NACIONALES – EN EL PRIMER TRIMESTRE – Para el INDEC, en el primer trimestre de este año, la canasta básica de alimentos, que cubre los requerimientos normativos energéticos y proteicos de un hombre adulto, tuvo un costo promedio de unos $143 mensuales. Para la familia tipo habitualmente considerada(1), el costo fue $443. Este monto define –en la valuación del organismo oficial- la línea de indigencia de esa familia.Sin embargo, como se ha mostrado en varias oportunidades, la cifra es diferente si los componentes de la canasta se valúan con los precios relevados en forma independiente. Para la misma familia tipo, el ejercicio indica no sólo un costo de la canasta básica de alimentos significativamente mayor que el reportado por el INDEC, sino creciente desde el inicio del año. El promedio mensual del trimestre es de $652, pero con un incremento de casi 4% entre enero y marzo.
Este aumento, debe observarse, coloca el costo de la canasta básica de alimentos en un nivel muy cercano al punto máximo de marzo del año pasado, cuando pegó un brusco salto como consecuencia del primer paro agropecuario. Desde entonces la tendencia cambió, con un descenso significativo, hasta llegar a un mínimo en diciembre (una baja acumulada cercana a 10%). En el primer trimestre de este año, empero, el costo de la canasta básica de alimentos volvió a crecer y no poco; el alza respecto del trimestre anterior es de 5.4%.
Si los precios de los alimentos básicos –medidos en forma independiente- aumentaron en los meses recientes a un ritmo mayor que en los trimestres previos, más aún lo hicieron los componentes no alimentarios de la canasta básica total, que define la línea de pobreza. En buena medida, esto es consecuencia de los ajustes de las tarifas de los servicios públicos que integran esta canasta, como el transporte, por ejemplo. El INDEC reconoce esta situación cuando indica que el factor de expansión para llegar a la canasta básica total subió de un promedio de 2,21 en el cuarto trimestre del año pasado a 2,24 en el primero de este año(2). En este lapso, la canasta básica total valuada con los precios relevados en forma independiente aumentó 7% (casi 5% entre enero y marzo últimos). Su costo para la familia tipo alcanza ahora a casi $1.500 (vs. algo menos de $1.000 en la versión del INDEC). Este valor supera el de marzo de 2008, cuando sufrió los efectos del paro agropecuario.
Esto sugiere que la mejora en la incidencia de la pobreza que puede haber resultado de la desaceleración de la inflación de los alimentos básicos y del mantenimiento de las tarifas de los servicios públicos entre el segundo y el cuarto trimestre del año pasado, probablemente se haya diluido –al menos en parte- en este trimestre inicial de 2009.
Desde luego, el efecto neto depende no sólo de la evolución de la canasta básica sino de los ingresos de los hogares, y éstos, a su vez, de lo que ocurra en el mercado de trabajo. En el mismo período en que disminuyó el costo de la canasta básica (factor positivo), se produjo una fuerte pérdida en la capacidad de generación de empleo (factor negativo) y no hay datos claros sobre lo ocurrido con los salarios (véase la nota a continuación). En cualquier caso, parece difícil que una eventual mejora del balance entre ambos factores entre el segundo y el cuarto trimestre de 2008, haya sido significativa. Lo más probable es que la incidencia de la pobreza (estimada en algo más de 32% en el primer semestre de 2008) no haya cambiado mucho en ese lapso. Si, como es igualmente probable, ese balance empeora este año, podría esperarse un aumento de la pobreza en el margen.
La estadística pública no está registrando adecuadamente el problema, y es del todo posible que la subestimación esté creciendo. La brecha entre la línea de pobreza valuada con los precios relevados en forma independiente, y la informada por el INDEC es ahora de 50%; esto es casi 6 puntos más que a comienzos del año. Esta brecha –que a igualdad de las demás condiciones, se refleja en la medición de la pobreza- es la más alta desde enero de 2007.
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