«Hoy, en este tradicional ámbito de encuentro que tenemos los ocampenses para mostrar y demostrarnos de lo que somos capaces de generar como comunidad, quiero especialmente agradecer…
Agradecer a esa gran mayoría que entendió que en estos últimos tiempos, el destino nos puso frente a un gran desafío: dejar atrás un modelo de producción basado casi exclusivamente en la monoactividad para pasar a generar nuevas cadenas de desarrollo.
Entender que cambiar la matriz productiva de Villa Ocampo no pasaba por dejar atrás a esas industrias que fueron el motor de progreso de esta comunidad desde su fundación misma; sino que era necesario plantearnos ante una realidad que nos exigía renovarnos, actualizarnos, generar nuevas alternativas que complementen y fortalezcan nuestro potencial.
Por eso, mientras estábamos atentos a cómo se resolvía judicialmente la cuestión de nuestras industrias quebradas, nuestros esfuerzos estaban puestos también en acompañar el titánico desafío de una empresa de capital local para reactivar la destilería de alcohol. Porque nuestra ciudad había dejado de producir alcohol hacía ya casi tres décadas, siendo que esa actividad fue radicada en estas tierras por el mismo fundador y gran visionario, Don Manuel Ocampo Samanés.
La recuperación y puesta en marcha de la actividad alcoholera tiene que ser para nosotros una revancha al destino mismo; ese destino que se empecinaba en poner a Villa Ocampo en una situación de estancamiento, desesperanza y fracaso. Enmarcado en un contexto caracterizado por una equivocada, demagoga y cortoplacista política económica nacional de principios de esta década, que no acompañó el mantenimiento ni desarrollo de las economías regionales; y mucho menos, de las que tenían su sustento en las generadas desde el pequeño y mediano productor agropecuario.
A pesar de ello, nuestra comunidad entendió hacia dónde nos dirigíamos y siguió acompañándonos en un programa de recuperación y desarrollo de nuestra economía que tiene como ejes centrales: la conformación de la Asociación para el Desarrollo de Villa Ocampo; la elaboración del Plan Estratégico Productivo Regional; la diversificación y el fortalecimiento de las cadenas de valor (carnes, lechería, apicultura, floricultura, ecoturismo, etc.); acompañar a los nuevos operadores del Ingenio Arno junto con la provincia como así también a la industria del papel, motivar y acompañar el emprendedurismo y a los actores de la economía social; proyectar y gestionar la infraestructura necesaria para que cada emprendimiento pueda desarrollarse en su lugar de origen, especialmente a través de las venas que alimentan al sector productivo como lo es la electrificación, siendo nuestra ciudad la primera en la provincia en dejar inaugurada una obra realizada a través del nuevo Fondo de Electrificación Rural, que es una verdadera reivindicación histórica para el norte santafesino.
Nada de esto fue producto de la casualidad; cada paso que dábamos estaba consensuado con quienes no se dejaron dominar por la desesperanza y los mensajes agoreros de esa minoría que apostó y fue parte del fracaso, y que hoy quedó sin libreto ante una realidad que los superó.
Por eso mi agradecimiento a esta comunidad que supo entender que ante el desafío del cierre temporario de una industria había que buscar nuevas cadenas de valor; que ante el crecimiento del desempleo había que buscar alternativas, como lo hicimos con la puesta en marcha la obra pública, generadora de puestos de trabajo, de un mejoramiento en la calidad de vida de los vecinos y de desarrollo del comercio local. La instalación de tres plantas productoras de hormigón elaborado en los últimos años, es una muestra palpable de los beneficios que genera el desarrollo de la infraestructura junto al emprendimiento privado. Esas plantas hormigoneras hoy ya son fábricas de productos premoldeados y no tienen límites en su proceso de expansión.
A la par, y por estar ubicada en un lugar estratégico en el norte santafesino, Villa Ocampo fue beneficiada con dos obras de una envergadura casi sin precedentes; el Gasoducto del NEA y la nueva usina termoeléctrica, que inyectaron al circuito económico y laboral de nuestra ciudad un flujo de recursos que nos permitió sobrellevar los tiempos más difíciles. Esas obras, que hoy nos garantizan un fluido energético sustentable y garantizado para las próximas décadas, deberán ser también la plataforma en la que se sustenten nuevos desafíos; tal vez impensables o inimaginables.
Esta Expocampo Nº 43 es una muestra de que la comunidad no da sus brazos a torcer, y que seguimos trabajando para fortalecernos para buscar ese objetivo que es el desarrollo sustentable de una sociedad luchadora y comprometida con su destino.
Tenemos un futuro que se puso de nuestro lado y conocemos muy bien cuál fue nuestro pasado al que no queremos volver; tenemos una comunidad forjada en el sacrificio, en la lucha y en la pertenencia a una región marginal que nos exige cotidianamente tener creatividad, capacidad y espíritu de superación.
A esta comunidad, hoy vengo a agradecer; fueron ustedes artífices y sustento de lo que hoy comenzamos a vislumbrar, y cuyo destino redundará en beneficio de todos».