Por Salvador Di Stefano, analista de negocios.
Mientras sigue subiendo la carne al mostrador, 6% en mayo y 8% en junio, en los últimos dos meses el novillo en Liniers baja 11%; el novillito, 4%; la vaca gorda, 8% y la conserva, 12%. Un verdadero fracaso.
En dos meses, el precio promedio de todas las categorías en Liniers cayó 16% en términos reales. El daño no es mayor porque la oferta ganadera es claramente inferior a un año atrás.
Las exportaciones han caído, pero menos de lo esperado, porque los frigoríficos sacaron muchos permisos antes del cierre de las exportaciones: en mayo se embarcaron 88 mil toneladas y en junio, pese a todos los problemas, unas 49 mil toneladas.
Sería inminente la publicación de nuevas medidas, que incluirían a Israel ante los cupos exceptuados, y que permitirían una liberalización (parcial) de las ventas de conjuntos de cortes de vaca a China. Estas nuevas medidas podrían llevar el nuevo límite de los embarques a un 65-70% de lo exportado en promedio durante 2020.
Las encuestas de que dispone el gobierno sobre la evolución del precio de la carne al mostrador, las mismas que en su momento lo llevaron a la limitación de las exportaciones, a fin de julio estarían indicando un ligero retroceso de los valores de la carne vacuna en las góndolas. Se están enviando de manera forzada al consumo unas 10 mil toneladas mensuales de carne de vaca inferior, y unas 15 mil toneladas de carne –la mayor parte cortes en caja– de novillo “sin papeles”, importante volumen que ha comenzado a surtir efecto. Muchos operadores piensan que la baja que se está visualizando en el precio al mostrador no sería consecuencia de los cinco kilos per capita adicionales que se están volcando al mercado local, sino de la creciente debilidad del consumo, que ya no puede absorber nuevos aumentos.
Carniceros y matarifes acusan fuertes caídas en las ventas en las últimas semanas. El precio de la carne al mostrador, en los últimos 12 meses ha subido un 90%, cuarenta puntos porcentuales por arriba de la inflación. Un colega me apunta “Si el precio de la carne en el último año subió 40 puntos más que la inflación, y el consumo aumento cinco kilos per cápita, ¿de qué crisis me hablan?”.
En medio del estrago, se defiende mejor el precio del novillo Hilton, muy escaso, y el precio del ternero de invernada: el ganadero vende el gordo y “sobre la pata” repone con invernada, no quiere quedarse con los pesos.
El panorama externo sigue siendo muy favorable, porque falta carne en el mundo. China sigue comprando grandes volúmenes a precios que se ubican entre 20 y 25% por encima de los vigentes a principios de año. Argentina tiene problemas (autoinfligidos), pero también los tienen Brasil, Australia y la India.
FAENA
Una reducción significativa de la oferta ganadera contribuye a que la caída de los precios de la hacienda no sea mayor. En enero-junio la faena ha sido de 6,31 millones de cabezas, un 6,7% menor que en el primer semestre del año pasado. La producción de carne vacuna durante el mismo período cae menos, un 5,43%, como consecuencia de un mayor peso de faena, que crece circunstancialmente en los últimos meses por la menor oferta de vacas, categoría cuya abundancia generalmente tira abajo el kilaje promedio por res faenada.
En junio, el peso medio habría sido de 233 kilos, contra 227 kilos de igual mes del año pasado. La participación de las hembras en la faena cae en junio a sólo 42,1%, en gran medida a causa del menor envío de vacas a faena.
La tendencia de la faena y de la extracción (relación faena/stock) del primer semestre indicaría que después de dos años (2019 y 2020) de moderada caída de las existencias, en el 2021 estaríamos ubicándonos entre el equilibrio y una muy moderada retención (a la fuerza).