Hay una sensación en el microclima político que en estas elecciones PASO del 16 de julio el electorado, lógicamente sin saberlo, estará dirimiendo además de sillones ejecutivos y bancas legislativas, liderazgos políticos internos en varias fuerzas.
Por: Darío H. Schueri – Desde Santa Fe
“Calma radicales”, ahora más que nunca
“Calma radicales” es una frase histórica cuyo origen se desconoce, pero se le atribuye a un convencional radical, que ante una de las tantas rupturas o divisiones gritó pidiendo una tregua. Por estas horas el centenario Partido está inmerso en una pública y a la vez soterrada pelea fratricida de insospechado alcance y daños.
¿Quién empezó primero?.
En términos militares, podría decirse que Maximiliano Pullaro realizó un sutil “ataque preventivo” hacia quien aún no era su contrincante interna Carolina Losada, cuando en su simbólico lanzamiento en el medio de un campo en Esperanza, hizo alusión a su origen y virtudes políticas: “yo vivo en Santa Fe, recorro y conozco la Provincia y sus problemas”, definió; hecho que el “losadismo” tomó inmediatamente como una innecesaria provocación. ¿”Y por qué se dieron por aludidos”?, infirieron irónicamente desde el campamento “pullarista”.
Una semana más tarde, Carolina Losada en su video lanzamiento devolvió gentilezas con munición de mayor calibre, al prometer que en su gabinete no tendría personas “ligadas al narcotráfico”.
El conato de guerra estaba en ciernes. ¿Se pondría en práctica?.
Mientras tanto, Pullaro busca hacerse fuerte en el Departamento General Obligado, donde la dupla Scarpín – Losada (con la inestimable ayuda del senador Marcón) hicieron la diferencia ganadora en las legislativas nacionales del 2021; y le encomendó a una de sus manos derechas, el infatigable vicepresidente del bloque de diputados Fabián Bastía, armador territorial de Gral Obligado junto con San Javier, Vera y Garay, que no le pierda pisada a lo que ocurre en aquel lejano territorio Comanche.
Pero pasaron cosas.
Después del último fin de semana largo, Losada arrancó formalmente su campaña electoral en TN con Joaquín Morales Sola donde, para sorpresa de propios y extraños, hizo – en términos militares – “uso excesivo de la fuerza”, al endilgarle a Maximiliano Pullaro, ya sin elipsis, “vínculos oscuros con el narcotráfico”, y otras no menos duras definiciones descalificadoras hacia su rival interno.
La guerra había sido declarada formalmente.
Pullaro adoptó como estrategia no responderle directamente a Losada, a quien más bien aconsejó que “cambie su tono agresivo y que se concentre para favorecer la unidad en el espacio opositor, además de contar sus planes de gobierno”; Losada no le cree semejante altruismo, y acaba de enviar cartas documento tanto a Google como a Meta (controlante de Facebook e Instagram) para que dejen de publicar contenidos “antijurídicos e injuriantes por cuanto se relacionan con contenidos lesivos”, en el convencimiento de que mientras el líder pregona la paz, su gente le hace guerra de guerrillas.
Se suman otras fuerzas a la guerra.
Hasta Amalia Granata se sumó a una contienda que en principio no es suya, aportando datos – en contra de Losada – Scarpín – en sus redes sociales. Y ahora acaba de aparecer Elisa Carrió con una denuncia contra Pullaro.
Las alarmas partidarias se encendieron.
De acuerdo con un sondeo realizado por este Diario entre dirigentes radicales, hay suma preocupación por el insólito viraje que tomó la “pre campaña” (formalmente las campañas electorales comenzarán el 16 de este mes) y consideran que debería acordarse un armisticio para que el propio frente Unidos no termine perjudicado.
La “tercer contrincante” Mónica Fein (PS) propone un debate con Pullaro y Losada “para debatir propuestas de gobierno concretas”.
