Inflación y dólar reprimido

Si no querés tener inflación, hay que tener superávit fiscal. La evidencia nos indica que, en 26 meses de gobierno, se logró una inflación del 123,5%, un aumento de la deuda de Tesorería de U$S43.502 millones y se emitieron $4.264.432 millones. A este ritmo terminamos el año con una inflación superior al 60%. Dólar atrasado.

salvador-distefano-caraPor Salvador Di Stefano
Asesor en Negocios, Económico y Financiero

La economía argentina busca desacoplarse del mundo, por eso pone retenciones a las exportaciones pero, como eso ya no alcanza, arma fideicomisos que operan como retenciones encubiertas y castigan al productor. Por si todo esto fuera poco, el Estado nacional no detiene su déficit fiscal y lo tiene que financiar con emisión de pesos y deuda en igual moneda. Este cóctel de emisión de pesos, deuda ajustada por inflación, alta presión tributaria y pocos incentivos a la inversión nos devuelven una inflación del 4,7% para febrero, 8,8% para el primer bimestre del año y 52,3% para los últimos 12 meses. Esto proyecta para el año una inflación superior al 60% anual.

Argentina no detiene su déficit fiscal, su financiamiento vía el mix de emisión y deuda es una de las causas de la emisión galopante.

El gobierno de Alberto Fernández asumió en diciembre de 2019 con una deuda de U$S 320.526 millones, a febrero de 2022 la deuda suma U$S 364.028 millones.

El dato distintivo es que la deuda en dólares aumentó muy poco, pasó de U$S 248.945 millones a U$S 251.142 millones. Esto puede ser visto como un atributo positivo, sin embargo, es la consecuencia de que nadie en el mundo nos presta un dólar por la falta de confianza en nuestras políticas.

La deuda en pesos evidenció un crecimiento significativo, pero debemos hacer distinciones. La deuda en pesos sin ajuste por inflación medida en dólares pasó de U$S 47.130 millones a U$S 45.971 millones, bajó U$S 1.159 millones. En cambio, la deuda en pesos ajustada por inflación pasó de U$S 24.451 millones a U$S 66.915 millones, una suba de U$S 42.646 millones, casi lo mismo que le debemos al FMI.

Esto nos indica que Argentina no financia ni por asomo sus gastos con ingresos genuinos y que lo financia con deuda indexada, que comienza a transformarse en una bomba de tiempo en la medida que su crecimiento aumenta exponencialmente.

Un tema interesante es que la deuda en pesos ajustada por inflación es de corto plazo, su maduración no llega a 18 meses, por ende, vivimos permanentemente renegociando deuda en el mercado local.

¿Qué pasa con la emisión?
Desde que el gobierno de Alberto Fernández asumió, la emisión en pesos fue de $ 4.264.432 millones, es la suma de los adelantos transitorios y trasferencias de utilidades que el Banco Central le realizó a la Tesorería. Esta emisión luego fue absorbida por el propio Banco Central y se transformó en endeudamiento de la entidad. Al mes de diciembre del año 2019 la deuda del Banco Central medida en dólares era de U$S 19.678 millones, en la actualidad suma U$S 45.352 millones, un aumento de U$S 25.674 millones.

Conclusiones
. – Desde que asumió Alberto Fernández la deuda de la Tesorería más el Banco Central aumentó en U$S 69.176 millones, esta es la principal fuente de conflicto en nuestra economía, ya que la financiación de esta deuda vía emisión o endeudamiento genera una distorsión profunda de los precios relativos de la economía.

. – El país creció muy poco desde 2019 a la fecha, pero la cantidad de pesos en el mercado aumentó demasiado, la base monetaria aumenta en $ 1.776.621 millones y los pasivos no monetarios (leliq y pases) del Banco Central en $ 3.694.091 millones. Esto implica que en dos años y 2 meses los pasivos monetarios y no monetarios aumentaron en $ 5.470.712 millones. Esto implica que crecieron a un ritmo de $ 210.412 millones por mes, o $ 7.014 millones por día, o $ 292 millones por hora. Escasez de oferta de bienes y muchos pesos emitidos traen como resultado más inflación.

. – En este período el gobierno intentó desacoplarse de los precios internacionales, a través de medidas restrictivas a la exportación, altos derechos de exportación y la constitución de fideicomisos que actuaron como impuestos encubiertos a la producción. Todas estas medidas mellaron la credibilidad del gobierno, lo que terminó impactando en menores inversiones y producción.

. – El gobierno cerró la exportación de carne, pero no pudo visualizar que esto generaría una caída en la oferta de mercadería en el sector interno por falta de rentabilidad en el sector, lo que potenció la suba de precios. Lo que se pensó como una medida para bajar los precios terminó generando mayores subas.

. – Tenemos un tipo de cambio poco competitivo. Mientras muchos economistas hablan de la competitividad de nuestra moneda, no podemos exportar pollo, cerdo y harina entre muchos tantos otros productos porque no somos competitivos en el exterior. Necesitamos bajar el costo argentino o aumentar el tipo de cambio oficial.

. – En 26 meses de gobierno la inflación fue del 123,5%, el dólar oficial creció el 179,4% y el dólar blue el 267,5%. La falta de competitividad está más ligada al enorme costo argentino, no cabe duda de que hay que bajar impuestos, y por ende el gasto público.

. – Para bajar la inflación es necesario más oferta de productos, para que ello ocurra se necesita más inversión, para que alguien invierta tiene que tener en claro que no le cambien las reglas de juego, para ser creíbles debemos tener superávit fiscal (los ingresos deben ser más elevados que los gastos) y una balanza de dólares positiva (los dólares que llegan al país deben ser más que los que emigran). Si ello no ocurre tenemos inflación y devaluación asegurada.

. – El gobierno de Alberto Fernández logró en 26 meses una inflación del 123,5%, en el último año del 52,3%, mientras que para el año 2022, si viaja a una inflación promedio del 4% mensual, en los próximos 10 meses lograría terminar el año con una inflación del 61,0%.

. – Argentina necesita consensos básicos, la inflación es un fenómeno monetario, por ende, no hay que emitir y tomar deuda, para ello se necesita un presupuesto equilibrado ya. La clase política debería suscribir esta premisa y quienes lleguen al gobierno cumplirla sean del partido que sean. Hace años que postergamos ajustes, y lo único que hacemos es languidecer.