La Argentina produciría mucho menos que en el año 2019, vamos a un camino de suba de costos unitarios, más desempleo y menos consumo. Una combinación para desarrollar planes de negocios que apunten a la sobrevivencia del más apto. El campo con buenos precios y mal clima. El agregado de valor complicado.
Por Salvador Di Stefano
Asesor en Negocios, Económico y Financiero
¿Todo más tranquilo?
. – El mercado sigue muy tranquilo, evidentemente las señales políticas dieron resultado, el gobierno se encamina hacia un duro ajuste fiscal, en donde subirá tarifas, eliminará de raíz muchos subsidios ligados al Covid 19 y pondrá arriba la mesa una reforma tributaria. Para diciembre esperan tener el acuerdo con el FMI, el gobierno se comprometería a un déficit 0 en 5 años.
¿Cómo lo ves?
. – Con apoyo político y económico del FMI el gobierno va a surfear el año 2021. Seguimos con nuestro pronóstico de un mercado cambiario tranquilo hasta fin de año, mientras que el mercado monetario mostraría el garrote que disciplina al dólar, absorción de pesos y suba de tasas.
¿Vamos a las empresas?
. – Estamos con problema mayúsculo. Los salarios son bajos y no alientan a mayor consumo. Los gastos de estructura de las empresas están llamados a crecer, el gobierno necesita en el año 2021 que el dólar suba igual o algo más que la inflación. La suba de tarifas afectaría a los índices de precios, los precios de las materias primas agrícolas internacionales subirán, el mix de suba de precios más devaluación del peso nos colocaría en precios del mercado interno que impactarían en la canasta básica.
Vamos por parte, ¿qué pasaría con la industria?
. – La industria colapsó con la cuarentena del covid y estuvo cerrada varios meses, esto hizo que no abasteciera a la cadena de suministros, y hoy estamos con faltante de mercadería. En la medida que corra el tiempo, y la industria siga produciendo, se recuperaría el terreno perdido. El problema es que la nueva normalidad 2021, encontrará que el punto de equilibrio entre la oferta y la demanda se ubicará en niveles más bajos que los observados en el año 2019, el año anterior al Covid. Esto elevaría los costos unitarios, se achicarían márgenes y en este contexto sería difícil convalidar aumentos salariales.
¿Qué pasaría con las importaciones?
. – Hasta tanto no tener un acuerdo con el FMI y que lleguen dólares al país para incrementar las reservas, no vemos un escenario fluido para las importaciones. Esto implica que tendremos desabastecimiento prolongado de productos del exterior. Aquí habrá que desarrollar la sustitución de importaciones, o bien la escasez obligará a retroceder tecnológicamente y productivamente adquiriendo productos menos competitivos a menor precio. Es un problema sin solución a corto plazo.
¿Qué pasaría con la agricultura y ganadería?
. – Comencemos por la agricultura. El hombre de campo vendió el stock que tenía guardado cuando atravesamos la transición entre Mauricio Macri y Alberto Fernández, la última campaña de soja y maíz no fue muy abundante y se fue liquidando en la medida que transcurrió el año. Hoy nos encontramos ante un escenario de seca por el lado del clima. Las producciones de trigo se ubicarían en los 16,3 millones de toneladas, esto implica que faltaría trigo. Lo mismo ocurriría con el maíz y la soja, esperamos una producción 2021 de no más de 45 millones de toneladas en ambos casos.
Estamos en problemas
. – Correcto, hay bajo stock, la producción será baja, y solo podemos recuperar stock normal si las campañas 2021/22 y 2022/23 son buenas por el lado de las cantidades.
¿Entonces?
. – Tenemos asegurados precios muy altos, por varios años. Si a esto le sumás el contexto internacional, que también es afectado por la sequía y un USDA que no para de mostrar cifras truchas, la escasez llegó para quedarse. Sumale a todo esto el buen desempeño de la economía china, el dólar devaluándose a escala mundial y el yuan en un proceso de revaluación, los precios serán elevados y buenos para el productor.
