La clase política sufre los efectos del COVID-19 de manera desgarradora. El virus deja expuestas gestiones, actitudes, formas e intencionalidades. No habrá “inmunidad social” a la hora de votar. Por nada un ex Presidente alertó.
Para colmo de males, al sistema político argentino le cae como afilada guillotina la serie danesa Borgen que es tendencia en Netflix, que como bien la prologa el periodista Carlos Polimeni, trata de “una mujer apasionada, culta, ambiciosa y elegante, que ha dedicado toda su vida a la política, llega a convertirse en la primera mandataria de su país, pero una vez en el cargo se encuentra con un mundo enrarecido, en que debe gobernar luchando a brazo partido con el poder de las grandes empresas, los resabios del patriarcado y las internas de la propia fuerza, mientras lidia con una democracia tutelada por los medios de comunicación”. Nosotros le agregaríamos que muestra como se puede ejercer la política con decencia, y periodismo al servicio de la verdad y el público.
Justo en estas horas en que uno de los Ministro de la Corte Suprema de Justicia de la Nación, el rafaelino Ricardo Lorenzetti fue epicentro en su ciudad de residencia de los ya semanales banderazos. La Corte deberá resolver esta semana, la constitucionalidad del desplazamiento de tres jueces que investigaban a la Vicepresidente de la Nación Cristina Fernández. Otro de los altos magistrados es el santafesino Horacio Rosatti. Los tres restantes son de Capital Federal.
Saín: genio y figura
Justo en estas horas, en que una vez más en la Provincia de Santa Fe el indómito Ministro de Seguridad Marcelo Saín cruzó otra raya: no tuvo mejor idea que insultar a dos periodistas (Osvaldo Cherep de esta capital, y Mauricio Maronna, editorialista del Diario La Capital de Rosario) y más aún a la lacerada- por la violencia – ciudadanía rosarina, al declarar que en esa ciudad “no hay una escalada de violencia”, poniendo al Gobernador Perotti al límite de las explicaciones con la que suele indultarlo.
Cuarentena y elecciones. Un cóctel fatal
La eternamente renovada cuarentena, cada vez menos tomada en serio por la sociedad debido a las desorientadas decisiones de los gobernantes, está haciendo estragos en las imágenes de los políticos que gobiernan, que en menos de seis meses deberán estar diseñando en los tableros políticos las listas de precandidatos electorales.
Omar Perotti deberá ratificarle al peronismo santafesino – y a CFK- que no fue en vano haber regresado al poder después de 12 años de FPCyS. En primer lugar, asegurarle al Partido la mayor cantidad posible de bancas de concejales en las dos grandes ciudades: Rosario y Santa Fe.
Además de recuperar pueblos, ciudades (habrá elección de intendentes en 12, que podrían ser 14 ciudades, y renovación de concejales en las restantes), Perotti tendrá que garantizarle, aunque sea una elección nacional, a Cristina Fernández que las tres bancas de Diputados nacionales y las dos senatoriales que pone en juego el Frente de Todos serán conservadas.
El año que viene Santa Fe deberá elegir nueve diputados nacionales donde, además de los tres peronistas, Juntos por el Cambio tiene cinco escaños en juego, fruto de la apoteótica elección del 2017; y el FPCyS uno solo: Luis Contigiani.
En la senatorial tal como dijimos, después de dos décadas Carlos Reutemann es probable que ya no sea nuevamente candidato; allí Juntos por el Cambio – sector al que hoy representa el “Lole” – tiene como aspirantes, hasta ahora, a José Corral y Federico Angelini. Otro radical, Mario Barletta, tampoco descarta nada, aunque más bien quisiera encabezar lista de diputados, poltrona que debería dirimir nada menos que con la enigmática – electoralmente hablando – Amalia Granata.
Dentro del variopinto FPCyS, naturalmente el elector por excelencia para la senatorial es Miguel Lifschitz, aunque deberá asegurarse mediante un puntilloso sondeo de opinión – y olfato propio – que ganaría si o si; no podría permitirse una derrota de cara al 2023. Maximiliano Pullaro, porque no Felipe Michlig, también andan con ganas de animarse llegado el caso.
De todos modos, desde la propia Secretaría Electoral de la Provincia están atentos a los probables movimientos nacionales, “estamos trabajando en un posible acto en un marco de pandemia”, deslizaron desde el área.
Paritaria a pedir de Perotti
Finalmente, el gobierno provincial cerró acuerdos paritarios con todos los sectores (al menos los que representan más del 95% de los empleados públicos provinciales). En los papeles no fue un cierre de las paritarias del año, porque hay compromiso de retomar discusiones en diciembre, aún a sabiendas que la costumbre indica que en la segunda quincena de diciembre todos los conflictos ordinarios de la política «mueren por inanición».
Todos los aumentos fueron no remunerativos (no llevan aportes del trabajador ni contribuciones del patrón para la caja de jubilaciones ni para la obra social) ni bonificables (no se toman en cuenta para las bonificaciones por antigüedad, título, tareas específicas, etc).
El acuerdo con el personal de la administración central -representados por ATE y UPCN- fue el más espartano de todos. Una suma graduada en una escala de 3 peldaños donde la suma mayor es 1,7 veces la suma menor. Mientras que los empleados públicos tienen una escala de 9 jerarquías y el sueldo de la mayor jerarquía es casi 5 veces el de la jerarquía inicial. Por eso el reclamo por el meneado «achatamiento salarial».
A los policías se les trasladó el mismo aumento de los empleados «civiles» y eso que la policía tiene una carrera de 10 rangos de jerarquía. También el planteo de achatamiento. La diferencia fue que al personal «de calle» se le otorgará un suplemento de $7.000, en tanto ya no venga cobrando otro suplemento. La pregunta que recorre sectores de la fuerza es a quiénes le tocará ese suplemento si ya la mayoría de los cuerpos o brigadas que trabajan «en la calle» cobran suplementos.
Los médicos obtuvieron un aumento en función de su carga horaria (aunque no de la antigüedad y jerarquía), pero sí lograron un suplemento de $4700 por tarea de riesgo.
Los docentes parecen ser los que pudieron al menos compensar el desgaste del conflicto con aumentos que tienen en cuenta la antigüedad, la jerarquía y carga horaria.
A pesar del carácter no remunerativo de los aumentos, el Gobierno otorgará aumento a los jubilados. Aún se desconoce si será en función del monto del haber que venían cobrando o si se tratará de una suma igual para todos los jubilados.
El gran ganador fue claramente el Tesoro de la Provincia. Por la forma del aumento y estirar los acuerdos hasta los últimos meses del año el aumento que se pagará en 2020 representa solo el 5% de la masa salarial antes de la paritaria.
Mientras llega la plata de la cosecha
No le pasó por alto al asesor radical Pablo Olivares el 35% de anticipo de Impuesto a las Ganancias para la compra del dólar ahorro, que derramará algunos recursos no esperados para Santa Fe. “De esos $ 5.000 millones mensuales adicionales, para Santa Fe implican más de $ 400 millones adicionales por mes, la parte positiva del Impuesto a las Ganancias al dólar ahorro, que le permitirá financiar a Santa Fe más de media paritaria 2020″, acotó Olivares.