El 29 de enero se cumple un siglo del estallido de la huelga de La Forestal en el lejano norte santafesino. Una reacción obrera a la explotación extrema a que eran sometidos los trabajadores de la empresa inglesa dedicada a la explotación del quebracho colorado.
La huelga exigía mejores salarios y condiciones de trabajo más humanas, empezando por las ocho horas de trabajo. A instancias del gobierno radical de Hipólito Irigoyen se había firmado un convenio colectivo que respondía a estos reclamos que fueron incumplidos por la compañía.
La compañía inglesa de tierras, maderas y ferrocarriles, llegó con el siglo XX a Santa Fe. Monopolizó la producción y la distribución nacional e internacional del quebracho y puso fin a los intentos de convertir el norte boscoso en colonia agrícola. La Forestal fue un núcleo productivo integrado donde todo era de ellos: ferrocarriles, puertos, y hasta el mercado paralelo de la provista, ya que pagaban a sus trabajadores con vales en forma de “pagarés” que debían canjear en los almacenes de la misma empresa.
Legisladores denunciaban reiteradamente que La Forestal estafaba al fisco, defraudaba al Estado y reducía aborígenes y criollos a la esclavitud. La situación social era ocasionada por la miseria extrema, la mala calidad de la vivienda, las precarias condiciones de salud e higiene y la escasa alimentación.
Las huelgas de La Forestal fueron conflictos olvidados (afortunadamente rescatados por el cine setentista y la película Quebracho); siempre medio perdidas entre las huelgas de la Patagónia Rebelde y la de los talleres Vasena que originaron la Semana Trágica porteña.
El trabajo de las mujeres es el gran ausente de la memoria colectiva como lo señalan varios autores. Empleadas domésticas, costureras, hacheras, telefonistas, empleadas de almacenes de ramos generales, enfermeras, y maestras, y hasta prostitutas se desempeñaban en los pueblos del quebracho. En el imaginario el universo productivo de La Forestal es “macho”. A ellas, arte y parte, su reconocimiento.
La Forestal había adquirido a precio vil 2 millones de hectáreas de en el norte de Santa Fe, parte de Santiago del Estero y del Territorio Nacional del Chaco. Llevaba construidos 400 kilómetros de ferrocarriles y conectados distintos pueblos incluidos en el área de explotación como Villa Ana, Villa Guillermina, Florencia, donde armó las distintas fábricas que industrializaban los rollizos de quebracho.
Llegó a tener moneda propia, policía uniformada (los famosos cardenales como se conocía a la gendarmería volante) y un ejército de patotas civiles organizados por la Liga Patriótica, especializada en perseguir sindicalistas y activistas y que terminó concretando en el año 1921 una masacre donde asesinaron entre 500 y 600 trabajadores.
El incumplimiento de los acuerdos previos desató aquel 29 de enero de 1921 la declaración de la huelga general con ocupación de los lugares de trabajo y desató la represión que se convirtió en una verdadera cacería dado que los huelguistas se lanzaron hacia el monte para resistir, muchos de ellos acompañados de sus familias. Ahí los fueron a buscar los “Cardenales” y la Liga Patriótica.
Por Victorio Paulon y Alejandro Ulloa
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