La economía se juega entre lo escaso y lo abundante, por lo visto en los últimos días siguen escaseando dólares y sobran pesos, pero no en la calle, dentro de los bancos.
Por Salvador Di Stefano
Asesor en Negocios, Económico y Financiero tanto de empresas de la ciudad y la región; como de individuos y empresas familiares ligadas al comercio, industria y campo.
El gobierno lleva adelante una política de emisión monetaria para atender las necesidades sanitarias y el efecto pobreza de una economía cerrada. Sin embargo, tomó la decisión de política monetaria de cerrar los bancos y dejar atrapados en plazo fijos al 24% a los ahorristas. Como si fuera poco las cuentas remuneradas bajaron las tasas y el excedente de pesos que había en los bancos salió al mercado a buscar refugio.
Quienes desean salir de esos plazos fijos en pesos para comprar dólares, no pueden realizarlo vía el mercado oficial, ya que solo se venden U$S 200 a $ 86,78, que se forma por $ 65,50 que es el dólar oficial y 30% adicional del impuesto país. Si desean sacar el dinero en efectivo, el único camino es el cajero automático, que en el mejor de los casos te permite retirar una cantidad reducida por día (casi un corralito).
En este escenario los ahorristas en pesos se ven atrapados con una tasa del 24% anual y buscan alternativas en la economía real adquiriendo algún activo que haga las veces de resguardo de valor, o bien se vuelcan a comprar dólares en la bolsa.
La compra de dólares en bolsa es muy sencilla, con los pesos que tenés depositados en el banco comprás un bono argentino nominado en dólares, la compra la realizás en pesos y luego pasás a venderlo en dólares. Esos dólares se depositan en una cuenta bancaria. Esto se conoce como dólar MEP (Mercado Electrónico de Pagos) y más popularmente como dólar bolsa, que ayer cerró en $ 106,26.
Si la misma operación tiene como objetivo colocar los dólares en una cuenta en el exterior, la operación se denomina dólar CCL (Contado Con Liqui) y es un poco más cara que el dólar bolsa, ayer cerró en $ 107,42.
Las comparaciones son necesarias. Colocar pesos en caución a 7 días te deja una rentabilidad del 10% anual, comprar un cheque de pago diferido en bolsa avalado por una Sociedad de Garantía Recíproca te deja una rentabilidad del 20% anual, realizar un plazo fijo una rentabilidad del 24% anual.
Una lecap, que es una letra del Estado Nacional o un bono en pesos, tiene rentabilidades escalofriantes dado que nadie confía en que el Estado cumpla su palabra de pago asegurado como dice el Ministro de Economía Martín Guzmán. Si bien los precios son regalados, y a caballo regalado no se le miran los dientes, es tan grande el desprestigio del Estado que pocos se arriesgan a invertir en estos papeles, solo queda reducido a grandes especuladores.
En este contexto comprar bonos en dólares también tiene su riesgo, porque estamos próximos a una reestructuración de la deuda pública, el Bonar 2020 que vence a fin de año cotiza a una paridad del 24,2% y tiene una tasa interna de retorno del 1.850% anual, claramente un resultado incumplible y que llama a no comprarlo.
Las acciones cotizan a un Merval en 30.782, si lo medís en dólares oficiales rondaría los U$S 470, y en dólar bolsa U$S 290. En principio lucen valores atractivos, pero todos creemos que los balances traerán resultados peores que los imaginados, con lo cual hay margen para alguna baja adicional.
La brecha entre el dólar bolsa y el dólar oficial es del 62,2%, si tomamos la brecha promedio del gobierno de Cristina Fernández entre 2012/2015, la misma se ubicó en el 50% y tuvo picos del 80%. A nuestro juicio no tiene sentido comprar dólares a una brecha superior al 50% ya que está más en un techo que en un piso. Tal vez en estos niveles sería apropiado vender dólares y comprar activos, como pueden ser bienes de cambio para tu empresa, bienes semidurables o durables.
Por ejemplo, un auto de los denominados pequeños medidos en dólar bolsa, hoy cotiza en U$S 8.500, y una camioneta 4 x 2 cabina doble con caja vale U$S 17.500, valores inigualables en el tiempo.
Las propiedades han mostrado una baja sustancial en precios, en especial proyectos en pozo que están ávidos por vender y comenzar el proceso constructivo. Recordemos que Argentina es un país muy regulado, el precio de los terrenos es inflexible a la baja dado la escasa oferta de buenos terrenos para construcción, la mano de obra no es flexible a la baja ya que tenés que negociar con un sindicato que impone salarios en alza, y muchos materiales son importados o como el hierro tienen una cotización internacional en dólares. Por otro lado, las propiedades han sido históricamente un resguardo de valor.
En resumen, dado los niveles de tasas actuales, es mejor salir a vender un cheque para tomar dinero al 20% anual, que colocar el excedente de pesos al 20% anual, máxime cuando la inflación esperada para el año se ubicaría en un piso entre el 45% y 50% anual.
Los bonos en pesos y en dólares del Estado Nacional están dañados por la confianza del mercado. Ofrecen tasas muy altas, tan elevadas que pocos deciden comprarlos.
Los bancos tienen acorralados los plazos fijos en pesos a tasas del 24% anual, pocos se sienten cómodos en esta inversión, y migran a activos o dólares.
El dólar bolsa, con una brecha del 62,2% no luce atractivo para comprar, ya que cualquier noticia positiva o la profundización de la recesión obligará a ventas por efecto confianza o necesidad.
Lo más económico en Argentina son los bienes de cambio, bienes semidurables o durables. Para el inversor cambiar su vehículo o comprar inmuebles es una buena oportunidad.
El temor del coronavirus invita a ahorrar y no comprar activos. Las autoridades del Banco Central deberían pensar en generar las condiciones para que los bancos mejoren las tasas que pagan a los ahorristas. El Ministerio de Economía debería ofrecer una reestructuración de deuda amigable.
El congreso debería reunirse para tratar la baja de impuestos, y archivar el impuesto a la riqueza. Si todo esto no ocurre, todos los caminos conducen al dólar, aunque en estos precios está caro desde nuestro punto de vista, y habría que evaluar la compra de activos reales.