Salvador Di Stefano: «Bonos de la deuda: esta vez, ¿será distinto?»

El gobierno reestructura la deuda pública, por 7 años tiene bajos pagos de deuda por delante. Está colocando bonos en pesos que ajustan por inflación que mayoritariamente se pagarán en el próximo gobierno. ¿Alguien está pensando en cómo crecer? ¿Pagaremos la deuda o volveremos a caer en cesación de pagos en el año 2028?

Por Salvador Di Stefano

Asesor en Negocios, Económico y Financiero

Llegaron los nuevos bonos de la deuda pública al mercado y el gobierno no ha tenido suerte, en medio de la cotización en bolsa se da un ajuste profundo en las bolsas del mundo. La crisis política entre el gobierno y la oposición también es un signo negativo. El pico de contagios en la pandemia, como un retroceso en la apertura económica tampoco juegan a favor. Un escenario de escasez de dólares, menos exportaciones y caída de reservas no ayudan al cuadro general.

A pesar de estas malas noticias, el gobierno sigue mostrando una baja en el déficit fiscal, la recaudación se recupera, está próximo a presentar el presupuesto 2021, la reestructuración de la deuda pública es un éxito y está desarrollando el mercado de pesos con bastante éxito.

Los bonos de la reestructuración de la deuda pública ya cotizan en el mercado a una tasa de retorno en niveles del 11,5% anual, esto mostrará una tasa de riesgo país cerca a los 1.050 puntos, lo que debería activar las compras de acciones argentinas.

Respecto a los bonos, hasta el año 2028 los vencimientos de deuda serán inferiores a los que teníamos antes del canje, y pasado dicho año se pondrá cuesta arriba ya que los vencimientos serán muy elevados. Esto implica que el gobierno tiene hasta el año 2028 para hacer crecer la economía, para enfrentar el pago de la deuda futura.

Para el año 2030 quienes reestructuraron la deuda cobrarán buena parte de sus deudas. Por ejemplo, los que invirtieron en el Bonar 2030 habrán cobrado el 105% del valor nominal del título, menos el 3% de quita que tuvieron. Los que invirtieron en el Bonar 2035 el 33,5% del valor nominal del título, menos el 3% de quita. Resulta interesante analizar qué sucede con los bonos más largos. Por ejemplo, con el Bonar 2038 cobrarás el 69,7% de su valor nominal, y en este título, como en los que siguen, no hay quitas. En el caso del Bonar 2041 el 52,3% de su valor nominal. En el Bonar 2046 el 56,9% de su valor nominal.

En el caso del Bonar 2029, que se utiliza para cancelar los intereses atrasados, se cobra el 107% de su valor nominal al año 2029.

Como se puede apreciar, si alguien desea comprar estos títulos, el mejor a nuestro juicio es el Bonar 2038, es un título más largo, con una gran capacidad de pago hasta el año 2030. Sin embargo, el Bonar 2030 es el que más volumen tiene, ya que se llevó el 24% del total de nominales canjeados, y para el 2030 se cobra en su totalidad.

Los bonos en los primeros años pagan muy poco en concepto de intereses, con lo cual tendrán una volatilidad muy alta en el mercado, su comportamiento sería similar al de una acción, y es interesante analizarlos para una inversión especulativa o de largo plazo.

Para los que desean ahorrar y esperar una renta de largo plazo, nos parecen mejor los bonos largos como el Bonar 2038 que paga una renta atractiva del 3,875% anual desde el año 2022 en adelante (antes pagan una renta muy amarreta), a esto habría que sumarle una amortización del 4,5% desde julio del 2027.

Para los que desean invertir con un retorno más rápido del capital, el Bonar 2030 paga amortización desde julio del 2024 en adelante, son 13 cuotas la primera del 4% y el resto del 8% del capital, la contra de este título es que los intereses que abonan son muy pequeños.

