El jefe comunal radical de Avellaneda acompaña a Carolina Losada en Santa Fe y ganó notoriedad con el intento de la Casa Rosada de expropiar Vicentin
Por Germán de los Santos
PARA LA NACION
Dionisio Scarpín, intendente de Avellaneda y actual candidato a senador por Juntos por el Cambio, junto con la periodista Carolina Losada, hizo su aparición en la escena política nacional a partir del conflicto de Vicentin, luego de que los pobladores de esa localidad de 25.000 habitantes salieran a las calles para rechazar el intento de expropiación que planeó en un principio el gobierno tras la caída de default de una agroexportadora. “Tras la derrota en las elecciones del 12 de setiembre pasado, el Gobierno reaccionó con más populismo y asistencialismo. Y eso está agotado”, apuntó dirigente radical, un contador que empezó en la gestión pública de la mano de su padre, Delki, que fue también intendente por el radicalismo.
“Salí a defender lo que representaba esa empresa como modelo productivo en el interior del país y a impedir lo que en ese momento era un avasallamiento de la propiedad privada con la intención de expropiación del Gobierno”, explicó el dirigente radical a LA NACION.
Desde el peronismo lo critican por transformarse en una especie de vocero de la agroexportadora, cuyos directivos serán imputados esta semana en Rosario en una causa por estafa que investiga el fiscal Miguel Moreno. “Yo lo aclaré desde un principio, pero hay gente que no quiere escuchar. Nunca defendí a los directivos sino la historia de esta compañía en el norte de Santa Fe, que quería ser expropiada”, aclaró el candidato.
La lista de Juntos por el Cambio en Santa Fe, que encabezan Losada y Scarpín, sacó una ventaja de 10 puntos sobre el peronismo. Parte de ese caudal provino del voto del interior santafesino, donde ese espacio opositor sacó ventajas importantes, como en departamentos donde el sector productivo pesa, como General Obligado, Vera, 9 de Julio, San Javier.
–¿Cree que su postulación traccionó el voto del campo, sobre todo en el norte de Santa Fe? ¿Considera que se sector tiene poca representación política, a pesar de ser uno de los motores de la economía argentina?
–Si uno analiza un poco la historia política reciente se da cuenta que en los últimos años los candidatos a senadores siempre fueron de las principales ciudades de Santa Fe, como la capital provincial y Rosario. Ser intendente de una ciudad del norte santafesino, que está identificada con el sector productivo, ayudó a sumar el respaldo de ese sector, que hoy no tiene muchos representantes que aporten una mirada de los sectores productivos. Y ayudó mucho el nivel de conocimiento que se logró tras el conflicto de Vicentin, aunque desde los sectores institucionales se sabe que vengo trabajando desde hace mucho tiempo en temas que interesan a la producción.
–¿Cree que el conflicto de Vicentin provocó un quiebre en el interior, tras las manifestaciones que surgieron el año pasado, y que esa mirada se trasladó a las urnas?
–La gente se dio cuenta que era un atropello del Gobierno intervenir de esa manera en Vicentin. Y este conflicto comenzó en Avellaneda, una ciudad muy cercana a esta empresa, y se trasladó a todo el país, porque mucha gente se vio identificada. Había muchas cosas en juego, como la propiedad privada y la defensa de un modelo de país. No había opción. Y además porque entendemos que los problemas de las empresas se solucionan de otra manera. No prosperó el intento de expropiación por todas las movilizaciones que se hicieron y porque en la oposición y en sectores incluso del oficialismo se dieron cuenta que era una situación de quiebre.
–Su aparición más fuerte fue cuando salió a defender a Vicentin. ¿No era un riesgo salir a respaldar a una empresa cuyos directos van a ser imputados esta semana por estafa?
–Nosotros no salimos a defender a las personas. Eso lo dejamos muy claro desde un principio. Lo que pasa es que muchos no lo quisieron escuchar. No defendíamos al directorio de Vicentin, sino que defendíamos un modelo de país y la propiedad privada. Si uno se retrotrae diez años atrás, Vicentin debería ser un ejemplo de crecimiento, de cómo una empresa desde el interior logró crecer.
–¿Cree que la agenda política sobre todo nacional no tiene en cuenta las situaciones por la que atraviesa el interior del país?
–Los desafíos son grandes en la Argentina, pero hay que entender que sigue siendo una tierra de posibilidades. Se necesita que haya una mirada más profunda y con mayor conocimiento de parte del Estado, tanto provincial como nacional. Hay cosas que siguen igual desde hace décadas. Por ejemplo, estuve en el departamento 9 de Julio, en el norte de Santa Fe, donde a un pueblo debe ir un camión cisterna que lleva agua potable, porque no hay. Cuál es la otra cara de esto. En una zona cercana la Cooperativa de Avellaneda instaló una desmotadora de algodón, donde se procesa la materia prima y les da trabajo a 50 personas. Esa es una oportunidad de crecimiento. Pero hay zonas donde los problemas aún son elementales: falta agua, energía y comunicaciones. Con mejores condiciones habría empresas interesadas en poder instalarse en lugares donde es posible generar valor a las materias primas.
–Juntos por el Cambio sacó una ventaja de 10 puntos en Santa Fe pero en las PASO compitieron cuatro listas a nivel interno. ¿Cómo hará ese espacio para conservar los votos de sus rivales?
–La mejor estrategia fue lo que sucedió después del resultado del 12 de setiembre a nivel nacional. La victoria de este espacio creó un entusiasmo muy grande. Ese resultado hizo que se junten todas las partes de Juntos por el Cambio que compitieron en las PASO, porque creemos que incluso el resultado puede ser mejor. Recorro los departamentos del interior donde se ve que hay gente que se sumó en esta nueva etapa que era independiente. Estoy confiado que vamos a retener esos votos.
–¿Hay una mayor presión del electorado en reclamar propuestas o solo que sean opositores al kirchnerismo?
–Esta etapa de la campaña va a centrarse en mostrarle a la gente propuestas concretas para aportar soluciones a los problemas. Hay que delinear un futuro distinto y sobre todo exponer que hay formas diferentes de gestionar. Pasa por ahí el enfoque, en medio de una situación que es complicada, después del cimbronazo que provocó el resultado electoral del 12 de setiembre para el Gobierno, que está tratando de mostrar un cambio con una política asistencialista más agresiva. Confío en el ciudadano, que ya tiene experiencia en este tipo de situaciones y que no se deja avasallar por las tentaciones del asistencialismo de la política. Es increíble que en un país que vive una crisis muy fuerte se piense en regalar viajes de egresados. La reacción del Gobierno fue más populismo y esas formas de hacer política creo que se terminaron.
Por Germán de los Santos