¿Existe la lógica en una elección política?. ¿Pueden las encuestas en estos tiempos de tremendo fastidio social predecir resultados de una elección?. ¿Hubo “Focus Group” en Santa Fe?
Revisando las PASO del 28 de abril del 2019, el resultado en los dos grandes frentes participantes (Juntos y FPCyS) no se alteró en las generales del 16 de junio. La diferencia sustancial con las PASO de este domingo, es que hace cuatro años solamente competían – con chances – dos precandidatos: Omar Perotti y Antonio Bonfatti, que fueron ratificados como candidatos.
Este domingo 16 habrá verdaderamente PASO (Primarias Abiertas Simultáneas y obligatorias) en los dos grandes frentes participantes: Unidos para Cambiar Santa Fe y Juntos avancemos, con tres y cuatro precandidatos respectivamente, de los cuales saldrán los dos que competir por el Sillón del Brigadier el 10 de setiembre.
El peronismo sin sorpresas (aparentes)
El “peronismo” (Juntos avancemos) tiene, como ocurriera en los años 2015 y 2019 con Antonio Bonfatti y Miguel Lifschitz, al Gobernador Omar Perotti como precandidato a primer diputado provincial, lo cual presupone un interés extraordinario por sobre la categoría Gobernador, en la cual la “lógica”, avalada por las encuestas, descuentan el triunfo del candidato del oficialismo Marcelo Lewandowski por sobre sus tres competidores: Marcos Cleri, Leandro Busatto y Eduardo Toniolli.
¿Dónde residiría entonces el “interés extraordinario”?: en la categoría Diputados, donde la “lógica”, y también las encuestas, sindican a Omar Perotti como ganador entre las ocho listas participantes, pero ¿con cuántos diputados propios dentro de los constitucionales 28, una vez que se haga el reparto D´Hont?.
Vale decir que en el peronismo la “lógica” y las encuestas no prevén sorpresa alguna. A menos que el Gobernador no lograre intercalar la cantidad de diputados propios que su rango le exige: no menos de veinte.
La oposición es toda una incógnita: ¿Habrá “lógica”ó sorpresa?
El mayor interés de los politólogos, encuestadores, analistas de opinión e interesados en la sociología política en particular, radica en la interna entre Carolina Losada y Maximiliano Pullaro dentro del frente Unidos (para Cambiar Santa Fe), sobremanera por cómo se desarrolló la campaña, con peculiaridades poco frecuentes por estos pagos.
De movida nomas, los mensajes de los discursos de presentación de candidaturas fueron estudiosamente dirigidos a generar en la sociedad una imagen inconsciente del otro, sea predicando subliminalmente sus debilidades estructurales como contraposición de las fortalezas propias; o lisa y llanamente esculpir una figura deplorable del adversario.
En el caso de esta interna habrá que convenir que los asesores de campaña, expertos en marketing y comunicación política de ambos candidatos, trabajaron en condiciones ambientales muy inestables por la alta volatilidad en el medio ambiente que se había generado, hasta que Carolina Losada hizo volar todo por el aire cuando descerrajó que si Maximiliano Pullaro le ganase la interna, ella no lo acompañaría rumbo a la general, “por profundas diferencias éticas y morales”. ¿Incorrección política en su máxima e inédita expresión, o maquinada estrategia de apertura sentimental de sinceridad total?.
Maximiliano Pullaro apeló al diseño de una campaña tradicional, estructurada sobre la base territorial del radicalismo; evitó confrontar con su adversaria y pregonó sus proyectos recorriendo centenares de pueblos y ciudades.
Carolina Losada, en cambio, apostó al contraste de su novedosa figura en la política – aunque hace dos años que es Senadora nacional – con precisamente lo que “los políticos” (tradicionales) tienen acostumbrada a la sociedad, interpretando lo que un Focus Group realizado en cinco ciudades importantes de la Provincia, marcó sobre fines del año pasado lo que buscaba la sociedad.
En definitiva, la “lógica” en esta campaña la encarnó Maximiliano Pullaro; ¿podrá imponerse a “lo nuevo” que preconizó Carolina Losada?.
Las encuestas estarían reflejando que ambas tendencias no se sacarían una ventaja considerable. A menos que se equivoquen.