De invernar en la base Esperanza de niña a convertirse en una científica antártica

La Licenciada Micaela Anahí DIAZ, veinte años después, cuenta sus recuerdos sobre esta experiencia que fue determinante en su vida cuando tenía ocho años de edad, que permaneció un año en la Antártida Argentina, en la única instalación científica antártica donde viven familias.

Estuvo junto a su padre, el entonces Sargento Primero Alberto Luis DIAZ, integrante de la Dotación Anual 2004 de la entonces Base del Ejército Esperanza y su madre, la maestra jardinera, Elizaberth Liliana ACACIO de DIAZ y sus hermanos Maximiliano (12) y Karen Ailén (1).

Nos comenta su vivencia en la Antártida y nos dice que fue tan intenso lo vivido durante ese año que, ya a bordo del rompehielos ARA Almirante Irízar, de regreso a sus respectivos hogares, los chicos, relata Micaela, «nos dimos vuelta para mirar la base y nos prometimos que, en algún momento, íbamos a volver».

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En la actualidad, ya con el título de licenciada en Protección y Saneamiento Ambiental por la Universidad Nacional de la Patagonia San Juan Bosco, fue becada por la Agencia Nacional de Promoción Científica y Tecnológica en el Instituto Antártico Argentino y el Instituto de Investigaciones e Ingeniería Ambiental de la Universidad de San Martín para estudiar la «Presencia y distribución de fármacos de la familia de los antiinflamatorios no esteroides en aguas, sedimentos y organismos testigo en las inmediaciones de la base Carlini, tema del doctorado que comenzó este año y, sueña, que quizás la acerque en algún momento a pisar otra vez el continente blanco.

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Concluye su relato diciendo: «Mi objetivo es volver al sexto continente y me preparo para hacerlo con conocimientos y herramientas. Me parece mentira ser parte de los hombres y mujeres que sienten una pasión real por lo que hacen. Ojalá pueda aportar algo a la ciencia antártica argentina».

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