La Prof. Susana Enrique, directora de la Escuela Nº 1009 de Colonia La María, fue propuesta por el Ministerio de Educación de la provincia para que en setiembre reciba el premio a los “Buenos Educadores de la Argentina 2016”, que otorga el Ministerio de Educación de la Nación.
Colonia La María es una zona rural tan pequeña que hasta cuesta que Google pueda encontrarla en el mapa. Tiene cerca de 90 habitantes y está ubicada en el distrito de Alejandra, en el departamento San Javier, en el centro norte de la provincia. Se accede por un camino de tierra de 35 kilómetros desde el pueblo más cercano.
Hace 68 años que en ese paraje se creó la escuela Francisco Narciso Laprida N° 1009, que actualmente tiene una población de 15 alumnos en primaria y 3 en el nivel inicial. También tiene un maestro y una directora, la profesora Susana Enrique, quien fue propuesta por el Ministerio de Educación de la provincia para que en septiembre reciba el premio a los “Buenos Educadores de la Argentina 2016”, que otorga el Ministerio de Educación de la Nación.
Esta distinción se entrega cada año a 24 maestros de nuestro país, uno por cada jurisdicción, y cuya mención es en “reconocimiento y justicia para aquellos que a diario se entregan por el crecimiento humano de quienes le son confiados a través de una de las tareas más nobles y gratificantes: la de enseñar”.
El docente premiado debe tener una reconocida trayectoria, destacado desempeño frente a los educandos, inserción en la comunidad educativa, reconocimiento académico y compromiso con la escuela.
Susana Enrique es una de las maestras santafesinas que reúne esas condiciones. “Este premio es una caricia a mi alma – dice la profesora –, aún creo que es un sueño, es confirmar que la igualdad de oportunidades existe de forma real, que el trabajo, la dedicación, la constancia y el amor a lo que hacés siempre te permiten cosechar buenos frutos, y esto no sólo hace referencia a esta experiencia personal, sino también a los logros que tienen nuestros alumnos y ex alumnos en las distintas aéreas donde se desempeñan”.
En 1977 ingresó como docente en la escuela y se quedó para siempre. “Tengo mis raíces en este lugar y desde siempre sentí la vocación de ser una maestra rural, de luchar por la revalorización de la educación rural, de preparar niños que cuando vayan a seguir sus estudios en el medio urbano no sientan discriminación y que los que siguen el camino del trabajo sean reconocidos por su desempeño. El saber te permite ocupar un lugar, te hace importante”, sostiene Enrique.
Susana es directora desde hace 20 años y dice que no faltó un solo día. Al principio recorría los 12 kilómetros que la separan de la escuela a caballo o caminando, pero ahora vive en la escuela de lunes a viernes.
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