Renunció el secretario de Hacienda de la provincia José Luis Milessi aduciendo “motivos personales” para dejar el cargo, aunque en los pasillos se comenta que el roce entre el Poder Ejecutivo y la Cámara de Diputados por el retaceo de envío de las partidas, habría sido el detonante para la partida de Milessi.
Milessi seguramente se percató de que se estaba metiendo en problemas por obedecer la orden de sus superiores de no enviar las partidas presupuestarias a la Cámara de Diputados, toda vez que el artículo 34 de la Ley Tributaria lo conmina a “mantener la regularidad necesaria” de los fondos para los poderes legislativo y judicial. Ese artículo no existía en la Ley; se incorporó en la
sanción de diciembre pasado.
El Secretario de Hacienda es uno de los cargos con más poder en cualquier estructura de gobierno, equiparable a un ministro sin cartera y conocido en la jerga de palacio como «el perro guardián del presupuesto y de la caja». Y está a tiro de que “le pinten los dedos” ante cualquier irregularidad. En Diputados aún persiste el malestar por la pereza en el envío de los fondos que le pertenecen; la imputación “incumplimiento de los deberes de funcionario público”, ya comenzaba a escucharse en los pasillos del Parlamento.
Además, también habrían mellado los ánimos de Milessi el conflicto planteado con contratista del Estado – entre ellos la Cámara de la Construcción – por la falta de pagos. ¿Por qué habría de inmolarse Milessi si no es un cuadro político?, solo un solvente técnico que fue a “darle una
mano” a Walter Agosto.
Por: Darío H. Schueri – Desde Santa Fe