Los nuevos bonos están generando la atención de inversores nuevamente, la frase “esta vez es distinto” (que es el nombre del libro de Karen Reinhart y Kenneth Rogorof) parece operar nuevamente en el mercado, renegociación mediante los especuladores vuelven a financiar a Argentina.

Si medimos los vencimientos que tenemos por delante, Argentina podría pagar la deuda sin mayores inconvenientes hasta el año 2027 en donde los vencimientos no superan los U$S 5.500 millones por año, desde el año 2028 en adelante los vencimientos superarían los U$S 7.000 millones y todo se pone cuesta arriba. Podríamos decir que un nuevo escenario de cesación de pagos no está en el horizonte de este presidente, ni de quien lo suceda, el que asuma el mandato 2027/31 la tendrá complicada si sus antecesores no ordenan la economía nacional.

Desde que asumió el nuevo gobierno nacieron una nueva familia de bonos en pesos ajustados por inflación. Son 7 bonos, de los cuales 5 amortizan el 100% de su capital a su vencimiento, y los 2 amortizan capital en 5 y 10 cuotas respectivamente. Todos se caracterizan por ajustar por inflación y pagar una exigua tasa de interés.

Los más cercanos en sus vencimientos son el TC21 que vence el 22 de julio del 2021, que su capital ajusta por inflación y paga el 2,5% anual, y el TX21 que vence el 5 de agosto de 2021 que ajusta por inflación y paga el 1,0% anual. Aquellos que desean realizar colocaciones de fondos a un año de plazo, este es un muy buen instrumento, ya que la media de los analistas de mercado proyecta a un año vista una inflación en un piso del 50% anual, y los bancos pagan una tasa del 33% anual.

Los bonos más largos son el Bonar 2026 y 2028, que tienen el atractivo de cotizar debajo de su valor nominal en niveles del 85% y 80% de paridad aproximadamente. Estos bonos son muy atractivos, pero dejan poco flujo de fondos en el bolsillo.

Desde la mirada del Estado, la colocación de bonos que ajustan por inflación, pagando su capital 100% a su vencimiento o bien en cuotas a plazos muy largos, son una opción interesante, ya que el gobierno en curso paga un escaso flujo de fondos sobre el total que toma para endeudarse, y transfiere a largo plazo o a otro gobierno el pago de la deuda que toma en la actualidad. Por ejemplo, de los 7 títulos ajustados por inflación que estudiamos, Alberto Fernández solo paga el capital de 4 títulos, mientras que 3 caerán en un próximo mandato.

Conclusión

La Argentina se enfrenta a una oportunidad única, tiene 7 años por delante con escasos vencimientos de intereses y capital de deuda pública. Habría que aprovechar este momento para iniciar las reformas estructurales necesarias para potenciar el desarrollo económico del país.

Son necesarias las reformas laboral, previsional, educativa, energética, impositiva y, la más importante de todas, la reforma del Estado.

No parece que la clase política estuviera abocada a presentar proyectos inherentes a este conjunto de reformas necesarias para que el político que llegue al poder en el año 2027 tenga las herramientas necesarias para pagar la deuda pública y no volver a caer en cesación de pagos.

Alberto Fernández tiene, durante su mandato, un bajo estrés financiero, algo similar le había ocurrido a Néstor Kirchner cuando asumió en mayo de 2003. El que comienza a pagar será el que gane en el año 2023, y cuesta arriba la tendrá el que llegue en el 2027.

Cada vez que se reestructura la deuda pública surge la frase “esta vez será distinto” y luego volvemos a las andadas. En el corto plazo, estaremos plagados de buenas noticias desde los mercados, suba de los bonos y baja de riesgo país. El gobierno sigue inmerso en su propia interna, y la oposición tratando de buscar un norte. Ninguno de los dos está pensando la Argentina de largo plazo. La pregunta obligada es: esta vez, ¿será distinto o volveremos a caer en cesación de pagos?