Cabo Segundo Aeronáutica Gisel Rojas de San Justo, Santa Fe: “La Armada brinda muchas oportunidades que, además de ser lindas profesionalmente, te enriquecen en lo personal”.
Gisel Rojas es una de las pocas mujeres aeronáuticas mecánicas en la Aviación Naval. Tiene 24 años y dejó su San Justo natal para ingresar a la Armada Argentina. Hoy, se encuentra destinada en la Escuadrilla Aeronaval Antisubmarina, ubicada en la Base Aeronaval Comandante Espora, que pronto cumplirá 59 años de servicio.
Espora – Cada 17 de mayo –Día de la Armada en homenaje al triunfo argentino sobre la flota española en el Combate Naval de Montevideo–, Marcos Blanco, tío de Gisel, compartía sus relatos históricos acerca de la Institución y su pertenencia.
“Los dichos de mi tío, quien fue Suboficial de la Armada, me acercaron a la Delegación Naval de Santa Fe, ubicada a unos 100 kilómetros de San Justo”, introduce Gisel. “Más tarde conocería a la Armada desde adentro y todo lo que se hace día a día.”
Gisel Rojas ingresó a la Armada en el 2015 pero debió postergar su permanencia en la Escuela de Suboficiales de la Armada (ESSA) por maternidad. Luego, al nacer Dylan, su mamá Sandra la ayudó en el cuidado del bebé, lo que le permitió retomar su formación en 2017 y egresar al año siguiente.
Ya en la ESSA, la joven santafesina había sentido bastante interés por cuestiones vinculadas al mundo aeronaval y, aunque inicialmente se inclinó por Enfermería, le fue otorgada la especialidad Aeronáutica por actitud, aptitud y buenas calificaciones.
Su primer destino fue en el Museo de la Aviación Naval (MUAN), situado en la Base Aeronaval Comandante Espora (BACE), donde permaneció durante todo el 2019: “Me sirvió mucho para conocer de cerca la rica historia de la Aviación Naval”, comenta. A principios del 2020 fue destinada a la Escuadrilla Aeronaval Antisubmarina (EA2S) y comenzó a hacer realidad su sueño de desarrollar una carrera operativa en la Fuerza.
En la EA2S trabaja en el subcargo de Hidráulica, desde donde se ocupan del mantenimiento de las estructuras –componentes generales– de las aeronaves del destino: los aviones Turbo Tracker.
“Los mecánicos realizamos la preparación, inspección y mantenimiento, antes y después de cada vuelo”, detalla Gisel, quien asegura que el destino le permitió conocer a fondo los diferentes sistemas de las unidades.
“Cuando la aeronave vuela, y parece terminar el trabajo, en tierra siempre hay muchas otras actividades para hacer», dice: “Todos los días aprendo algo nuevo; estoy muy contenta, y siento que quiero saber más; mientras más sé, más me motiva para seguir conociendo”, enfatiza.
“Nunca imaginé mi futuro, pero hoy estoy segura de que quiero ser mecánica de vuelo; es mi meta ser parte de la tripulación. Aún no hay mujeres mecánicas de vuelo en esta unidad. Somos pocas las mujeres mecánicas, en general son Aeronáuticas Operaciones o Supervivencia, otras orientaciones dentro de la especialidad”, agrega.
Su trabajo actual está en el hangar, aunque puede volar y, de hecho, lo hizo. Gisel asegura que fue una experiencia insuperable. También es consciente de que para lograr ser mecánico de vuelo deberá continuar estudiando, capacitándose y esforzándose.
Su tierra natal
Parece lejano el tiempo vivido en su localidad natal: “Una ciudad chica pero tan linda, donde todos nos conocemos”, describe. Allí realizó el primario y secundario en la Escuela Normal “República de Méjico”, y es en San Justo precisamente donde aún residen sus grandes afectos: su mamá Sandra, su hermana Delfina y su abuela Margarita. También su tío Marcos, quien la motivó a ingresar, y hoy se siente muy orgulloso de sus logros y festeja con más ahínco cada 17 de mayo.
Un destino operativo
Actualmente Gisel Rojas vive con su hijo Dylan de 5 años en un barrio militar de la misma Base Espora, cerca de su destino, al Sur de la provincia de Buenos Aires. Confiesa que pertenecer a la Armada Argentina le cambió la vida y no deja de sorprenderla. A la vez, resalta el valor de su grupo de trabajo: “La Armada brinda muchas oportunidades que, además de ser lindas profesionalmente, te enriquecen en lo personal”.
Al explicar qué significa para ella servir a la Patria, describe: “Es estar a disposición en situaciones extremas; es la rutina de trabajo proyectada a los casos de Búsqueda y Rescate en el Mar (Casos SAR) en los que toda la escuadrilla está pendiente y se moviliza rápidamente. No solo son casos argentinos, también damos asistencia a otros países”.
Con respecto a otra de las principales actividades de la escuadrilla, Gisel señala: “Antes de estar en este destino desconocía la cantidad de buques pesqueros que navegan nuestro mar. Una de nuestras misiones es realizar control de los espacios marítimos de jurisdicción nacional, en lo que se conoce comúnmente como la Milla 200”.
Estas tareas de control y vigilancia se realizan sobre la Zona Económica Exclusiva para evitar la pesca ilegal, principalmente. Para lo cual la EA2S trabaja de manera integrada con unidades de superficie de la Armada.
La Escuadrilla Aeronaval Antisubmarina cumplirá 59 años de existencia el próximo 31 de mayo. Cabe destacar que porta la Medalla de Honor al Valor en Combate en Malvinas y una trayectoria de miles de horas de vuelo en misiones de exploración, búsqueda y rescate en salvaguarda de la vida en el mar.