La brecha del miedo es la que mide el dólar contado con liqui y el dólar mayorista, que ya se ubica en el 80% y se conjeturan muchas desventuras económicas.
El gobierno debería explicitar el rumbo económico, de lo contrario los fantasmas acechan y las brechas crecen.
El dólar contado con liqui ayer llegó a los $ 120 y la brecha con el dólar oficial trepó al 79%. A esta brecha la podríamos denominar la brecha del miedo. Hay argentinos que pagan un 79% más de lo que vale el dólar oficial por irse del país, es un pasaje muy caro en tiempos de coronavirus.
En los primeros 4 meses del año la recaudación suma $ 1.841.000 millones, le faltaron $ 230.000 millones para copiar la suba de la inflación. En los primeros 3 meses del año el déficit fiscal primario fue de $ 156.000 millones.
Nuestras proyecciones indican que en el año el déficit fiscal primario rondaría $ 1.500.000 millones, y que dicho monto se financiaría vía emisión monetaria, ya que no hay financiación interna o externa a la vista.
Las reservas se vienen manteniendo en torno a los U$S 43.568 millones, un 39% debajo de lo que teníamos un año atrás. La suma de la base monetaria más los pasivos alcanza los $ 3.938.608 millones, y crece a un ritmo del 68% anual. El dólar, que surge de comparar estos pasivos y las reservas, se ubica en los $ 90,40, y está llamado a seguir creciendo ya que la emisión monetaria parece no detenerse.
En este marco de referencia, el Banco Central viene devaluando el peso a un ritmo del 42% anual en los últimos meses, aunque en mayo desaceleró la tasa de devaluación. La inflación, que es un tema muy controversial, se ubicaría en torno del 45%, factores como la recesión, el desempleo, el cepo al dólar están anclando la tasa de inflación en torno de este valor probable.
Los agentes económicos observan que vamos a una dura recesión, los pronóstico de varias consultoras ya posicionan al PBI con una caída del 9,2% anual para el año 2020, y una tímida recuperación del 2,8% para el año 2021.
Los motores de la economía son 4. El consumo privado caerá este año y no podrá recuperarse el año próximo. El consumo público nunca adelgaza, este año caería el 1,8% y el año próximo estaría neutro. Las exportaciones caerían en 2020 y se mantendrán en igual nivel en el año 2021. La economía hará una L, ni una V y tampoco W.
La inversión, que caería un 25,3% en el año 2020, volvería a crecer en el año 2021, la última vez que creció fue en el año 2017.
Sobre 4 motores que tiene la economía, los 4 caerían en el año 2020 y solo uno se recuperaría en el año 2021. Para fines de dicha fecha nuestro PBI, en términos nominales, sería muy parecido al que teníamos en el año 2008, habremos retrocedido 13 años.
En este contexto de actividad económica y perspectivas de crecimiento Argentina se juega una carta de oro, la reestructuración de la deuda pública, y los mercados financieros son el termómetro.
La tasa de interés no es la variable a seguir bajo la actual coyuntura, los bancos están cerrados. En el pasado, el 60% de las financiaciones se destinaban a préstamos al consumo, en la actualidad nadie saca un préstamo de consumo porque se desconoce si cuando se levante la cuarentena los agentes económicos mantendrán su empleo, el nivel de ingreso o simplemente desconocen el escenario que les espera.
Los bancos vieron caer las financiaciones al consumo y les sobra dinero que no pueden colocar en empresas porque muchas veces faltan carpetas o calificaciones adecuadas para aplicar el dinero. La tasa de interés está por el piso, los bancos compran dinero, pero no saben a quién colocarlo, las entidades financieras tienen más de un 60% de liquidez en el segmento de pesos.
Los ahorristas, ante tamaño desconcierto generalizado, miran al gobierno y presagian una dura renegociación de la deuda, sin tener claridad si terminamos en la cesación de pagos o encauzamos a la normalidad los pasivos del Estado. Estamos tratando de reestructurar la deuda bajo ley extranjera, falta la deuda bajo ley argentina, las letes y algunos bonos en pesos que se reperfilaron. El camino es largo y la penitencia pesa.
En este marco general, los traviesos de siempre dejaron trascender medidas extremas del gobierno nacional como podría ser la nacionalización de depósitos, una medida que no podría ser creíble, pero el amague de colocarle un bono a los bancos y la creación de un impuesto a los ricos hace que todo lo que luzca increíble pase a ser probable.
Los ahorristas huyen del peso al Contado Con Liqui pagando una brecha exorbitante, como si vieran un fantasma que se queda con todo, nadie se hace cargo del temor que recorre la city económica. El gobierno no abre la boca, más bien quiere intervenir antes que explicar.
Los agentes económicos no le temen, siguen comprando dólares al precio que sea, tal vez crean que es el fantasma de Canterville, al que nadie le teme, y, por el contrario, los inversores le juegan bromas y se burlan de él, llevando cada día más dólares contado con liqui a sus arcas.