En los últimos 70 días los pasivos monetarios aumentaron en $ 2 billones y el dólar se acercó a los $ 300. Si seguimos a este ritmo vamos a $ 400 a fin de año.
El gobierno pretende engrosar las reservas del Banco Central y despejar las dudas de corto plazo. En primer lugar, utilizó un tipo de cambio diferencial para la soja, de esta forma se agilizaron las liquidaciones y las reservas treparon a la zona de los U$S 38.000 millones.
En segundo lugar, se llegó a un acuerdo con el FMI por el cual desembolsará unos U$S 4.000 millones, que servirán para pagar deuda con el propio organismo.
En tercer lugar, se consiguieron fondos de organismos internacionales por un monto aproximado a U$S 3.000 millones. De esta forma, entre lo que ingresa y hay que pagar, las reservas se reacomodarían en torno de los U$S 40.000 millones.
El ingreso de dólares al Banco Central no es gratuito, Argentina no tiene superávit fiscal ni cuasifical, por ende, todo dólar que ingresa necesita como contraparte emisión de pesos.
El 1 de julio dejó el cargo Martín Guzmán, las reservas eran de U$S 42.358 millones, y los pasivos monetarios sumaban $ 9,5 billones.
Con fecha 8 de septiembre y con Sergio Massa como Ministro, las reservas ascienden a U$S 37.284 millones y los pasivos monetarios suman $ 11,6 billones.
Esto nos muestra que las reservas son como el cangrejo (caminan para atrás), mientras que los pasivos monetarios son una liebre que corre hacia adelante.
El 1 de julio el dólar MEP valía $ 247 y el dólar de equilibrio nos daba $ 224.
El 8 de septiembre el dólar MEP valía $ 273 y el dólar de equilibrio $ 311.
En la actual coyuntura las expectativas lucen muy positivas, el viaje del ministro a Estados Unidos llevó tranquilidad a los mercados, con el regreso al país se esperan medidas concretas. Si estas no prosperan, el dólar apunta a $ 400 a fin de año.
Alerta mercado de cambios
Tenemos por delante muchas incógnitas, la primera de ellas es qué sucederá con el dólar turismo, hoy cotiza a $ 260, con esta cotización la demanda de pasajes al exterior no se detiene. La balanza de turismo está dando un déficit de U$S 4.300 millones y podría crecer más con el mundial Qatar 2022 en la mira. Todo hace presumir que vamos a una suba del impuesto país para desalentar los viajes al exterior.
El segundo gran tema es qué sucederá luego del 30 de septiembre, cuando culmine el plazo para vender soja con un tipo de cambio a $ 200. Los productores habrán vendido lo necesario para pasar un largo período fuera del mercado. Seguramente la soja y los cultivos alternativos tendrán una gran suba en el mercado, el gobierno deberá elegir entre perder liquidez o renovar los $ 200 al campo. Veremos qué camino toma.
Las importaciones siguen cerradas, los dólares que el Ministro consiguió no los va a rifar al mercado, tiene que cumplir las metas del FMI, todo hace pensar que las importaciones seguirán cerradas, los faltantes crecerán y la inflación podría acelerarse.
Los precios en la mira
Con una inflación piso del 6% mensual, la inflación anual se ubica en el 100% anual, cualquier cabo suelto hará trepar la inflación a niveles más elevados. En los meses que vienen el clima seco está afectando al trigo y no deja que se siembre todo lo necesario de maíz. Esto implica que los alimentos comenzarán a tomar un sendero alcista y, si el índice de inflación se corre a niveles del 7,0% mensual, la inflación anualizada podría ubicar en el 125% anual. No descartemos esta última hipótesis.
El crédito estará ausente
Con una inflación que se acelera, el crédito se tornará tan caro que será desechado por los actores económicos. En la actualidad, del total de depósitos en pesos, solo el 42% se presta al sector privado, en el caso de los depósitos en dólares, solo el 21% se presta al sector privado. Tenemos un sistema financiero al servicio del Estado, que no ayuda al sector privado, y es un ancla al progreso económico.
Por si esto fuera poco, el productor agropecuario que tenga en stock más del 5% de soja cosechada, tendrá que pagar un interés piso del 83,4% anual. El Banco Central está buscando amigos en el campo. Te imaginás si penalizan a los que guardan dólares, todos los argentinos tendríamos una tasa del 83,4% anual.
Balances que se ajustan por inflación
Los balances se ajustan un 100% por inflación, comprar un bien de capital que se amortiza en 5 o más años, con una inflación del 100% anual, y tomando un crédito a tasa subsidiada nos deja como resultado que tenemos que realizar el esfuerzo de comprar el activo, y a fin de año pagaremos mucho más en concepto de ganancias. Sería recomendable que el gobierno trate de modificar la ley, de lo contrario las ventas de bienes de capital y rodados utilitarios caerán notablemente.
Algo parecido sucede con las deudas, quien tomó un crédito en los años anteriores a tasas inferiores al 100% anual, cuando ajusten el pasivo por inflación tendrán como resultado una ganancia, que hará las veces de base imponible para el impuesto.
En resumen, el ajuste por inflación puede ser un salvavidas de plomo para una economía que no tiene miras de reactivarse.
Conclusión
El dólar a $ 275 es una ganga, debería estar cotizando como mínimo por encima de $ 300. El gobierno logró una buena puesta en escena con el FMI, pero no puede prescindir de restricciones a la importación, cepo, tipos de cambios diferenciales y déficit fiscal más cuasifical. En resumen, no hay un cambio estructural a la vista.
Los bancos ponen límites a los plazos fijos por inflación, lo limitan a $ 3.000.000 y le hacen pito catalán al Banco Central, los plazos fijos tradicionales son una buena opción, pero mucho mejor son los ajustados por inflación. La autoridad monetaria no parece tener autoridad.
Los bonos en pesos están sospechados de una reestructuración, se vienen nuevas licitaciones para rolar pagos. Los bonos soberanos en dólares siguen con precios muy bajos, casi descontando una reestructuración.
Está más seguro comprar trigo y maíz para ganar dinero, que adquirir instrumentos del Estado nacional.
Comprar obligaciones negociables de Cresud, IRSA, YPF, Arcor, entre otras parece una muy buena opción, tienen poca liquidez, pero muestran una rentabilidad entre el 5% y 12% anual. Estos instrumentos pagan el impuesto a los bienes personales, pero no pagan impuesto a las ganancias.
Con la llegada del Ministro de Economía al país, se abre una nueva etapa de gobierno, no habrá magia, volveremos al I + D (Inflación más Devaluación).