Lo que parecía lejano, hoy está más cerca de lo que muchos pensaban. El dólar podría terminar el año cerca de $ 400. Está en manos de Silvina que no ocurra.
La ministra de economía, Silvina Batakis, tiene grandes desafíos por delante. Comenzaremos por el escenario internacional, el mundo atraviesa un contexto de alta inflación, los bancos centrales están en un camino de suba de tasas para lograr que los índices de precios vuelvan a niveles normales, en ese camino la recesión aparece en el horizonte con las miradas puestas en el año 2024.
La suba de tasas de interés impacta en el valor actual de las empresas cotizantes en bolsa. Una empresa vale por el flujo de fondos futuros descontados una tasa de interés, a mayor tasa de interés menor valor actual de las empresas, eso impactó en los índices de acciones americanas y arrastró a todas las acciones a escala mundial. Por otro lado, el flaco balance de las empresas cotizantes hizo que los dividendos a repartir por las empresas sean menores, lo que terminó afectando la demanda de las acciones.
Un escenario de contracción económica implica que se demandarán menos materias primas. El petróleo, que llegó a valer U$S 125 el barril, hoy cotiza por debajo de U$S 100 el barril. El gas en Estados Unidos, que llegó a cotizar por encima de U$S 9 el millón de BTU, hoy cotiza por debajo de U$S 6,0 el millón de BTU.
Para Argentina es vital el precio de la soja, trigo y maíz. La soja llegó a cotizar en Chicago U$S 650 la tonelada, el maíz U$S 327 la tonelada y el trigo U$S 470 la tonelada, estos precios en Chicago hoy se ubican en U$S 580 la tonelada para la soja, U$S 294 la tonelada para el maíz y U$S 291 la tonelada para el trigo. Es un efecto pobreza muy grande para nuestra economía, el segundo semestre del año no será igual que el primero.
El campo argentino está sufriendo un juego de pinzas, por un lado, suben los costos por un aumento generalizado de los insumos, que en su mayoría son importados, por otro lado, los precios en dólares oficiales se destruyeron, la soja cotiza a cosecha en U$S 343,50 la tonelada, el maíz a U$S 203 la tonelada y el trigo a U$S 280 la tonelada. Con estos precios, y estimando rindes promedios, el hombre de campo sale perdiendo en todos los cultivos. Si a esto le agregamos que hay un pronóstico de una tercera niña para Argentina, estamos en problemas como país, nos gobierne Alberto Fernández o el Papa Francisco, sea ministro de economía Martín Guzmán, Silvina Batakis, Nicolás Dujovne o el mago Mandrake.
La economía estructural
Si la inflación de junio sería un 5,3%, la inflación anualizada se ubicaría en el 64% anual. Para igual período, el dólar mayorista que rige el comportamiento de las exportaciones e importaciones, subió en un año el 30,8%, esto implica que tenemos una inflación en dólares del 33,2% anual. Atraso cambiario al palo.
La balanza comercial argentina, que es la diferencia entre las exportaciones e importaciones, venía soportando este retraso en el tipo de cambio por la gran suba que tenían las materias primas. Con la baja en trigo, maíz y soja el saldo de la balanza comercial podría disminuir notablemente, lo que deja a Argentina con menos dólares para satisfacer las necesidades de compra de insumos básicos, pagos de deuda, intereses y servicios básicos en general.
El productor agropecuario vive un efecto pobreza notable, hace un mes atrás vendiendo soja lograba juntar U$S 287 billetes por tonelada (valor de la soja en pesos dividido por el precio del dólar bolsa o MEP), hoy apenas logra U$S 177 billetes por tonelada. En el maíz hace un mes atrás valía U$S 177 billetes por tonelada, hoy apenas consigue U$S 100 por tonelada. En trigo hace un mes atrás conseguía U$S 217 billetes por tonelada, hoy apenas consigue U$S 150 por tonelada. Esto es efecto pobreza, mientras que el resto de los activos de la economía están cotizados a dólar billete, el campo en un corto período de tiempo perdió con la cosecha un enorme poder de compra, que los sentirán las economías regionales.
En materia financiera, lo más interesante pasa por la referencia de la tasa de interés, mientras que la tasa de inflación se ubica en el 64% anual, un plazo fijo en pesos rinde el 53,0% anual, una letra de descuento del Estado nacional con vencimiento en octubre del año 2022 rinde el 72,4% y un bono en pesos con vencimiento en octubre del año 2023 rinde el 86,0% anual.
Las letras y los bonos ajustados por inflación muestran rendimientos crecientes, por ejemplo, una letra con vencimiento en mayo 2023 rinde inflación más 10% anual, y un bono con vencimiento en julio del año 2024 rinde inflación más 19,2% anual.
Los bonos en pesos que ajustan por la evolución del dólar mayorista con vencimiento en julio del año 2024 rinden el 7,5% anual.
Con estos rendimientos podemos tener un mapa de tasas del año 2023 y 2024, se nota claramente que hay un salto de tasas para el primer año del próximo gobierno, y el año 2023 culminaría con tasas que se ubicarían en torno del 86% anual o inflación más 10% anual.
Los pronósticos de inflación se han espiralizado en las últimas semanas, el cierre de las importaciones hizo que la escasez de productos sea manifiesta, lo que impulsa a una suba especulativa de los precios. Quien importa un producto no sabe si lo tendrá que reponer a un dólar oficial de $ 127 o un dólar contado con liquidación de $ 270, ante tanta variación de precios lo primero que hace un comerciante es dejar de vender hasta que se aclare el panorama, venta con remito sin precio. Así es difícil que una economía tenga fluidez.
El dólar
La cotización de los dólares alternativos surge de la libre concurrencia de la oferta y la demanda en el mercado. Las referencias se toman mirando las escasas reservas que tiene Argentina, que mirando el mediano plazo no pasan de U$S 35.000 millones, descontando pagos al FMI e intereses de la deuda en dólares. Mientras que los pasivos monetarios del Banco Central a mediano plazo se ubicarían en torno de los $ 14.000.000 millones. Esto nos deja un dólar de referencia para fin de año de $ 400, casi que se cumpliría el pronóstico del Diputado Nacional, Roberto García Moritán, quien dijo “no tengo ganas de ponerme fatalista, pero un dólar de $ 400 podría llegar sin problemas”.
Conclusiones
El 9 de julio es el día de la patria, también pagan intereses los bonos de la deuda reestructurada argentina, ese día el Estado debería pagar cerca de U$S 700 millones, tendremos menos reservas, pero estaremos honrando la deuda pública y no es poco.
El gobierno no debería soslayar la gran caída de los últimos días de las materias primas agropecuarias ligadas a la exportación, con precios tan bajos y un tipo de cambio atrasado, los exportadores no van a liquidar en el segundo semestre a igual ritmo que en los primeros 6 meses. Las reservas están flacas y faltarán más dólares.
El efecto pobreza por la caída en los precios internacionales se sentirá en la recaudación tributaria y esto nos dejará como saldo un déficit fiscal más elevado. Con el faltante de financiamiento en pesos y dólares, el único financiamiento vendrá por la máquina de hacer billetes.
Menos reservas y más pasivos monetarios en pesos nos dejarán como resultado un tipo de cambio alternativo cada vez más elevado. La predicción de Moritán e ve cada vez más grande en el espejo retrovisor, ojalá la ministra de economía, Silvina Batakis, tenga la sabiduría para abortar la posibilidad de tener un déficit fiscal creciente y logre financiamiento genuino para la Tesorería. Si ello no ocurriera el dólar de $ 400 está a la vuelta de la esquina.