Un observador rosarino ajeno a la política, nos hizo notar que efectivamente en focus group el frente Unidos estaría debilitándose – ¿a favor de Lewandowski? – como consecuencia de esta refriega entre radicales.
La Rosa socialista busca el riego de votos para no marchitarse
El Partido de la Rosa (socialismo) sin llegar a la virulencia pública de los radicales, tampoco está pasando por su mejor momento político; casi diríamos que atraviesa el peor desde su fundación, con una profunda división entre “bonfattistas” y “lifschiztas” que derivó nada menos que en la conformación de dos listas para diputados provinciales encabezadas por las partes en pugna: Clara García (viuda de Miguel Lifschitz y candidata oficial de Mónica Fein) y Antonio Bonfatti a manera de colectora; circunstancia que involuntariamente podría terminar fortaleciendo al sector en las definitorias PASO, no sólo por la cantidad de bancas que colaría en la grilla definitiva de Unidos, sino como test partidario.
Peronismo en busca del “jefe”
Evidentemente Omar Perotti, aun habiendo llegado a lo más alto de la cima: la gobernación, nunca fue reconocido como el líder del peronismo, en los términos en que lo define la política y el peronismo en particular. Por nada la Liga de presidentes comunales Pueblos Libres – y el peronismo rosarino- “se le paró de manos”, exigiéndole en la noche del cierre de listas que el precandidato a gobernador sea Marcelo Lewandowski en lugar de Roberto Mirabella a quien, justo es reconocerlo, Perotti nunca había nominado.
Perotti deberá sacar “chapa de líder” el 16 de julio, imponiendo en la categoría diputados que encabeza la mayor cantidad de candidatos propios posibles (habrá 8 listas de diputados en el frente peronista) para que el 10 de setiembre cuando se supone “indefectiblemente” el peronismo de su mano obtenga los constitucionales 28 diputados, no tenga que discutir con propios y ajenos la presidencia de la Cámara. Y el liderazgo partidario.
¿Y Marcelo Lewandowski?. Sabido es que hasta diez minutos antes de ser “el elegido” ¿por la Casa Gris?, el actual senador nacional desafiaba abiertamente al Gobernador y su supuesto delfín Roberto Mirabella.
El “polaco” naturalmente no responde a Omar Perotti (su reemplazante en el Senado se fue del bloque perottista) y estará dispuesto, en caso de ganar, a confrontar jefaturas.
Elección de liderazgos partidarios
La enconada disputa entre Maximiliano Pullaro y Carolina Losada dentro del radicalismo, el cisma socialista y la puja por la conducción en el del peronismo, trasciende los límites electorales de la boleta (única) para adentrarse en la sempiterna lucha por el poder.
El 16 de julio la población que acuda a las urnas y vote por uno de los dos precandidatos radicales a gobernador dentro de la “interna de la interna” de Unidos (la otra parte la constituye el PS), no solamente estará definiendo el contendiente de su favor para las generales, sino – inconscientemente – inclinará la balanza interna en el centenario partido entre dos facciones (NEO y MAR) que hace tiempo hacen fintas, y a las cuales les llegó la hora.
De la misma manera en el Partido Socialista, Clara García y Antonio Bonfatti, en este caso asemejándose más a la tradicional interna partidaria por la composición del “voto duro” en las PASO, entronizarán el 16 de julio el liderazgo en el PS.
Del peronismo y su devenir ya nos ocupamos en el segmento partidario. Después de Carlos Reutemann y Jorge Obeid, el Partido está en una larga transición en busca del Macho Alfa, que el 10 de setiembre se sabrá si es Omar Perotti o Marcelo Lewandowski.
¿”Y a nosotros porque nos dejan afuera”?, tendrían derecho a reprocharlos con razón y justicia desde sus precandidaturas gubernamentales Marcos Cleri, Eduardo Toniolli y Leandro Busatto.
Mientras tanto, el ministro de Economía Sergio Massa arribó de la lejana China con máas promesas que realidades, para evitar que el colapso de la economía deje sin efecto todo lo escrito.