“Esta foto de hoy la venimos viendo desde septiembre del año pasado y no pudimos revertirla”, se sinceró el candidato del peronismo, Marcelo Lewandowski, al reconocer la dura derrota que sufrió en la disputa por la gobernación por 30 puntos y estampó la frase de una muerte anunciada, la del peronismo santafesino.
El puñal radical de las PASO se clavó más hondo aun en las generales con una elección histórica y le quitó el pulso al justicialismo, que perdió la gobernación y la mayoría histórica del Senado y no ganó ni la Cámara de Diputados ni las ciudades de Rosario y Santa Fe. Ni siquiera triunfó en Rafaela, bastión del gobernador Omar Perotti. “Una jornada dura para el peronismo. Ahora hay que replantearse dónde estuvieron los errores. Es hora de que construyamos y reconstruyamos”, dijo Lewandowski.
No tan rápido, compañero, podrán decirle. No es borrón y cuenta nueva, básicamente, porque la derrota fue paliza y porque el desgaste viene desde hace tiempo. Paradójicamente, desde el día en que ganó la gobernación con Perotti y volvió al poder después de 12 años se engendró un ambiente de división que se vio en cada cierre electoral y en la gestión. Allí otra imagen: perdió en cuatro años lo que le costó conseguir más de una década.
El boleto picado para el peronismo se dejaba ver en la campaña, paupérrima, sin ningún tipo de cohesión, sin liturgia y con la unidad olvidada en el manual peronista. “Nos faltó empezar antes la campaña, con otra estructura y con otro apoyo”, dijo Lewandowski. Básicamente, le faltó todo.
Ni la marcha peronista se escuchó en el búnker cuando terminó de hablar. La hora de volver al llano, del despoder, de volver a ser oposición y, encima, contra el gobernador electo, Maximiliano Pullaro, que asumirá empoderado con mayoría en Diputados y una victoria arrasadora.
¿Cómo plantarse ante ese nuevo escenario político con una división interna despiadada desde hace años, sin rumbo ni conducción, y con la única ficha apostada a Sergio Massa a nivel nacional, que no entusiasma demasiado? El peronismo santafesino es tierra arrasada. Siempre habrá lugar para un brote verde en la política que asome de a poco, pero deberá regar bastante y esperar un rayo de sol luego de que pase el huracán Pullaro.
gentileza letrap