Su creador fue Esopo. Este fabulista griego nació hacia el Siglo VI A.C. y si bien su existencia fue puesta en duda por algunos historiadores, ha dado lugar a numerosas leyendas. Su obra fue recogida por Demetrio de Falero hacia el Siglo IV A.C.
Por Bertran Ailen – Prof. de Lengua y Literatura.
Se considera a la fábula como un relato breve, de ficción, que tiene una intencionalidad moralizadora. El relato, suele ir acompañado de una moraleja, es decir, una enseñanza explícita sobre la interpretación del relato.
La palabra Fábula procede del latín fabŭla, que tiene el mismo origen que «habla». Esto lo relaciona con el acto de contar historias, normalmente inventadas, de ficción.
En su composición la fábula puede presentar a seres humanos, animales y toda clase de seres entre sus personajes. En cuanto a género literario, se presenta como una narración breve que finaliza con alguna enseñanza. Nace así la afirmación perdurable en el tiempo, de que las fábulas surgieron cuando los esclavos grecorromanos dedicados a la pedagogía buscaban transmitir nociones éticas a los más pequeños. Estas instrucciones seguían los lineamientos de la moral pagana de la época y trataban de mantener la idea de que las virtudes naturales de las cosas no podían cambiarse. Con el cristianismo, por el contrario, las fábulas comenzaron a incluir la posibilidad de cambio dentro de la conducta humana.
En cuanto a su estructura, puede presentarse mediante prosa o en verso, en un relato breve y didáctico, de estilo simple. La mayoría de estas comienzan con la presentación de una situación inicial, generalmente una problemática o dilema moral que puede tener solución o no. Finalmente, termina con una enseñanza, moraleja o afabulación que puede ser útil para el lector. Raramente aparece al principio o no aparece de forma explícita.
Por su parte los temas que aborda la fábula se relacionan con los defectos y debilidades del hombre, tales como el orgullo, la envidia, arrogancia, mentira, etcétera; ya que detrás de cada una de estas se muestra la intención de criticar comportamientos y actitudes.
Entre sus creadores más importantes se encuentran, Esopo, Fedro, Jean de la Fontaine, Samaniego, entre otros, quienes han dejado importantes creaciones reconocidas por todos a través del tiempo, como por ejemplo:
El zorro y las uvas, La tortuga y la liebre, El asno y la carga de Sal, entre otras.