En el mundo se está padeciendo una situación sin precedentes, porque si bien otras pandemias azotaron a la población, hay ciertas características que hacen a la actualmente declarada por la OMS, producida por el COVID-19, singular en varios aspectos.
Uno de ellos es la información, desmesurada, contradictoria, omnipresente y globalmente divulgada debido, fundamentalmente, a los medios de comunicación y, en espacial, a las redes sociales. Herramientas de comunicación que están al alcance de la mayoría y disponibles para cualquiera que desee poner su granito de arena para iluminar el tema, aunque en realidad lo oscurezca. Esa sobreinformación que con frecuencia apabulla, angustia, abruma, va de a poco o bruscamente afectándonos.
Ahora bien, contamos con datos, infinidad de ellos, pero ¿nos ayudan a sobrellevar la angustia que nos produce esta situación?
En muchas ocasiones no, porque ante una situación inédita es difícil recurrir a experiencias pasadas que nos brinden herramientas y recursos para sobrellevarla. La incertidumbre que provoca la imposibilidad de predecir lo que va a acontecer nos paraliza y atemoriza.
Es cierto que podemos tomar recaudos y acatar las medidas de prevención con las que contamos, pero es posible que cierto estado de indefensión nos embargue al saber que dependemos de medidas, en lo que respecta a salud pública, que escapan a nuestro alcance.
El aislamiento, en algunos casos, y el miedo a la exposición a la enfermedad en quienes no se encuentran en cuarentena, angustia por igual, como así también, el temor por nuestros seres queridos, la preocupación por lo que vendrá, en fin, sería imposible enumerar todas las cuestiones que nos están produciendo sufrimiento.
Entonces, ante esta situación, ¿cómo sobrellevar de la mejor manera posible dentro de nuestras posibilidades?
Por un lado, tratar de dimensionar en su real medida lo que podemos hacer al respecto y lo que no está en nuestras manos, cumplir con lo que nos indican las autoridades sanitarias, cuidarnos y así cuidar a quienes nos rodean, ser responsables y actuar con solidaridad.
Por el otro, ante tanta inseguridad e incertidumbre, ¿dónde encontrar sostén en estos momentos que estamos atravesando?
Desde el Counseling confiamos en que cada persona potencialmente tiene la capacidad de producir los cambios que necesite para disminuir su sufrimiento. Quizás antes esta situación que estamos viviendo es importante tomarnos un momento para repensarnos, reflexionar y escucharnos atenta y amorosamente a nosotros mismos, y ésto nos ayude a encontrar los recursos con los que contamos en nuestro interior para lograr tranquilidad y paz.
Como agentes de prevención y promoción de la salud, los Counselors propiciamos los encuentros en espacios virtuales. Son una alternativa válida para establecer o fortalecer el vínculo counselor – consultante a través de una comunicación que no carece de calidad, ni de calidez, y que habilita al consultante la libertad y el espacio seguro que necesita para poner en palabras aquello que puede estar sintiendo y vivenciando, a raíz del clima de crisis y latente amenaza que nos toca vivir.
Clr. Claudia Quiroga Daldi
Equipo de Difusión del Counseling
Asociación Argentina de Counselors