La muerte de Leandro Díaz

VILLA OCAMPO – A los 91 años, cuando estaba de visita en Asturias (España) conociendo la tierra de sus ancestros, murió Don Leandro Díaz, ex presidente del Centro de Jubilados y Pensionados Nacionales, quien llegó a convertirlo en una de las instituciones más importantes de la ciudad.

Se hizo muy popular en la comunidad a través de sus micros radiales para la tercera edad, desde 1992 hasta el año 2008 en FM Premier, y desde entonces en FM Onda Cien; donde, con un estilo muy particular, iniciaba sus audiciones exclamando: “¡Arriba corazones!. Vivir la vida con buen humor, con alegría, esperanza y fe en Dios”; imprimiéndole un halo de optimismo que contagiaba a sus fieles oyentes cada vez que compartía una reflexión o brindaba informaciones de interés para los adultos mayores.

Gran consternación provocó su fallecimiento, siendo especialmente recordado por dos instituciones locales: COTELVO Servicios, habiendo sido su segundo presidente entre los años 1970 y 1972; y su querido Centro de Jubilados y Pensionados Nacionales, cuya Comisión Directiva dispuso un día de duelo a puertas cerradas en su memoria.

ADIOS A UN AMIGO

Creo que no es necesario nombrar a este amigo que partió hacia el cielo, pero igual lo hago, Don Leandro Díaz.

Fue una persona muy especial, entregado a todos los que lo conocieron y trataron. Desde su tarea con los jubilados a los que dejó su sabiduría, comprensión y capacidad para darles lo mejor. Puso su sello personal en todo, fundado en el gran amor que ponía a diario a toda su actividad que era muy vasta.

Escucharlo en sus micros era muy bueno porque llegaba de cualquier manera al corazón de todos. Su emoción delataba sus profundos sentimientos. Su gran inquietud lo llevaba a realizar tareas en los medios, en especial cuando salía al aire por la Onda Cien y le decía “piropos” a Guillermo llenándolo de bellos adjetivos a su calidad de periodista.

Él quería a todos, niños, mayores, ancianos, jubilados, pobres, a los menos pobres, a su familia, a los escritores con los que compartió sus expresiones escritas y participó en la Antología “Desde el Paralelo”.

Fue maestro, profesor, escritor, escribano, abogado, pero por sobre todas las cosas fue “EL GRAN AMIGO”. Hoy te decimos: Adiós Don Leandro y disfrutá por siempre de las glorias del Señor. NORMA COSTANZO

SE FUE DON LEANDRO

El querido amigo Leandro. El del optimismo constante, el de la fe inquebrantable, el de la generosidad enorme, el del corazón sensible y amplio, el amigo de los amigos, el de alegría contagiosa, el de las anécdotas interminables cargadas de humor y de experiencias y enseñanzas.

Se fue Don Leandro, en la tierra de sus padres y abuelos, después de abrazar al Papa y de pedirle una bendición para «mi pueblo, Villa Ocampo» (pedido que Francisco retribuyó).Se fue Don Leandro, tras escribir el último capítulo de su vida y cumplirlo a rajatabla. Fue autor, protagonista y actor de este último acto.

En la foto, una de las últimas tomadas ya en su lugar de internación, Don Leandro parece sólo esperar con inmensa tranquilidad y paz interior que se cumpla ese destino señalado. Y seguramente Pilar Sordo debería leer y saber de su vida para hacer una versión «corregida y aumentada» de su libro para saber realmente cómo hacer para no envejecer.

Leandro se fue joven, con la misma pasión e ilusiones de los espíritus juveniles. Vivió su sueño hasta el final y hoy, apenas, despertó del sueño de la Vida para vivir «con alegría, esperanza y fe en Dios». Para siempre, en paz con su alma y con el afecto enorme de su familia, sus amigos y compañeros de tantas y tantas luchas, de tantos y tantos encuentros regados por la ternura, la amistad y la fraternidad.

Se fue Don Leandro. ¿Se fue Don Leandro?. A mí se me hace cuento que se fue, «lo juzgo tan eterno como el agua y el aire». ¡Arriba corazones!!!. Recuerdo un último «te quiero mucho» y te devuelvo, mirando al cielo en la noche de San Fermín, otro «te quiero» enorme y un «gracias» eterno por haberme distinguido y honrado con tu afecto, tu generosidad y tu valoración personal.

Como lo hacíamos en la radio cada 24 y 31 de diciembre al mediodía con el champán rosado que llevabas, levanto mi copa y brindo una vez más por vos, amigo Leandro. Te quiero, te queremos. Y te querremos, siempre. Descansá en paz. Y contagianos tu paz, tu alegría, tu fe. Hasta un nuevo brindis y un nuevo abrazo, Leandro!!!.

BERNARDO VILLALBA