La Asociación Argentina de Medicina Respiratoria da más detalles sobre esta práctica que ayuda a prevenir diversas enfermedades y posee efectos positivos, tanto del bebé como de la madre.
La Semana Mundial de la Lactancia Materna este año se centra en esta práctica como la base para una buena salud para toda la vida de los bebés y las mamás. Hablamos de una costumbre universal que mejora la salud, el bienestar y las oportunidades de supervivencia de las mujeres, niños, y niñas de todo el mundo, contribuyendo a disminuir la morbimortalidad infantil y materna.
La leche materna está perfectamente diseñada para satisfacer las necesidades nutricionales e inmunológicas de cada niño. La lactancia materna es una manera natural y óptima de alimento y promueve el vínculo entre la madre y la niña o niño, independientemente del entorno.
Los primeros 1000 días de vida son cruciales para el desarrollo humano. En Argentina la tasa de lactancia materna exclusiva de los recién nacidos al egreso de las maternidades es mayor al 90 % y luego disminuye a 37% a los 6 meses de vida. A nivel global, incrementar la lactancia materna óptima podría evitar más de 823.000 muertes infantiles y 20.000 muertes maternas cada año.
Beneficios de la lactancia materna sobre la salud:
– Ayuda a prevenir el hambre y la malnutrición en todas sus formas y posee efectos positivos para toda la vida, tanto de la niña o el niño, como de la madre.
– Provee un efecto protector contra enfermedades infecciosas gracias a su componente inmunológico: disminuye la incidencia y gravedad de bronquiolitis y otras infecciones respiratorias, otitis media aguda, de diarrea; previene la caries dental y la aparición de mal oclusiones, y se comprobó mejor desarrollo intelectual.
Es una manera económica de alimentar al bebé con un alimento irremplazable que por sus características en cantidad/calidad de nutrientes adecuados a cada etapa y componentes que le otorga beneficios únicos para su salud a corto y largo plazo.
– Se estima que reduce el riesgo de sobrepeso y obesidad en aproximadamente un 10% de los niños, ya que proporciona nutrición adecuada, de fácil digestión, da aporte calórico esencial y excelente hidratación, en comparación con la alimentación con fórmula.
– En países de bajos y medianos ingresos, los bebés amamantados tienen menos riesgo de muerte en su primer año de vida, en comparación con los bebés que nunca fueron amamantados.
– La lactancia materna exclusiva también ayuda a las madres a regresar a un peso saludable previo al embarazo y posiblemente reduce el riesgo de desarrollar diabetes.
– Para la mamá, ayuda con el espaciamiento entre los nacimientos, reduce el riesgo de cáncer de mama y de ovario y disminuye el riesgo de padecer hipertensión.
– La ausencia o insuficiencia de lactancia materna se puede relacionar con casos de bajo peso, como de sobrepeso en niños. Además de la lactancia materna, muchos factores afectan el crecimiento y desarrollo óptimo de la niñez, incluida la introducción, la cantidad, la consistencia y la frecuencia de la alimentación complementaria y la incidencia de patologías crónicas.
Tres recomendaciones de la OMS y UNICEF
• Iniciación temprana de la lactancia materna dentro de la primera hora después del nacimiento.
• Lactancia materna exclusiva durante los primeros 6 meses de vida.
• La lactancia materna continuada hasta los 2 años o más, con la incorporación de alimentos (sólidos) complementarios nutricionalmente adecuados y seguros a partir de los 6 meses.
La lactancia materna es una solución universal para dar a cada niño un comienzo justo en la vida. Permite a millones de niños sobrevivir y prosperar, encaminándolos hacia una salud mejor y un futuro más próspero. La leche materna es el alimento nutricional e inmunológicamente más poderoso para bebés y niñas/niños pequeños, un alimento que puede estimular el desarrollo cerebral como nada más lo haría. Estimula el desarrollo cognitivo de los niños y niñas, mejorando enormemente sus logros educativos, su participación en el mundo laboral y los ingresos a lo largo de su vida. Saltarse esta etapa crítica del desarrollo cerebral durante la infancia puede ocasionar deterioro de las funciones cognitivas.
Asesoraron: Dra. Gisela Martinchuk (MN 95637), Coordinadora de la sección Neumonología Pediátrica de la Asociación Argentina de Medicina Respiratoria, y Dra. Silvia Garcia, Pediatra Neonatóloga, Secretaria de Subcomisión de Lactancia Materna de Soc. Arg. de Pediatría.
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