La Historia secreta de la bandera que flameó en Vilcapugio y Ayohuma

EL AÑO DEL BICENTENARIO – Nuestro mayor símbolo, la Bandera, tiene las heridas propias de quien ha pasado por la guerra. Por el Instituto Superior Particular Incorporado Nº 4026 «Santísima Virgen Niña» .Es que dicen los que saben atravesó el denso aire de la derrota que Manuel Belgrano pensador y abogado, metido a militar sólo por necesidad de la historia sufrió en las batallas de Vilcapugio y Ayohuma, a fines de 1813.

Dicen, también, que alguien salvó de manos españolas ésta y otra bandera secundaria, escondiéndolas en una pequeña capilla, de curato de Mancha, en la actual Bolivia. Que el cura y el campanero fueron fusilados, por ocultarlas. Que allí fueron descubiertas recién en 1890. Y que, luego de una pequeña batalla diplomática iniciada por el gobierno de Mitre, sólo una de ellas fue devuelta a Buenos Aires en 1895.

Si esta historia es cierta, aquella misma bandera recuperada es la que hoy duerme en una silenciosa vitrina del Museo Histórico Nacional y una de las más antiguas conservadas. Otros, en cambio, sostienen que la bandera enviada desde Sucre era de color roja y azul.

De colores desvaídos, poco menos que inexistente, de la bandera que sobrevive en el Museo Nacional ha quedado lo especial casi: su significado. “Para Belgrano, la bandera nunca fue un fin en sí mismo, sino un instrumento para lograr la libertad”, dice el historiador José Ignacio García Hamilton.

Celeste y Blanca, Belgrano buscó con ella expresar con imágenes muy concretas la independencia de España que buscaba, más decididamente que algunos de sus contemporáneos. De hecho, enarboló una primera bandera en las barracas de Rosario, en febrero de 1812. “La mandé a hacer blanca y celeste conforme los colores de la Escarapela nacional, espero que sea aprobada por usted”, le escribió a Bernardino Rivadavia, entonces Secretario del primer Triuvirato. Pero no todos buscaban la Independencia, como Belgrano- relata el Dr. Juan José Cresto, Director del museo Histórico Nacional. Así que Rivadavia ordenó que ocultara disimuladamente esa insignia e izara, nuevamente, la roja y amarilla de la armada española. Nadie sabe qué hizo Belgrano, pero yo imagino que la guardó. Y que en Tucumán volvió a desplegar la misma bandera, contra las tropas españolas, a quienes venció junto a Martín Miguel de Güemes”, pondera Cresto.

Existen por entonces varias banderas y versiones de las mismas: de dos y tres franjas, celestes o azules pero es la idea de Bandera la que siguió avanzando empujada por jóvenes como San martín y Holmberg, decididos como Belgrano a la emancipación. Y que presionaron a la Asamblea del año XIII a elegir símbolos Patrios para visibilizar la idea de Independencia: escudo, himno y bandera. “Pasos graduales, pero definitivos hacia la Independencia”.

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