La economía argentina hace 8 años que no crece, esto da lugar a que el consumo publico este estancado, el consumo privado en baja y las inversiones con una caída significativa. La pregunta obligada, ¿qué hacemos en una economía de estas características?
Al tener una economía estancada, producimos hoy lo mismo que en el año 2011. Durante dicho periodo de tiempo hubo empresas que crecieron, a expensas de las que desaparecieron, y otras que se mantuvieron en el tiempo.
Las empresas que han logrado crecer, han desafiado al mercado capturando una mayor porción del mismo. Esto las llevo a que alcanzaran una mayor escala, lo que les permitió bajar los costos unitarios de los productos, o bien diluir en la mayor producción los costos fijos de la empresa.
Cuando un emprendedor comienza a crecer, lo más difícil es como financiar dicho crecimiento. La economía argentina no ha mostrado en los últimos años, tasas de interés apropiadas para poder financiar el capital de trabajo que necesitan las empresas para expandirse. Esto llevo a que las empresas, en su gran mayoría se financiaran con sus propias utilidades.
Las empresas en la actual coyuntura, sufren una fuerte suba de la presión tributaria, lo cual hace que buena parte de su liquidez termine en el Estado. Las ventas que se realizan, salvo los sectores exportadores, se cobran a plazo, y en muchos casos el dinero en la calle esta no menos de 60 días hasta que llega a la empresa. Cuando dicho dinero ingresa en caja, ya vale entre un 6% y 7% menos, victima de la inflación argentina.
Los insumos que compran las empresas, tienen fuertes descuentos de contado, quien se entusiasme comprando y aprovechando estas ofertas, a futuro penara por la liquidez perdida. Tendrá una fuerte ganancia económica, pero financieramente el escenario será bien distinto.
Los salarios son rígidos, y es imposible aplazar su pago. Son erogaciones que se realizan antes de cobrar la mercadería vendida en el mes.
En este contexto, para crecer es necesario invertir, y si no hay espacio para la inversión por falta de capital, nos financiamos con las utilidades de la empresa, es muy probable que el emprendedor deba resignar utilidades a corto plazo, para ganar mercado, y la liquidez sea un problema para la compañía.
Todo esto luce complejo, pero podría transformarse un mucho más complejo, si la empresa comenzara a tener incobrables, producto de las convocatorias que se producen habitualmente en un mercado, con muchos emprendedores fallidos, por los impagos de una economía en recesión.
Este escenario es para una empresa que esta en crecimiento, si dicha empresa hubiese optado por mantener su porción de mercado, lo más probable es que tendría un resultado económico y financiero adverso.
En los últimos años los gastos de estructura de una empresa han crecido sideralmente, comenzando por el pago de los servicios, salarios, alquileres, tarifas públicas, mayor presión tributaria, logística y gastos en general. En muchos casos, las ventas no han crecido en la misma proporción que la inflación, resulta difícil convalidar precios más elevados en un mercado en recesión, lo cual achica el margen de rentabilidad de las compañías, y en algunos casos, dichos márgenes pasan a ser nulos o negativos.
Las empresas han trabajo en muchos casos ampliando su paleta de productos, buscando distintos tamaños, calidades y marcas, en busca de segmentar al mercado tratando de capturar la mayor porción del mismo.
Cada acción implica una erogación, sin que esto implique un resultado positivo asegurado, por ende, son tiempos de los que arriesgan sin red, en busca del equilibrio presupuestario perdido.
En el Excel todas las proyecciones dan positivo, lo que devuelve la acción en el mostrador muchas veces no es la misma. Podes tener éxito comercial, pero no financiero, la plata cuesta mucho y administrarla pasa a ser un arte en los tiempos que corren.
El mercado esta cambiando y estamos obligados a reconvertirnos, hoy tener una sociedad de garantía recíproca no es una opción, es una necesidad imperiosa, ya que con el aval que otorga podemos bajar las tasas de financiameinto a niveles del 27% anual venciendo un cheque o un pagare en bolsa.
El capitalismo se compone de los que ganan y los que pierden. Muchas empresas han quedado en el camino en estos largos años de estancamiento, probablemente algún día en la puerta de las bolsas de comercio de las distintas ciudades se erija un monumento al emprendedor desconocido, ese que dejo todo por un proyecto y que no pudo llegar al éxito por la voracidad recaudatoria del Estado, la falta de políticas publicas ligadas a la producción, y la inseguridad jurídica que impide la fácil asociación entre privados.
Seguramente muchos se sentirán identificados con esta nota, todos estamos corriendo detrás de la escala, liquidez es lo que falta, ganas es lo que sobra, recesión es lo que se impone en los tiempos que corren.
Muchos políticos hablan de la poca capacidad instalada que tienen las industrias, pero nadie dice que para poner en marcha una mayor porción de capacidad instalada hace falta financiamiento a tasas razonables.
En los últimos dos años de esta economía, hay pocas empresas con buenas carpetas para que los bancos le presten dinero, los bancos perdieron capital de trabajo y capacidad prestable, ante las previsiones que realizaron ante los impagos de muchas empresas en el mercado.
Son tiempos para vivir con lo nuestro, tener ingenio, reinventarse, innovar e invertir para poder seguir en carrera, y no sentirnos representados en la estatua frente a la bolsa de comercio de tu ciudad.
Salvador Di Stefano
Asesor en Negocios, Económico y Financiero tanto de empresas de la ciudad y la región; como de individuos y empresas familiares ligadas al comercio, industria y campo.