Con la sequía, ¿qué sembramos?
. – Según nuestro amigo Bigote, en cualquier escenario realizado para zona núcleo, ya sea con un rendimiento de soja entre 35 y 37 quintales (afectado por la sequía), y un maíz tardío entre 80 y 85 quintales, Bigote apuesta por el maíz, porque cree que defenderá mejor la rentabilidad del campo.
¿A pesar de la suba de la soja en los últimos días?
. – Es cierto que la soja ha subido, y tiene por delante una mejora sustancial. También es correcto que los alquileres se pagan en soja y esto afecta la rentabilidad del maíz. Pero si la soja aumenta, el maíz también tendrá una recuperación importante, con lo cual los mayores costos del alquiler de soja, el maíz lo neutraliza con mayor precio y más cantidades cosechadas por hectárea.
En resumen
. – Para Bigote este es el año del maíz. Tanto en zona núcleo, como en las zonas marginales. El maíz le gana a la soja en cualquier cancha, de local o visitante. Con buenas lluvias o con escasez de agua.
¿Qué va a pasar con el agregado de valor?
. – Estamos en graves problemas. El análisis de la leche y la ganadería parte desde el mostrador al campo. Si los asalariados no pueden convalidar un mayor precio en el mostrador estamos complicados. Esto sucede con la carne vacuna, el pollo y la leche. Como no tenemos buenos precios internacionales para exportar, estamos atrapados y sin salida, suben los costos y los precios tienen un techo difícil de superar. Los criadores están con buenos precios, nada es para siempre dijo Fabiana Cantilo.
Distinto es el caso del cerdo
. – Viven en otro mundo, la demanda internacional y la escasa producción local le permite sortear los problemas económicos en la actual coyuntura. Pero cuidado, a partir de diciembre desde el exterior van a ir dejando de comprar porque viene el año nuevo en China, y puede vivir un desencanto con los precios. No obstante, hay margen entre el precio actual y el costo.
Conclusión
. – La industria la tiene complicada, deberá recalcular un nuevo punto de equilibrio entre producción, gastos de estructura y costos directos a los productos que lleva al mercado. Como las cantidades serán menores a las que producía en el año 2020, el camino a una suba de precios es inexorable, y habría que agudizar el ingenio para lograr más penetración de mercado.
. – Los productos importados serán escasos, por ende, caros. Los que estén en este rubro se deberán replantear cómo reformular el mostrador de su negocio con estas nuevas restricciones.
. – El comercio deberá buscar productos de menor precios, apuntando a vender más cantidades, sacando del mercado a competidores. Vamos a una canibalización de precios, al menos hasta que tengamos un nuevo equilibrio entre los negocios que ofertan y la demanda del consumidor.
. – Una economía que caería el 11,6% en año 2020 y solo se recuperaría el 4,5% en el año 2021, nos dejará como saldo un desempleo muy elevado, no podremos producir las mismas cantidades que en el año 2019, y la única salida sería exportar el excedente de lo que no se puede colocar en el mercado interno. Para ello deberíamos tener un tipo de cambio más elevado, este tipo de cambio no es funcional a mayores exportaciones, deberían eliminarse impuestos y mejorar el tipo de cambio real, no devaluar a lo loco el tipo de cambio nominal.
. – En el campo, los agricultores tendrán buenos precios, pero el clima les juega en contra. El agregado de valor estará complicado, porque tendrá suba de insumos y menos dinero en el bolsillo de los consumidores.
. – Todos hablan del dólar, pero el problema es qué hacemos con nuestras empresas, la actividad económica, un consumidor apachuchado y asustado por quedar desempleado.
. – La única buena en el mercado interno, es que este verano no habría vacaciones fuera de Argentina, se quedan 45 millones de argentinos en el país, esto nunca sucedió, y tal vez mueva un poco más el mercado interno, aunque no es para decir bingo, tal vez hacés una quintina en la dura economía 2021.