Con una sociedad al borde del colapso emocional por las bochornosas acciones del gobierno nacional, que decantan en una decidida espiral inflacionaria, el microclima político se prepara para las próximas elecciones.
La teoría del “derrame político”, que alientan referentes nacionales – y es resistida por algunos actores locales – para “empoderar” a sus “candidateables” locales, vuelve a latir en el corazón de la política vernácula, a por lo menos seis meses de los primeros esbozos de armados, que tomarán forma definitiva con el calor del verano y las vacaciones 2023, si Omar Perotti decidiese convocar a elecciones PASO para el mes de abril, con cierre de listas en febrero.
¿Anclaje nacional ó soberanía provincial?
“¿Cuál es tu terminal en Buenos Aires?”, solía preguntar en tertulias de vocacionales políticos con aspiraciones, el por entonces hombre fuerte de Néstor Kirchner en Santa Fe Gustavo Marconatto, partiendo de la lógica de que todo se “cocina” en Capital Federal (ahora CABA).
El FPCyS rompió con aquella inercia podríamos decir filológica de la política, toda vez que sus candidaturas locales no tuvieron anclajes nacionales, pues nacían de una matriz netamente provincial, anidada en los partidos que lo componían.
Pablo Javkin (CREO) quiere reeditar aquel diseño para la nueva configuración frentista santafesina, “para evitar importar el virus de la grieta” aduce; mientras que Federico Angelini (PRO), por ejemplo, cree que se debe fortalecer la marca Juntos por el Cambio que competirá por recuperar el poder nacional, y que contiene a las principales fuerzas existentes en Santa Fe: el PRO, la UCR, la Coalición Cívica y prontamente Encuentro Republicano Federal de Pichetto.
Por la “avenida del medio” para armar el “frente de frentes”, transitan los partidos santafesinos PS y PDP, otrora socios fundadores del exitoso FPCyS, junto con otras expresiones como Libres del Sur, PARES, GEN, SI, Juntos por el Cambio y demás adherentes, algunos sí con “terminal en Buenos Aires”.
La nueva coalición que nazca en Santa Fe, “tendrá que ser un frente que acuerde un proyecto de gobierno provincial”, coincide Antonio Bonfatti con Maximiliano Pullaro, “donde lo primero que tiene que estar claro es el rol del Estado”, agrega el ex Gobernador socialista.
El desafío de meter la carabela en la botella está planteado.
Los liberales y su “etapa superadora” Libertarios, por ahora no dejan de ser una expresión filosófica de ideales en la Provincia, auspiciados por sus líderes nacionales Javier Milei, Ricardo López Murphy y, porque no, José Luis Espert. Hasta el momento no se advierte base territorial y de comando orgánico para encauzar un proyecto, sea ejecutivo o legislativo, que atraiga a los entusiastas y hasta eufóricos adherentes que pululan por toda la Provincia.
Peronismo en reconstrucción
En el 2019 Cristina Fernández bajó la orden de que todo el mundo apoye la candidatura de Omar Perotti para recuperar la gobernación. Fue así como Agustín Rossi declinó de su enésima candidatura, y el camporista Marcos Cleri tuvo que mandar a despegar los afiches. Con “la unidad en la diversidad” Perotti ganó. Pero hoy se advierte que el peronismo perdió. Las elecciones intermedias del año pasado dieron cruel cuenta de ello.
El Gobernador Omar Perotti prefirió construir poder desde su despacho y rodeado de los leales, a tal punto que creó la línea interna Hacemos Santa Fe. Hace un par de meses Perotti terminó de romper los puentes orgánicos con otros sectores del peronismo (los políticos ya los había dinamitado al asumir) al prescindir de funcionarios de esos espacios (Evita, La Corriente).
Solo le queda la Ministra de Infraestructura Silvina Frana con carnet de bielsismo, a quien no remueven (“La Capital” dice que Frana organiza choripaneadas con referentes de Encuentro por Santa Fe) quizás para no colisionar definitivamente con María Eugenia Bielsa, pensando tal vez en algún acuerdo electoral.
El lazo de Perotti con La Cámpora sería a través del buen vínculo que el diputado nacional Roberto Mirabella mantiene con su par de bancada, el líder del sector Marcos Cleri, a quien dicen que Cristina Fernández envió a EEUU para “aceitar relaciones”.
Precisamente Marcos Cleri (La Cámpora), junto con Leandro Busatto (La Corriente), Eduardo Toniolli (Evita) emprenderían con Marcelo Lewandowski (bielsismo) y “el candidato de Perotti” (Hacemos Santa Fe) la puja por la sucesión del rafaelino.
Las Paso seguramente ordenarán la futura “unidad en la diversidad”. Ahora bien, ¿por adentro del Frente de Todos – o como se llamare-?. Algunos creen que hay que armar por afuera “para no legitimarle el poder a Perotti”, quien como candidato a diputado provincial de su candidato (¿Mirabella?) lideraría la Cámara de Diputados, bajo la premisa de que el Gobernador – como sucediera con Bonfatti y Lifschitz – no puede perder esa categoría.
Producción y obra pública: las vías de escape
Mientras tanto, Perotti está firmando en Kuwait junto al Gobernador de Córdoba Juan Schiaretti un préstamo por 50 millones de dólares para financiar la primera etapa del acueducto interprovincial.
Perotti, acorralado por la inseguridad y su secuela de violencia en Rosario (de a poco Santa Fe capital se va acercando, advierten desde el municipio local) que pareciera no tener fin por más experimentado comandante de gendarmería que ponga al frente de la policía, opta por focalizar la atención social – y los futuros votos – en las acciones en materia de obra pública, apoyos crediticios y de capacitación a la producción agropecuaria e industrial, sobremanera Pyme (Daniel Costamagna acredita que el 70% de los 20 mil millones de pesos solicitados por estos estamentos productivos ya fueron monetizados) motores de la esperanza del interior provincial, a pesar de la tribulaciones que generan las bochornosos acciones del gobierno nacional.