Argentina: Una agenda hacia 2050. Oportunidades y desafíos

Juan Ignacio Lozano, Lic. en Economía

Si hay un sector productivo que ha mostrado notable dinamismo a través del tiempo es el sector agropecuario. El uso de la tecnología aplicada y el grado de especialización en cuanto a aspectos productivos del productor agropecuario medio, en nuestro país, es destacable y es quizás, la razón por la cual, pese a políticas poco favorables, Argentina sigue siendo fundamentalmente un país exportador de productos agropecuarios. Argentina vende los productos que una economía en plena transición y alto crecimiento (China) consume, situación que en un futuro mediato se intensificará.-

El hombre tardó un millón de años en alcanzar una población de 1.000 millones de habitantes (hacia 1800) y en los siguientes 200 años, dicha población se multiplicó por 7. De este modo, se estima un crecimiento en la demanda mundial de cereales del 42% para 2050 (desde 2,1 millones de toneladas actualmente hasta 3 millones de toneladas). El crecimiento de la demanda de leche y carne podría ser mayor aún. Así, el aumento en la producción de alimentos para 2050 debería ser de alrededor del 70%, según el Banco Mundial contemplando también que quizás los biocombustibles, única fuente de energía alternativa con potencial actual, genere más presión sobre la producción agropecuaria.-

Claro que 2050 se encuentra lejos en el horizonte de muchos y más aún de un país como Argentina, donde la inmediatez invade la mayoría de las decisiones y donde las políticas de largo plazo son un mero enunciado ilustrativo. Los 35 años que faltan parecen una eternidad para muchos.

Hacia 1980, las discusiones de Política Económica rondaban alrededor de 3 problemas fundamentales que, una vez superados, se argumentaba, nos dejarían a las puertas del progreso: la inflación, la Deuda Externa y los problemas de Balanza de Pagos. Los tres problemas fueron superados alternativamente y el desarrollo en su sentido más cabal sigue tardando en llegar, pese a que han pasado 30 años.

Si bien son temas de la coyuntura actual, no operan como herramientas de extorsión como sí lo fueron en la década de 1980. Esto nos hace pensar que quizás 2050 esté aquí a la vuelta y que deberíamos comenzar a planificar una estrategia (o varias) para aprovechar las oportunidades y sortear los desafíos que el futuro nos impondrá. El crecimiento poblacional se ha echado a andar y es una variable sobre la que hay más certezas que dudas. Para mitad de siglo el mundo tendrá que darle de comer a cada vez más bocas. La oportunidad será cierta.-

Claro que en nuestro país, la realidad más inmediata es la que más esfuerzos nos está exigiendo. Es necesario repensar la organización de nuestra matriz productiva, emular experiencias ajenas, aprender de los errores y ensayar soluciones eficientes tratando de evitar hacer marchas y contramarchas con las decisiones que se toman.

Eso exige complementariedad entre las esferas pública y privada, creatividad y visión de futuro, pero sobretodo, la desmitificación masiva de muchos aspectos relacionados con la producción primaria que se han estimulado últimamente por visiones sesgada, binarias y especuladoras.




En el caso de la leche, superada la urgencia impuesta por la coyuntura, los órganos de gobierno deberán consensuar y ensayar soluciones que transparenten la cadena y se orienten a hacer crecer realmente la oferta de la leche y sus derivados. Se debe organizar de otro modo la cadena para evitar que siga siendo un juego de suma cero en el que ganan los eslabones más poderosos en desmedro de los otros.

En el caso de la carne, los ensayos recientes que se establecieron como soluciones creativas en contra de la lógica están mostrando como resultado un deterioro en la cadena completa y una caída en el stock de cabezas como nunca antes. Esta es otra cadena que debería reorganizarse de cara al futuro para aprovechar las oportunidades venideras.

El futuro exigirá aumento de una producción que deberá, además, ser sostenible ambientalmente, mejor utilización del próximo (por no decir actual) recurso no renovable escaso: el agua, y estrategias de país escritas y planificadas por los actores mas importantes sin exclusiones caprichosas como hasta ahora ¿estará Argentina a la altura de las necesidades y posibilidades mundiales de 2050?

Por Juan Ignacio Lozano, Lic. en Economía. Consultor en Agronegocios

Pregon agropecuario