La progresiva salida de los 50 días de estricto confinamiento que, como decíamos hace una semana transformaron a los gobernantes – algunos más que otros – en rehenes de sus éxitos epidemiológicos, harán que la gente vea el “nuevo mundo” tal como es.
Por: Darío H. Schueri – Desde Santa Fe
Atención con las reacciones. Se viene un tiempo de autocontrol ciudadano en lo sanitario, y racionalidad gubernamental. La desobediencia y rebeldía afloran en la piel de una sociedad estragada económicamente.
Afortunadamente, el SARS-CoV-2 no logró en Argentina el nivel de letalidad de otros países; pero consiguió increíblemente anular las preocupaciones y ansiedades sociales por el devenir económico nacional, en gran parte “gracias” a las dantescas imágenes de féretros apilados en los países del “primer mundo”. Los gobernantes no tuvieron que hacer muchos esfuerzos para sentirse obedecidos. La televisión se ocupó de la psicología social.
Desaparecieron de las pantallas y las radios los economistas, dando paso a un tropel de “virólogos”, “infectólogos”, “inmunólogos”, “divulgadores científicos” y cuanto “experto” en enfermedades virales se prestase a hablar (¿habrá más inscriptos en estas carreras?). Pero en los últimos días los economistas reaparecieron, como la gente en las calles; y renovando los más oscuros presagios sobre el acaecer de la economía.
El propio Presidente de la Nación prefiere seguir en modo “stand by” en ese tema, a tal punto que en la última conferencia de prensa ante la pregunta de un periodista de la agencia de noticias especializada en economía Bloomberg, inquiriendo de dónde sacará entre abril y junio 1,7 billones de pesos para inyectar en la economía para aliviar el impacto económico de la pandemia, pero sin tener acceso al crédito, recibió como respuesta presidencial “hoy prefiero no hablar de economía“.
El tema es que, como en las películas de catástrofe, cuando los habitantes salen de los refugios observan el desolador panorama, en este caso económico, que los aguarda. Habitualmente las escenas se complementan con helicópteros del ejército sobrevolando, junto con vehículos y militares asistiendo en tierra. Convengamos que desde el primer día de la cuarentena, a los ponchazos quizás, el gobierno trató de ir mitigando con lo que podía.
Perotti acompañó; ahora vienen otros tiempos.
Algo parecido ocurrió en Santa Fe, donde el gobierno provincial centró su accionar en prepararse “para lo peor” que nunca se supo – ni se sabe- cuando llegará. Lo saludable, si la cosa no se desmadra, es que todos los centros de salud públicos estarán más preparados y equipados para afrontar cualquier avatar sanitario.
Junto con la distención del aislamiento recrudeció el delito y la violencia, apenas detenidos las primeras semanas por la total ausencia de gente en las calles y un minucioso patrullaje policial; pero desde que atinadamente el Ministro de Seguridad les hizo notar hace una semana a los jefes regionales, que de ahora en más la policía pasaría a ocupar un rol secundario en los controles de circulación de personas, la cosa delictiva volvió a la “normalidad” pre cuarentena.
En la cooperativista Sunchales, una banda de jóvenes delincuentes barriales emboscaron bochornosamente a la policía, agrediéndola y robándole sus armas de fuego, para luego grabar videos con sus celulares amenazando impunemente a la propia policía y los ciudadanos.
Luego en Rosario apalearon a un ídolo futbolístico (el “Trinche” Carlovich) para robarle la bicicleta con la que vendía pan casero (autorizado, dicen), causándole la posterior muerte por las heridas recibidas. Pero lo más grave no terminó allí, sino que una multitud – literalmente – asistió al paseo de su féretro por una cancha de fútbol, aniquilando espantosamente la cuarentena.
El Senador departamental Marcelo Lewandowski había twiteado – insólitamente – que ello ocurriría.
Ahora la fiscalía busca responsables.
Dos hechos que vuelven a poner en el centro de la escena al discutido, inclusive por los propios, Ministro de Seguridad Marcelo Saín.
El propio bloque de Juntos por el Cambio liderado políticamente por el radical Julián Galdeano le pidió al Gobernador Perotti lisa y llanamente su remoción. Senadores peronistas, algunos de los cuales severamente enfrentados con el Ministro, creen que Saín es un lastre político del cual el Gobernador debería deshacerse. Mientras tanto el poderoso funcionario se siente respaldado por el Primer Mandatario; “si te van a echar lo sabés cuando te piden la renuncia” razonó Saín, mientras arrecian las críticas, no solo por su verborrea pública y sin filtros (como tratar de “chusma” a la ciudadanía santafesina) sino por supuestas evidencias ventiladas sobre delicados dichos en privado, que Saín desacredita ante un Gobernador que cada vez necesita un paraguas más amplio para protegerlo.
Sin descuidar la pandemia, hay que seguir gobernando.
El Gobernador Perotti quizás no está pasando por el momento político que hubiera deseado. Su extenso discurso del 1º de Mayo, más allá de las aciagas circunstancias en las que le tocó pronunciarlo, no conformó ni a los propios. Ponderaron que no fuera confrontativo como el del 11 de diciembre, pero hubieran querido otro perfil, quizás con menos detalles sobre la pandemia y más enfáticos anuncios.
Una vez que la sociedad empiece a dejar el confinamiento hogareño querrá ver otras realidades. El Ministerio de Infraestructura que conduce Silvina Frana conjuntamente con Producción, donde su titular Daniel Costamagna asegura tener un interesante paquete de proyectos en ciernes, deberán ser piezas claves para la rehabilitación política del gobierno; el propio Gobernador Perotti señaló que la interacción con la santafesina ministra nacional María Eugenia Bielsa será vital para que se reanuden obras públicas y arranquen otras nuevas.
Frana estuvo demasiada atada desde que asumió a la sanción de la Ley de Emergencia primero, y Necesidad Pública después, pese a que el anterior oficialismo afirmaba que los fondos para continuar varias obras estaban disponibles.
Ahora la oposición frentista, lo hizo saber hace poco el diputado radical Fabián Bastía, argumenta que el gobierno ya tiene las leyes que tanto anhelaban, aunque el Gobernador diera a entender el 1º de mayo que llegaron fuera de tiempo. Radicales que habían empezado ponderando al gobierno como el Senador Felipe Michlig, hoy toman prudente distancia.
La Mesa Provincial del Frente Progresista Cívico y Social, emitió un severo documento mediante el cual expresan su “más profunda preocupación por las consecuencias sociales y económicas que esta coyuntura está generando en la trama misma de nuestra sociedad, amenazando con una verdadera e inevitable paralización de los procesos productivos y las cadenas de comercialización, como así también la imposibilidad de miles de comerciantes, emprendedores, profesionales, trabajadores asalariados, prestadores de servicios y cuentapropistas de poder seguir desarrollando sus tareas con normalidad, perdiendo por ende la oportunidad de obtener toda retribución dineraria, imprescindible para su sustento y el de sus grupos familiares”.
“El mundo no será igual”, profetizó el Presidente de la Nación el viernes pasado. Eso nadie lo sabe. Lo único seguro es que en Argentina las cosas no estarán mejor.