La insuficiencia respiratoria generada por esta enfermedad suele requerir ventilación mecánica ¿de qué se trata y cómo funciona esta práctica?
Hoy en día escuchamos hablar cada vez más de la necesidad de algunos pacientes con COVID-19 de ser asistidos con ventilación mecánica. Este tratamiento de soporte vital, puede hacer la diferencia entre la recuperación o no de un paciente que padece la enfermedad.
Un ventilador mecánico, también llamado respirador, es una máquina que ayuda a respirar a un paciente que no puede hacerlo por sus propios medios. En algunos casos, el paciente puede respirar, pero le resulta muy difícil, se queda sin aliento y se siente incómodo. Esta herramienta se encarga de llevar oxígeno a los pulmones y al organismo, y también ayuda a los pulmones a deshacerse del dióxido de carbono.
La ventilación mecánica está relacionada con el tratamiento de la enfermedad por COVID-19. El tratamiento de la insuficiencia respiratoria con ventilación mecánica necesita de los permanentes cuidados de la enfermería, el monitoreo y las indicaciones de los médicos y el continuo trabajo de la kinesiología respiratoria, imprescindibles para los cuidados de la vía aérea y el pulmón, la higiene bronquial, las diferentes maniobras que permiten alcanzar los mejores niveles de oxigenación.
En una gran cantidad de pacientes con COVID-19, el 81% tenía enfermedad leve o moderada, el 14% tenía enfermedad severa y el 5% enfermó gravemente con insuficiencia respiratoria aguda1. Estos pacientes requieren tratamiento con oxigenoterapia inicialmente pero, ante la falta de respuesta, se inicia la ventilación mecánica con el objetivo de alcanzar una adecuada respiración en los pacientes. La ventilación mecánica puede ser administrada en forma no invasiva en un grupo reducido de pacientes, con una mascarilla o en forma invasiva en la mayoría de los pacientes, con intubación en la tráquea.
El respirador no causa dolor, pero a los pacientes no les gusta sentir el tubo endotraqueal en la boca o la nariz, no pueden hablar porque el tubo pasa entre las cuerdas vocales y llega a la tráquea. Cuando los pacientes están intubados, no pueden comer por la boca, se alimentan a través de una sonda naso-gástrica. Luego de retirado el ventilador y el tubo endotraqueal, se deben rehabilitar los músculos de la fonación (cuerdas vocales) y de la deglución, dado que no se usaron por un tiempo más o menos prolongado, estos pierden el tono muscular y se debilitan.
Si bien un respirador puede salvar la vida de un paciente, no soluciona la enfermedad o lesión primaria, sino que se limita a mantener al paciente con vida hasta que funcionen otros tratamientos. Los médicos siempre tratan de retirar el ventilador lo antes posible, aunque esto se logra mediante un proceso de desconexión gradual. Algunos pacientes pueden usar el ventilador apenas algunas horas o algunos días, mientras que otros pueden necesitarlo más tiempo.
Los pacientes con COVID-19 suelen tener un tiempo de ventilación mecánica prolongado, con un promedio de 14 días de ventilación. Muchos pacientes responden adecuadamente al tratamiento global de la enfermedad crítica y finalmente pueden ser desvinculados de la ventilación mecánica con éxito, en un tiempo habitual o en un tiempo prolongado, mientras que otros tienen mal pronóstico. La mortalidad de la enfermedad es de alrededor del 2% y en esta población de pacientes gravemente enfermos (5% de los enfermos de COVID-19), la mortalidad es del 49%2.
La rehabilitación de los pacientes que recibieron ventilación mecánica puede llevar largo tiempo y continuar en otro lugar de internación, en forma ambulatoria o en internación domiciliaria, hasta alcanzar el objetivo que puede ser una recuperación total o parcial con requerimiento de algún sistema de apoyo respiratorio y asistencia de kinesiología.
La necesidad de ventilación mecánica en el contexto de tratamiento por COVID-19, puede tener distintos resultados, con éxito y fracaso en diferentes tiempos evolutivos de la enfermedad. La ventilación mecánica en la pandemia por COVID-19, salva vidas y de esta forma puede disminuir la mortalidad.
Con el objetivo de evitar el contagio y por tanto la necesidad de internación, se recomienda seguir las medidas de prevención difundidas por el Ministerio de Salud:
– Distanciamiento social (mantenete a dos metros de distancia de otras personas)
– Lavate las manos frecuentemente con agua y jabón o alcohol en gel.
– Tosé o estornudá sobre el pliegue del codo o utilizá pañuelos descartables.
– No te lleves las manos a la cara.
– Ventilá bien los ambientes de tu casa y de tu lugar de trabajo.
– Desinfectá bien los objetos que se usan con frecuencia.
– No te automediques.
En caso de presentar síntomas, aunque sean leves, consultá inmediatamente al sistema de salud, siguiendo las recomendaciones locales, para saber cómo hacer correctamente la consulta.
Asesoró: Dr. Carlos María Franceschini (MN 85786), médico neumonólogo e intensivista. Miembro de la Sección de sueño, oxigenoterapia y otros tratamientos crónicos domiciliarios de la Asociación Argentina de Medicina Respiratoria AAMR. Coordinador unidad de sueño y ventilación mecánica del Hospital Cosme Argerich GCBA.