“Por fin llegó la fecha», celebró Andrea ante en apenas se difundió que tiene fecha el juicio oral para el sacerdote Néstor Monzón, 50, acusado de abusar sexualmente de su hija y de su sobrino cuando tenían 2 y 3 años respectivamente, hace casi 4 años, en la Parroquia María Madre de Dios, pared de por medio con la casa de la abuela de los pequeños.
El juicio será del 05 al 13 de diciembre de 2019 y el veredicto del tribunal será anunciado el 17 del mismo mes y año. Así lo comunicó la Oficina de Gestión Judicial, donde serán las audiencias, lo que conocemos como los tribunales de la Ciudad de Reconquista, en calle San Martín 1153.
“Estoy contenta porque queremos que se haga justicia por mi hija, mi sobrino y por mi mamá que a causa de todo esto se murió de tristeza por lo que pasó con sus nietos. Ya demasiada espera. Hay dos nenes que necesitan justicia y no voy a dejar de luchar por ellos”, expresó Andrea.
Reveló que su hija no olvida, lo sigue nombrando al Sacerdote aunque muy de vez en cuando; y que la niña sigue con tratamiento psicológico después de un par de meses de descanso. “Está bien, sigue su vida normal pero de vez en cuando sale ese nombre que no dejó de decir, siempre nombró al señor Monzón”.
Sobre el estado de su sobrinito contó que «está bien» y que no sigue ningún tratamiento psicológico «porque es más introvertido. Después que pasó ésto lo vi más cerrado, más introvertido”. En su momento habló con su padre del tema, con la psicóloga que lo atendió en su momento, contó lo mismo que mi hija y se demostrará en el juicio”.
No sabe qué pasará en el futuro con su hija, si le quedarán secuelas o no del suceso. Considera que «Dependerá de la cabeza de ella”.
Después contó el caso de Julieta Viasco que le pasó a los 9 años, la madre no le creyó, lo bloqueó, a los 18 volvió a hablar, no le creyeron, se bloqueó y cuando fue abuela se le vino todo de vuelta y está en juicio con el cura.
Sobre la importancia de la condena, opinó que la condena ayuda a que las víctimas sanen.
Refirió también a los ataques no solo en las redes sociales sino también personales y en público que sufrió y sufre de parte de los que no creen que el sacerdote cometió el abuso, y hasta llegaron a decirle que quiere sacar plata, lo que aclaró que «no me interesa la plata como dicen, lo único que quiero es verlo preso. No voy a parar hasta que este tipo vaya preso porque nos arruinó la familia entera».
Andrea contó que ella también hizo y hace terapia.
El obispo que públicamente comprometió su acompañamiento, se borró.
Andrea dijo que aunque sigue el proceso canónico, el obispo nunca más se comunicó con ella. Lo hizo una sola vez en el comienzo de la causa penal con ella y su mamá, pero nunca más se acercó. “El Obispo vino nos abrazó, nos bendijo, pero a las dos semanas salió lo de las escuchas de la abogada”, echó en cara Andrea.
Se refiere a la llamada de la asesora legal del obispo al sacerdote sospechoso (Monzón), donde le indica que borre todo lo que tenía en el celular y que cuando lo llame la justicia actúe como sorprendido, como que no sabía nada de lo que le habían advertido que lo estaban investigando. Y en la comunicación le aclara que terminaba de hablar de eso con el obispo. Esa comunicación quedó grabada porque el sacerdote sospechado tenía intervenido el teléfono por la orden del juez.
Fuente: ReconquistaHOY