La investigación duró más de un año y fue fruto de la cooperación entre los Ministerios de Seguridad de Argentina y del Interior de Rusia; el juez Julián Ercolini; los fiscales Eduardo Taiano y Diego Iglesias, y la Gendarmería Nacional con la Policía rusa.
La ministra de Seguridad de la Nación, Patricia Bullrich, junto al ministro de Justicia y Seguridad de la Ciudad de Buenos Aires, Martín Ocampo, y el subjefe de la Gendarmería Nacional, Federico Sosa, precisó en una conferencia de prensa los detalles sobre la desarticulación de una de las maniobras de narcotráfico más sofisticadas y complejas de nuestro país. La incautación de 389 kilogramos de cocaína en las instalaciones del Colegio Adjunto de la Embajada rusa en Argentina y la sustitución de la droga con harina para una posterior entrega vigilada en Rusia.
“Hemos desmantelado una organización internacional de tráfico de cocaína entre la Argentina, Rusia y Alemania. Fue posible gracias al trabajo conjunto con el Ministerio del Interior ruso, la Embajada de Rusia en Argentina, el Servicio Federal de Seguridad ruso, la Gendarmería Nacional, el juez Ercolini, el titular de la PROCUNAR Diego Iglesias, y el fiscal Taiano”, detalló la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich.
“Una noche recibí un llamado urgente del embajador ruso, quien me contó que tenía la sospecha de que en un anexo de la embajada había droga. Nos reunimos en mi oficina con los comandantes de la Gendarmería Nacional, Otero y Domínguez, para discutir cómo podíamos desbaratar a esta organización”, expresó la ministra. Y agregó: “Llamamos al juez Ercolini y recibimos de parte del embajador una llave de la entrada lateral para acceder al lugar donde se guardaban las valijas”.
Luego de incautar los 389 kilogramos de cocaína de máxima pureza sellados con una estrella –cargamento valuado en 50 millones de euros- se dio inicio a la operación en conjunto entre Argentina y Rusia. Primero se sustituyó la droga con harina adquirida en el Mercado Central y luego se repusieron las valijas en donde habían sido halladas. Un año más tarde, el megaoperativo concluiría con seis detenidos y con el intento de tráfico de droga frustrado.
“Tras verificar por narcotest que se trataba de cocaína, hicimos un trabajo muy profesional para sustituirla por 389 kilos de harina que pudimos comprar en el Mercado Central”, continuó Bullrich. Y concluyó: “Para la entrega vigilada de las valijas, se les colocó un dispositivo de seguimiento y monitoreo de 24 horas. Este cargamento de 50 millones de euros tenía que llegar a Rusia, que era su destino”.
La investigación
La noche del 13 de diciembre de 2016, la ministra Bullrich recibió un llamado del embajador ruso, Víctor Koronelli, solicitando reunirse con ella de manera urgente. El diplomático acudió al Ministerio acompañado por tres miembros del Servicio Federal de Seguridad rusa, con motivo de una fuerte sospecha de un intento de tráfico de droga en el Colegio Adjunto.
El jefe de la Gendarmería Nacional, Gerardo Otero, el director de Inteligencia Criminal, Jorge Domínguez, y el juez Julián Ercolini, acudieron también a la reunión para ultimar los detalles y los pasos a seguir. Paralelamente, se le dio intervención a la Procuraduría de Narcocriminalidad (PROCUNAR), a cargo de Diego Iglesias.
Se acordó de manera conjunta ingresar a la escuela para confirmar la sospecha; de ser así, se utilizaría el método de sustituir la cocaína por otra sustancia para comenzar con la entrega vigilada y desentramar la red criminal.
La Gendarmería ingresó a las dos de la madrugada y comprobó con el narcotest que, efectivamente, se trataba de cocaína de máxima pureza oculta en valijas y marcada con un sello de calidad. Un total de 389,240 kilogramos complementados con levamizol. Con extrema cautela, se llevaron las valijas y se las reemplazó por harina. Todo esto debió consumarse con extrema rapidez para no levantar sospechas y devolver el cargamento al lugar donde había sido hallado, en las mismas condiciones.
Con el aval de la justicia y del embajador Víctor Koronelli se devolvieron las valijas, las cuales ya habían sido marcadas con dispositivos de rastreo interno y externo y las que luego, durante un año, serían controladas hasta diciembre de 2017, cuando partieron en un avión oficial a Rusia en el compartimento de equipaje diplomático.
La operación contó con la colaboración del Consejo Nacional, el Ministerio del Interior y la Policía Nacional de Rusia; el Ministerio de Seguridad argentino y la Gendarmería Nacional, y, por parte de la justicia, por el juez Julián Ercolini y los fiscales Eduardo Taiano y Diego Iglesias.
La organización trasnacional se conformaba por el ciudadano “K”: prófugo y con pedido de captura internacional, este empresario era quien traía la droga a la Argentina y la facilitaba a la embajada. Su contacto allí era Ali Abyanov, un ex funcionario jerárquico de la propia sede diplomática con el cual había planificado la operación y que hacía las veces de valijero. Otro de los vínculos en nuestro país era un subinspector de la Policía de la Ciudad, Iván Blizniouk, quien proveía a “K” con contactos y facilidades para saltear controles aduaneros y planificaba el envío del cargamento en algún posible viaje de cadetes a Rusia. La logística corría por cuenta de Alexander Chikalo, de estrecho vínculo con Blizniouk, y ambos de origen ruso nacionalizados argentinos.
Paralelamente, Rusia dispuso una investigación espejo para identificar a “K” y a quienes recibirían la droga en su país. El plan era colocar las valijas como parte de la mudanza de Abyanov. Para esto, “K” viajó a nuestro país en varias ocasiones pero con apoyo del gobierno ruso se le impidió el acceso a la embajada.
Finalmente, y como última alternativa, las autoridades rusas trasladaron las valijas en un avión oficial. Ellos eran parte de la investigación y tenían conocimiento sobre la entrega vigilada. Un año después de esa primera reunión en el despacho de la ministra Bullrich, el vuelo despegó con destino a Rusia.
Al arribar, las valijas fueron resguardadas en el Ministerio del Interior ruso mientras se aguardaba que se presentaran los integrantes de la banda a retirar la carga.
El Ministerio de Seguridad envió un equipo especial de tres gendarmes para monitorear la entrega vigilada. En ese momento fueron detenidos Ishtimir Khudzhmov y Vladimir Kalmykov cuando se presentaron a retirar las valijas. Simultáneamente, Ali Abyanov es detenido en su departamento en Moscú.
Como corolario de la investigación, ayer la Gendarmería Nacional detuvo en nuestro país a Iván Blizniouk y Alexander Chikalo, tras una serie de allanamientos ordenados por la justicia.
Son seis en total los narcotraficantes aprehendidos en Rusia y Argentina y 50 millones de euros lo que significaba esta gigante operación trasnacional. Las técnicas aplicadas de inteligencia permitieron que la cooperación internacional entre ambos estados diera frutos y que hoy se haya logrado desbaratar una de las maniobras más sofisticadas de narcotráfico en nuestro país.
Prensa – Ministerio de Seguridad de la Nación