Los ahogamientos son la tercera causa de muerte por traumatismo no intencional en el mundo y suponen un 7 por ciento de todas las muertes relacionadas con traumatismos, de acuerdo a la OMS, que calcula que en el mundo mueren cada año por ahogamiento 372.000 personas.
Es posible que las estimaciones mundiales subestimen notablemente la magnitud real del problema de salud pública que suponen los ahogamientos.
«Durante el verano, el agua es el elemento natural de entretenimiento tanto infantil como de los adultos, pero también hay importantes riesgos, por lo que es necesario extremar las precauciones», destacó el coordinador del Nodo de Salud Reconquista, Raúl Medina, quien remarcó que «con el fin de evitar ahogamientos en piscinas, ríos, arroyos o playas, es necesario tomar conciencia de los peligros que conlleva el agua y las prácticas acuáticas, por lo que se debe extremar las medidas de seguridad».
«Respetar los tiempos de digestión, utilizar solo las zonas vigiladas destinadas al baño, aprender las técnicas de rescate y no perder de vista a los niños en el agua son algunas de las prevenciones que hay que tener en cuenta, a fin de evitar sustos y tragedias», indicó el funcionario.
Seguridad
Con respecto a las normas de seguridad, Medina detalló que es importante «no bañarse en zonas no habilitadas; evitar bañarse mientras se está haciendo la digestión En este sentido, se recomienda no ingerir comidas abundantes antes del baño, no consumir alcohol y entrar en el agua cuando hayan transcurrido unas dos horas, para prevenir un corte de digestión. Hay que tener en cuenta que, cuando se hace la digestión, la sangre se concentra en el aparato digestivo y se reduce la oxigenación. Esto, unido a un cambio de temperatura al pasar de un medio a otro, a menudo provoca vómitos, una bajada de las pulsaciones o la pérdida del conocimiento, que pueden derivar en un ahogamiento».
Con respecto a las zonas habilitadas como playas en ríos o arroyos, sostuvo que «para evitar accidentes, los bañistas deben informarse antes sobre la configuración del fondo, las corrientes, lugares resbaladizos, rocas, para evitar heridas o lesiones. Además, no se debe empujar a nadie al agua, ni correr por el borde de la pileta y ni saltar al agua sin fijarse antes si hay alguien sumergido alrededor».
Asimismo, Medina señaló que «no hay bañarse en solitario si no se sabe nadar. Siempre debe hacerlo en las zonas menos profundas y cercanas al bordes en la pileta. En la playa hay que hacerlo en paralelo a la costa, sin alejarse nunca de ella y cerca de los guardavidas.
En cualquier caso, aunque se sea un nadador experimentado, lo mejor es no bañarse en solitario, en lugares apartados del resto de los bañistas, porque pueden producirse calambres, mareos, tragar agua, enredarse con malezas o redes, etc. que pueden dificultar la salida del agua y crear situaciones de pánico».
Y remarcó que «no hay que bañarse en zonas prohibidas. Siempre hay que bañarse en las zonas vigiladas por socorristas y habilitadas al efecto».
Con respecto a las piletas habilitadas en clubes, recordó que deben disponer de un botiquín de urgencia, socorristas capacitados.
Por último, manifestó que «para prevenir los mareos y la deshidratación, se recomienda beber abundante agua, cubrir la cabeza, utilizar cremas con elevado índice de protección y evitar la exposición prolongada al sol. Cuando se percibe que hay alguien en peligro, se debe avisar a los socorristas y pedir ayuda».