Por: Darío H. Schueri – Desde Santa Fe
Por estas horas el intendente de Santa Fe José Corral, presidente del Comité Nacional de la UCR, representante de Cambiemos en la Provincia de Santa Fe y padrino de la lista «Cambiando Juntos» que lleva de primer candidato a diputado nacional a Albort Cantar, y el concejal rosarino Jorge Boasso, aspirante a candidato a Diputado nacional (por Cambiemos con la lista «Frente para el Cambio») mantienen una conflagración (que dejará heridos, como toda guerra) política y mediático judicial de altamente inflamable.
En resumidas cuentas, la Junta Electoral partidaria de Cambiemos literalmente le «tumbó» la lista de candidatos a diputados nacionales que encabezaba Boasso por haber detectado «serias irregularidades» en la presentación de avales (diferencia en el número de avales, avales que pertenecen a otra lista, planilla de avales que no avalan lista alguna, duplicados de planillas, entre otros) que la gente de Boasso en algunos casos reconoce como «errores involuntarios», pero que en definitiva, acogiéndose a la normativa y jurisprudencia que rige el funcionamiento de las Juntas Electorales Partidarias, piden subsanar ante de la presentación de la lista en la Justicia Federal Electoral (cuyo plazo vence este miércoles), solicitud denegada por la Junta Electoral de Cambiemos.
Así las cosas, comenzó la danza de presentaciones judiciales y amenazas de querellas entre uno y otro sector en pugna. Una vez más intervino el abogado constitucionalista Domingo Rondina, patrocinando a Boasso en los descargos correspondientes ante la Junta Electoral Partidaria de Cambiemos, con copia a la Secretaría Electoral Nacional, Distrito Santa Fe.
De manera paralela, incendiado, Boasso arremetió ferozmente contra Corral en los medios rosarinos con una catarata de descalificaciones personales, partidarias y políticas como hacía tiempo no se escuchaban en el ambiente político provincial.
Según Rondina, «el principio que rige la actividad de las juntas electorales se llama «en caso de duda a favor de la participación», eso lo dices siempre la normativa y la jurisprudencia», por lo cual «no corresponde que si es una falta formal que puede resolverse dándole 24 horas de oportunidad se rechace una lista».
Hasta aquí resumida someramente la parte formal del diferendo electoral. Políticamente, nosotros adelantamos sutilmente hace unos días en este Diario que «quizás Boasso no le gane a la lista oficial de Albord Cantar (por más desconocido que aparezca) pero una elegante performance podría llegar a interferir peligrosamente con corrimientos en la alambicada lista oficial, que aún tendrá que pasar por el filtro legal federal por no haber incluido una mujer en los dos primeros lugares, por ser un frente nuevo del que compitió cuando ingresaron los diputados que en diciembre terminan sus mandatos».
Evidentemente alguien dio la orden de cortar por lo sano antes de que aparezcan los problemas en serio después de las primarias y Boasso, pecando de ingenuo, (error mortal en política) cometió la torpeza de presentar los avales con serias inconsistencias. Lo que se dice presentarse desarmado ante el león hambriento.
El concejal rosarino quizás se confió porque confió en el Presidente Mauricio Macri quien, en su despacho de la Casa Rosada no le puso trabas hace un par de meses cuando lo visitó para hacerle saber que si no llegaría a integrar una lista de unidad, competiría en las PASO. Boasso debería haber advertido con el correr del tiempo que en ninguna Provincia el PRO permitió internas, ¿por qué habría de avalarla en Santa Fe?.
En Santa Fe no hubo lista de unidad porque José Corral desistió de jugar, y junto al Jefe de gabinete Marcos Peña diseñaron la grilla de candidatos más conveniente (para ellos). Boasso estaba afuera de aquella entente. Y decidió enfrentarlos (a Corral y Marcos Peña) pensando que Macri lo bancaría. Hasta el preciso momento en que escribimos estas líneas ello no está ocurriendo. Y lo más probable es que, quizás violentándose algunas normas (después nos preguntamos porque la ciudadanía descree de las instituciones, que de ultima son también víctimas de quienes las dirigen) la lista de Boasso quede sólo en una expectante tentativa.
En algún lugar del maquiavélico universo político estaba escrito que en Santa Fe Cambiemos no iría a las PASO. Jorge Boasso no lo leyó; justo se le escapó a él, abogado y ejecutor fiscal de la AFIP.