El Ministerio de Salud de la provincia, a través del Programa de Oncología, adhirió al día internacional de los Cuidados Paliativos que, como todos los años, se recuerda el segundo sábado de octubre. En esta oportunidad, la cartera sanitaria brindó información con el fin de concientizar sobre el derecho a recibir los cuidados, bajo el lema que convoca en el año en curso (hasta el próximo octubre de 2017): “Vivir y morir con dolor, algo que no debería suceder”.
Al respecto, desde Salud indicaron que “se denomina Cuidados Paliativos a la asistencia integral de pacientes con enfermedades crónicas, evolutivas, irreversibles y limitantes para la vida, que no tienen respuestas a los tratamientos curativos, y cuyo objetivo principal es conseguir la mejor calidad de vida posible para los pacientes y sus familias”.
“Las acciones de cuidados paliativos o de soporte, deben aplicarse lo más temprano posible en el curso de la enfermedad, conjuntamente con otras terapéuticas como quimioterapia o radioterapia”, precisaron desde el Programa de Oncología, y agregaron que “ofrecer este sistema de soporte a pacientes y familias ayuda a que los enfermos vivan lo mejor posible en toda la extensión de su enfermedad, es decir que esta atención abarca todas las fases, desde el diagnóstico hasta el tratamiento de soporte, llegando hasta los cuidados al final de la vida”.
“VIVIR Y MORIR CON DOLOR, ALGO QUE NO DEBERÍA SUCEDER”
Haciendo referencia al lema que convoca este año, desde el Programa de la dirección de Promoción y Protección de la Salud, indicaron que el dolor “es uno de los principales síntomas que presentan los pacientes con Enfermedades Crónicas Evolutivas, un síntoma muy frecuente pero que en muchas oportunidades no es tenido en cuenta o se le da menor valor por ser una expresión del paciente y no contar con un instrumento que objetive lo que le está pasando al individuo”.
Aquí el instrumento “es la palabra y lo más objetivo es la utilización de escalas visuales en las que el paciente marca cuánto es lo que le duele”, precisaron, agregando que “también suelen aparecer signos indirectos de dolor como sudoración, taquicardia, palidez, aumento de la tensión arterial, los que hay que tener en cuenta en todo el contexto de la evaluación del dolor”.
“Para logra mejorar la calidad de vida, debemos considerar al dolor como el 5° signo vital para evaluarlo y tratarlo, tal como se haría con alguien que presenta fiebre o la presión elevada” y para tratar el dolor adecuadamente “deben estar disponibles los fármacos necesarios, pero es también central poder evaluarlo”, se remarcó.
PARA PODER EVALUARLO ES FUNDAMENTAL RECONOCERLO
En el proceso de evaluación, desde el Programa de Oncología indicaron que “es crucial y decisivo, tener como premisa que lo que el paciente dice que le duele es cuánto le duele (reconocimiento), más allá de la apreciación que pueda tener un observador externo. Esto que puede parecer una obviedad, no es frecuente en la práctica cotidiana de profesionales de salud ajenos a los Cuidados Paliativos”.
“El tratamiento del dolor –continuaron–, se basa fundamentalmente en la utilización de la escalera analgésica de la Organización Mundial de la Salud (OMS), que presenta diferentes fármacos según la intensidad del dolor. No necesariamente se tiene que comenzar por el primer escalón (antiinflamatorios no esteroides), sino que la podemos transformar en un ascensor que, según corresponda, va al nivel que se determina (opioides débiles, opioides fuertes)”.
MITOS MÁS DIFUNDIDOS
Respecto de algunos de los mitos más difundidos, desde la cartera sanitaria mencionaron tres: “que el tratamiento con opioides lleva a la adicción (uno de los más frecuentemente por los médicos para negarse a la indicación de los opiáceos), por lo que los pacientes no deben adherirse al tratamiento”; que “no hay otro tratamiento posterior para el dolor”; y que “los va a llevar a la muerte”. Cada uno de estos mitos es inexacto, aseguraron desde Salud. “La combinación de los mitos existentes y la falta de capacitación entre los trabajadores de la salud con respecto a los opioides, se traduce frecuentemente en el fracaso para tratar a los pacientes, que sufren de dolor, con analgésicos opioides”.
Al respecto, indicaron que “el dolor, de moderado a intenso, tiene un profundo impacto sobre la calidad de vida. La investigación científica ha demostrado que la persistencia del dolor tiene una serie de consecuencias físicas, psicológicas y sociales. Puede conducir a la reducción de la movilidad y la consiguiente pérdida de fuerza, compromiso del sistema inmunitario, interferir con la habilidad de una persona para comer, concentrarse, dormir, o interactuar con otros”.
CONSECUENCIAS PSICOLOGICAS
Desde la cartera sanitaria, también advirtieron sobre las consecuencias psicológicas, que son también importantes, ya que las personas que padecen dolor crónico tienen cuatro veces más probabilidades de sufrir de depresión o ansiedad. El dolor tiene consecuencias sociales para las personas que lo sufren y, a menudo, también para sus cuidadores.
Este grupo de consecuencias incluye la incapacidad para trabajar, cuidar a los niños u otros miembros de la familia, y participar en actividades sociales. Es muy importante lograr disponibilidad y accesibilidad al tratamiento del dolor para lograr evitar un sufrimiento innecesario. En muchas oportunidades la medicación sola no va a ser suficiente. “Es aquí donde debemos hacer referencia al concepto de dolor total, que es un término utilizado por primera vez por Cicely Saunders, unas de las pioneras en Cuidados Paliativos”, indicaron.
“El dolor total hace referencia a aquél cuya severidad, persistencia y grado de afectación toma las diferentes áreas del individuo: psicológica, la que puede manifestarse como depresión, insomnio, fatiga, cambios del humor, así como también la alteración del ámbito social , por problemas económicos y hasta pérdida del rol dentro de su entorno y el ámbito personal –esto relacionado con las creencias– por la generación de culpas, reproches y diferentes pensamientos con respecto a la muerte”, advirtieron.
Por todo lo expuesto, desde Salud sostuvieron que “si lo tratáramos con una sola mirada nos quedaríamos atomizados en lo orgánico por lo que es necesario el abordaje interdisciplinario, donde se ponen en juego otros saberes que pueden evaluarlo y, en forma conjunta, planificar un plan terapéutico. Por ello, es que se requiere de equipos de profesionales formados en cuidados paliativos de psicología, trabajo social y representantes de la dimensión espiritual”, añadieron.
Finalmente, destacaron que “desde la práctica de los Cuidados Paliativos se defiende y protegen el concepto de dignidad, que está íntimamente articulado a lo humano «morir con dignidad», humanamente, tiene el mismo peso que vivir con dignidad, apuntando a la mejor calidad de vida posible para una persona particular”.