Villa Ocampo se encuentra a merced de vándalos y delincuentes de baja estopa que le producen un daño insalvable a instituciones que son de bien público, en las cuales, seguramente, ellos mismos o los integrantes de su núcleo familiar, usufructúan para integrarse o encontrar momentos de esparcimiento.
Ya resulta recurrente enterarse que rompen patrimonios enclavados en espacios públicos o que ingresan para destruir y robar elementos de escuelas; pareciera en, este contexto, que el escrúpulo perdió todo tipo de sentido.
En este último tiempo atravesado por la pandemia, los clubes de dicha localidad, y de la zona que la comprende, vienen siendo víctimas de diversos ataques que lesionan de gravedad sus chances de crecimiento; todo esto ante un nulo compromiso ciudadano y una impunidad que no deja de ser llamativa.
Nuevamente Racing El Campesino, institución que hace un par de meses padeció el hurto de sus caños de rugby, fue destinatario de este raíd delictivo. En horas de este martes, desconocidos ingresaron al predio del mencionado club, sustrayendo la totalidad de los cables que se encontraban sobre la parte posterior de las torres que sirven para iluminar la cancha auxiliar, situada en la parte norte de su terreno.
El desgaste que sienten personas que trabajan largas horas en beneficio del club de sus amores puede provocar que, en algún momento, se produzca un hastío que ponga en severo riesgo la vida deportiva de la zona. Daría la sensación que las entidades no lucrativas de esta parte de la provincia se encuentran en el total desamparo.
Gentileza: Ricardo Bortolozi