No es nada nuevo, o algo que no supiéramos. La dirección de YPF dejó claro su intención de atar la actualización de los precios de un insumo sensible y esencial en las distintas cadenas agropecuarias a la evolución del tipo de cambio.
El gasoil hará sentir su peso específico dentro de los costos y en el bolsillo del productor, costos con inflación en dólares, y bienes producidos que en su gran mayoría no lo están, ya que su mercado de destino es el interno y no el de exportación. Aunque en este último caso también aplica un tipo de cambio diferencial en contra de la producción.
8.000 millones de pesos extra, se le sacarán al sector productivo si anualizamos la incidencia de este último aumento del 4,5%.
A su vez el cambio de planteo en cuanto a la actualización obligatoria trimestral por IPC del Impuesto a los Combustibles Líquidos, y el impuesto al Dióxido de Carbono, aumentan la presión fiscal recaudada con cada carga y es que el 47% de lo pagado por la factura de combustible son impuestos. Vale decir que, solo tomando este último aumento, el campo aportara anualmente unos 3.788 millones de pesos en concepto de impuestos y solo con este aumento del 4,5%.
Las asimetrías con lo percibido por el proceso productivo no podrían ser mayores, en lo que va del año la sumatoria de aumentos en él combustible araña el 20 %, afectando de forma mas que importante en especial aquellos productores que se encuentran en el interior de nuestras economías regionales.
¡Insumos a valor dólar, producción a valor peso, una ecuación que no cierra!