que realmente se hagan efectivos.