Villa Ocampo: Historias de los que no pueden contar su historia

En esta oportunidad rescataremos la historia de Leonardo Pividori, un hijo de inmigrante italiano que vino a esta zona a trabajar y poblarla. Hoy, descansa en el museo a cielo abierto del Cementerio de Isleta.

estelaPor ESTELA YACCUZZI

Agradezco a una de sus nietas, Elba Cecilia Pividori de Yaccuzzi, por contarnos sobre la vida de su abuelo y acercarnos el libro de la familia Pividori, de donde extrajimos algunas referencias.

En la colonia Avellaneda, el 12 de enero de 1885, el hogar formado por Juan Valentín Pividori y Doña Ángela Goy, dio la bienvenida a un niño al que bautizaron con el nombre de Leonardo Nicolás.

Trabajó desde niño en todas las actividades del campo, en la concesión que el general Obligado le había cedido a cada familia de inmigrante. Con 24 años de edad se casó con Catalina Zupel, hija de Don José Zupel y de Doña María Buseghin. El casamiento civil fue en Reconquista, el 19 de mayo de 1909, y la ceremonia religiosa en la Iglesia Nuestra Señora de la Merced en Avellaneda, el 19 de junio. Durante ese periodo, aunque estaban ya casados por civil no convivían, cada uno en su casa hasta el casamiento por iglesia. (los tiempos han cambiado).

En un primer momento, fueron a vivir a la colonia Avellaneda, en casa de la familia Pividori que tenían 14 hijos. La nueva pareja debía compartir con esa familia numerosa y las relaciones no eran las mejores.

Ante esta situación, su suegro Don José Zupel, le construye un rancho de adobe y paja cerca de su propiedad. Allí nacieron siete de sus hijos: Regina, Evaristo, Zunilda, Adela, Armando, Leonilda e Irene.

Después de varios años de trabajar con su suegro, Don José lo acompaña hasta Villa Ocampo para ver la posibilidad de comprar un lote de tierra en esta zona, donde ya había viviendo varias hijas de Don José Zupel. Así que le aconsejó comprar un lote de 200 hectáreas en Campo Bello, propiedad de Carlos Rouge, el dueño de la curtiembre.

Allí construye un rancho de barro y paja para traer a su esposa y sus hijos más pequeños, dejando a los más grandes con los abuelos Zupel en Avellaneda, aquí nace Nemesio y Elena.

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Las cosas comienzan a mejorar a costa de mucho trabajo y sacrificio; se trasladan a un galpón mientras construyen una gran casa de material en la parte más alta del lote, por el peligro a las inundaciones del Paranacito. Constaba de cuatro grandes habitaciones con una galería de 22 metros y una cocina amplia, frente al comedor para albergar a la numerosa familia. Allí siguen llegando los hijos, en 1927 Agustín y en 1929 nace María quien fallece junto a su madre por una hemorragia debido al parto.

Leonardo con mucho dolor junto a sus 9 hijos buscan seguir adelante. Regina con solo 17 años se tuvo que hacer cargo del cuidado y crianza de sus hermanos; aunque recibieron mucho apoyo de sus tías Zupel que Vivian en Ocampo: Regina, Dusolina, Mercedes. 4 de ellas casadas con Yaccuzzi y María mi abuela casada con Lázaro, pero esta ya había fallecido, también por complicaciones durante el parto, y Celestina e Irene casadas con Carlos y Marcelo Stechina.

Todavía le faltaba a Leonardo y familia transitar otro dolor, en una visita a la casa de los abuelos Zupel en la colonia de Avellaneda, dos de sus hijas Regina y Zunilda estaban jugando en el patio de repente caen al suelo perdiendo la movilidad de sus piernas, desesperados las llevaron hasta el hospital donde le diagnosticaron parálisis infantil, debido a la epidemia de poliomielitis que ataco a muchos niños en el país y en nuestra zona entre 1933 a 1935 y luego otro brote importante entre 1956 y 1957.

gentileza ocampense