El gobierno se encuentra con una herencia no imaginada. La deuda pública es una amenaza para el gobierno. En el gobierno de Mauricio Macri vence el 50% de la deuda. Vuelven los canjes.
La deuda pública se ubica en los U$S 239.959 millones y se ubica en el 48% del PBI, un valor inimaginable hace unos meses atrás. De ese total el 50% vence en el mandato de Mauricio Macri. Más que tomar nueva deuda, hay que canjear deuda de corto, por deuda de largo plazo, y rezar para que no suba la tasa de interés internacional, y nuestro riesgo país.
Esto no incluye la deuda con los bonistas en litigio, una vez cerrado este conflicto, nuestra deuda podría trepar a los U$S 255.000 millones, esto implica que superaría el nivel del 50% del PBI. Ni hablar, si tomamos deuda para cancelar el pago de intereses del año 2016, que ascienden a U$S 10.000 millones, y si tomamos nueva deuda para infraestructura por U$S 15.000 millones, eso nos ubicaría con un nivel de deuda de U$S 280.000 millones, que representa el 56% del PBI, y nos pondría muy cerca del nivel de deuda sobre PBI que tiene Brasil.
Nuestra mayor preocupación, es que Argentina necesita financiar este año unos U$S 25.000 millones de déficit fiscal primario, y pagar intereses de las Lebac por un total de U$S 10.000 millones. Esto elevaría el nivel de deuda pública a los U$S 315.000 millones, que representaría el 63% del PBI:
Con este nivel de deuda, que no es preocupante, pero invita a una pronta baja de gasto público, y lograr superávit primario, no vemos posible una fuerte baja de los intereses que pagamos.
En la actualidad la deuda pública, paga una tasa de interés promedio del 5,0% anual. No creemos que dicha tasa pueda bajarse en este escenario, de mayor endeudamiento y déficit fiscal primario.
En la actualidad el plazo promedio de la deuda, es de 7,6 años, mucho menor que los 8,3 años que teníamos en el año 2001. Esto se debe, a que el gobierno saliente, endeudo fuertemente al Estado de corto plazo, tratando de dejarle a la administración entrante, una dolorosa deuda de cortísimo plazo, que deberá gestionar, y canjear a mayor plazo, para no caer en problemas de liquidez, y que termine atormentado por una corrida financiera.
El gobierno viene de un año 2015 con un fuerte déficit fiscal, y un rojo en la balanza comercial, lo que le llaman popularmente los déficit gemelos. Si a esto le sumamos una caída de nivel de actividad, y alta inflación, no son las mejores cartas de presentación para obtener el financiamiento necesario para que el país comience a crecer.
En estos casos las recetas son muy claras. Solo un tipo de cambio alto podría revertir el saldo negativo de la balanza comercial Argentina, que se ubica en torno de los U$S 3.000 millones. Cerrar la economía a productos importados sería altamente negativo, y la mejor protección es un tipo de cambio elevado.
En cuanto al Estado, el rojo fiscal se combate por el efecto combinado de baja de gasto público y mayor recaudación tributaria. Bajo el escenario de la actual coyuntura, no vemos un horizonte de fuerte suba de los ingresos públicos, salvo que el gobierno tome medidas audaces, como sería un blanqueo de capitales, que incremente rápidamente la base imponible de tributos, y genere un salto en los ingresos públicos. Bajar el gasto público resulta muy complejo, dado la enorme cantidad de subsidios que financia el Estado, y lo peligros que sería eliminar subsidios energéticos en forma abrupta, ya que podrían generar un fuerte cambio de precios relativos en la economía, que nos lleven a una falta de rentabilidad en el sector empresarial, pérdida de recaudación y alto desempleo en la economía.
Los nuevos datos de la deuda pública, nos ponen en alerta, de lo que ha sido históricamente, un problema estructural de la economía Argentina. Durante la última década, parecía un tema olvidado, pero el descontrol fiscal de los últimos años, hizo que pasara de U$S 190.000 a U$S 240.000 millones entre los años 2011 y 2015. En igual período el PBI creció entre U$S 447.000 y U$S 500.000 millones.
En el último mandato de Cristina Fernandez de Kirchner el PBI creció el 11% y la deuda el 26%, el ratio deuda versus PBI se ubica en el 48%, y el fantasma de la deuda se vuelve a instalar entre nosotros.
Conclusión:
1) No hay posibilidad de tener un tipo de cambio bajo, con este escenario de alto endeudamiento, déficit fiscal elevado, y bajas reservas en el Banco Central.
2) Los bonos argentinos tendrán tasas de retorno elevadas, no vemos una caída del riesgo país desde los valores actuales. Hay que comprar bonos, sin apresurarse, las tasas pueden subir.
3) Por el momento, no vemos riesgo alguno, de incumplimiento en el pago de la deuda pública, aunque nos sentiríamos más cómodos, si logramos superávit fiscal, y nos mantenemos en una relación deuda/PBI menor al 60%.