María Angélica Sabatier señala que el tema ambiental no está plenamente instalado en la agenda pública y que, en general, la comunidad comenzó a movilizarse por las quemas cuando el humo llegó a la ciudad.
La imagen satelital muestra una sucesión de puntos rojos sobre el centro y norte de la provincia. Si se abre un poco más el plano se observa que el mismo tono, ya convertido en una mancha, cubre el mapa por encima de la provincia y va más allá todavía, hacia el norte de la Argentina. Y si se abre aún más se ve que abarca buena parte de Brasil, cruza el Atlántico y atraviesa África.
¿Qué es lo que estamos viendo cuando miramos esa imagen? María Angélica Sabatier, Ing. en Recursos Hídricos y docente e investigadora de la Facultad de Diseño y Urbanismo de la UNL, dice que hay varias respuestas a esa pregunta. Y anticipa el desarrollo de un tema bien complejo que «siempre estuvo ahí» pero que para muchos comienza a ser nuevo desde que el humo de los incendios se comenzó a padecer en el propio cuerpo y a ver desde casa.
«Se empieza a ver una imagen que tenemos muy próxima y es el efecto de algo. La sociedad santafesina se empezó a movilizar por el tema de los incendios recién cuando el humo llegó a la ciudad y tomó contacto con una situación que parecía lejana. Pero hace muchos años que para esta época del año es posible ver humo en el horizonte por quema de pastizales o de residuos de poda. En la zona de quintas, que ahora son una parte más de la ciudad, es una problemática de larga data».
Para la experta en Gestión Ambiental está claro que «cuando una levanta la mirada y empieza a observar información a otra escala se da cuenta de que esta es una problemática que está atravesando al territorio de América Latina y no es un tema nuevo». Propone allí hacer un poco de memoria y recordar que el año pasado el tema de los incendios del Amazonas, en pleno Brasil, estuvo instalado con fuerza en la agenda mediática.
«Fue un verdadero ecocidio que afectó muchísimas hectáreas y estuvo causado, en gran parte, por los mismos protagonistas que tenemos acá: el sector agropecuario, principalmente el pecuario que usa la quema de pastizales para generar rebrotes tiernos para sus animales (cabe agregar que es una práctica prohibida por ley en la provincia de Santa Fe).
Entonces, «al problema de las quemas lo podemos ver desde un balcón al otro lado de la orilla de la Setúbal o un poco más lejos, pero hay que verlo en general como una práctica que desde hace mucho tiempo viene afectando distintos sistemas. Hoy lo tenemos sobre el humedal donde hay una cantidad de tierras que siempre están bajo agua y por lo general no resultan apetecibles para la producción de ganado.
CRISIS ECOLÓGICA
La pandemia -opina Sabatier- «nos puso más sensibles a estos problemas porque es, en definitiva, la resultante de una crisis ecológica enorme producto de la destrucción del hábitat y de las relaciones en las comunidades: los virus que antes habitaban en los animales ahora saltaron a los humanos. ¿Por qué? Porque vía destrucción de la biodiversidad, el humano es el universo de individuos más numeroso del planeta y los virus buscan esa población para reproducirse», explica.
En este punto evalúa que es «un problema complejo que no se resuelve con una denuncia o el accionar judicial sobre los propietarios de estas tierras aunque, por supuesto, hay que hacerlo: tiene que haber responsables porque se trata de la destrucción de un ecosistema como el humedal y otros que vienen sufriendo esa acción sistemática del fuego. Es un tema que requiere una mirada integral y una acción muy firme por parte del Estado, una acción sobre los responsables de esas tierras y también una tarea educativa sobre la gente que ha visto en el fuego una práctica de eliminación de residuos».
EN PALABRAS
«La salud del ecosistema es la salud de las personas y cualquier acción que se lleve adelante en el ecosistema nos termina afectando y amenazando de muerte».
UNA SOLA SALUD
De la convivencia integrada entre ganadería y agricultura durante su infancia en el interior de la provincia a la segmentación del sistema productivo y el predominio de aquel que tiene una rentabilidad dominante, Sabatier observa un rotundo cambio en el uso de los recursos naturales; y los efectos de estas acciones se convierten en «un ataque sistemático en procura de ampliar cada vez más la frontera agropecuaria».
En ese punto vuelven a entrar en escena los incendios que en los últimos días tuvieron en jaque a personal de emergencia, bomberos y a la comunidad. Una situación «que ha llegado a movilizar a las personas al nivel de una conciencia que un año atrás muy pocos tenían. Porque al ver afectada la salud y por el aumento de problemas respiratorios la gente reacciona. Esto abre un nuevo ‘link’: hay una sola salud, la salud del ecosistema es la salud de las personas y cualquier acción que se lleve adelante en el ecosistema nos termina afectando y amenazando de muerte».
Por si esto fuera poco, los datos de lluvia no son alentadores. «Hay un pronóstico de Niña que es la estación seca y llevamos mucho tiempo sin que precipite, además de tener muy bajo el nivel hidrológico en la región. Es un escenario de muy alta complejidad y la población tiene que comprenderlo».
«Los argentinos y las argentinas tenemos tendencia a improvisar sin consultar información. Y esta información está a mano: cualquiera puede mirar las imágenes y decir ‘América Latina está bajo fuego’, pero si observa con más detalle, ve que Argentina tiene más fuego que el resto de la región en función de su superficie».
EL MAPA COMPLETO
Para María Angélica Sabatier, está claro que «el tema ambiental es un problema de la gente y no está en la agenda pública, más allá de que palabras como sostenibilidad y sustentabilidad -que no son lo mismo-, aparecen en algunos discursos». Es más, para la docente e investigadora, es necesario organizar alianzas que le den potencia a grupos donde hay académicos con buena formación que están esperando una acción coherente, incluso entre países. «Porque los ecosistemas no reconocen límites jurisdiccionales: cuando hablamos del Chaco argentino vemos una unidad con el Chaco paraguayo. Cuando miramos el Amazonas, no miramos un pedazo de la Amazonia, sino la región en su conjunto».
«Mirar el pedacito de tierra donde se está parado no va más -sentencia Sabatier. Hay que hacer una lectura integral para antender estos procesos que siguen mostrando a la Argentina como un proveedor de materias primas: sea en la crianza de chanchos, litio o soja; mientras seguimos postergando la posibilidad de una industrialización responsable que nos haga realmente autosuficientes, protegiendo la fuente de recursos que son nuestros ecosistemas que no soportan más la destrucción».
Y volviendo al comienzo, advierte que llegamos al mismo punto: «No es una situación aislada ni el fuego está acá en Santa Fe ni sólo en la Argentina. Hay que mirar el mapa completo».
María Angélica Sabatier. Ingeniera en Recursos Hídricos, Magister en Gestión Ambiental, docente e investigadora de la Facultad de Diseño y Urbanismo de la UNL, Ciudadanía y Desarrollo con Sostenibilidad/ Sostenibilidad Local y Participación Ciudadana.
Noticia de: El Litoral (www.ellitoral.com)