Villa Ocampo: Atilio Romero recibó su reconocimiento

Se realizó una nueva entrega de las Menciones “En Vida Hermano, En Vida”. Su principal fundamento es reconocer y decirle gracias a esas personas por todo lo que hicieron, por todo lo que nos dieron; tiempo, dedicación, sacrificio, esfuerzo, solidaridad, compañía, afecto.

Es necesario rescatar el trabajo comunitario, la transmisión de valores y los ejemplos de vida; en todos los ámbitos de la sociedad. Y se ha elegido el Mate como símbolo de camaradería y hermandad. El lema del programa es “No esperes a que se vaya la gente para quererla y hacerle sentir su afecto; hazlo en vida hermano, en vida. Tú serás muy feliz si aprendes a hacer felices a todos los que conozcas en vida”.

Atilio Romero recuerda un acontecimiento de carácter gremial vivido en el año 1969, fecha nada grata para el sector de los trabajadores de varios lugares del país, gobernado por la élite militar; y Villa Ocampo no estaba ajena a esa cruda realidad.

En ese entonces, integraba la Comisión Directiva del Sindicato de Obreros y Empleados de la Industria del Azúcar; no era bien interpretada por la patronal, negándose a reconocer los derechos de los trabajadores, bajo amenazas de despidos.

En respuesta a ello, el gremio resolvió paralizar las actividades, mantenerse en estado de huelga general y movilizar la población.

La situación local trascendió la provincia y llegó a tener alcance nacional; tanto fue así que se recibió la llegada del histórico dirigente sindical Raymundo Ongaro, titular de la CGT de los Argentinos, con quien se trazó una movilización popular y regional, teniendo como destino la misma Casa de Gobierno de Santa Fe.

Informadas las autoridades gobernantes, expresaron su disgusto y organizaron una solapada reunión tendiente a evitar la manifestación, pero solamente con algunos representantes obreros, excluyendo a los dirigentes sindicales; actitud evidentemente dictatorial. Pero como la posición del Sindicato era la de lograr con urgencia una razonable solución, se admitió la participación de algunos compañeros confiables, en reemplazo de los miembros de Comisión Directiva.

Estando reunidos en el Sindicato, junto a Ongaro, se hizo presente el intendente municipal, persona conocida y digna de crédito, quien solicitó que se apersonen a la Comisaría local para recibir un radiograma proveniente de la Gobernación, donde se informaba la fecha y hora de reunión. La gestión del intendente no daba lugar a otra deducción que la de respaldar las funciones del comisario, a pesar de la dudas que planteó Ongaro; por lo que Atilio Romero decidió concurrir a la sede policial, considerando que no comprometía la estrategia prevista, y que en el supuesto de que algo ocurriera, asumiría la responsabilidad en forma individual.









Al recibir el telegrama y disponerse a volver al Sindicato para darlo a conocer a sus compañeros, se llevó una gran sorpresa al constatar que en la puerta de la Comisaría, el comisario le impidió que se retirara. Ante semejante cambio de actitud, le exigió una respuesta de los motivos de la detención, a lo que el comisario indicó que no se trataba de una detención sino de una “demora”; entonces, al rechazar tan vil argumento, reclamó con voz elevada la presencia del intendente, quien lo había acompañado como gesto de buena fe.

Cuando el funcionario municipal pidió información de lo que estaba pasando, recibió como única respuesta que el titular de la Jefatura Reconquista ordenó el procedimiento. Seguidamente, en compañía de un oficial lo pasaron a la galería donde se encontraba esperando un vehículo con el que lo trasladaron hasta la sede de la Guardia Rural “Los Pumas”, que se encuentra a las afueras de la ciudad.

En esa repartición, sin mediar ningún tipo de notificación, se lo introdujo en un galpón de arneses y forrajes de caballería, sin omitir la colocación de fuertes pesadores y candados, pasando encerrado y a oscuras gran parte de la noche.

Antes de la madrugada abrieron la puerta, y ya se encontraba esperándolo otro vehículo, al que le ordenaron que subiera. Cuando preguntó si lo trasladaban a su domicilio, recibió como respuesta que guarde silencio porque estaba en carácter de “incomunicado”.

El destino fue otro y muy diferente, ya que se trataba de la Jefatura Policial de Reconquista, donde le tomaron las impresiones digitales y le hicieron un interrogatorio; para posteriormente seguir viaje rumbo al Sede de la Guardia Rural en Santa Felicia (Departamento Vera), donde quedó en carácter de detenido durante aquella histórica jornada en que se desarrollaron los violentos episodios conocidos como el “Ocampazo”; para entonces ya estaba saliendo el sol, cuya luz reanimó su espíritu.

Atilio Romero en sala de conferencias para su reconocimiento

Recibiendo un presente de manos de la Diputada Estela Yaccuzzi
Sus compañeros del Club de Abuelos lo homenajean