Impusieron el nombre de Luis Salas a un salón

EN EL CIC DE VILLA OCAMPO – Se llevó a cabo el acto de imposición del nombre “Luis G. Salas” a la sala de reuniones del Centro Integrador Comunitario del Barrio Juan Perón, de la ciudad de Villa Ocampo. Inauguraron, además, las refacciones realizadas en el interior y exterior del edificio.

El intendente Enrique Paduán y la Mesa de Gestión del CIC, concretaron el acto de imposición del nombre “Luis G. Salas” a la sala de reuniones del Centro Integrador Comunitario del Barrio Juan Perón, de la ciudad ocampense.

La misma fue en reconocimiento a la labor desempeñada por Luis Salas en ese Centro Integrador y dicha imposición fue este miércoles 13 de agosto, en horas de la mañana. 

Del acto, participaron familiares de Luis Salas, como ser su esposa e hija y el intendente Enrique Paduán, como también, parte de su gabinete. Además, concejales que acompañaron al Pte. del Concejo, Dante Person; miembros de la mesa de gestión del CIC y personal.

Durante el acto de imposición, se descubrió una placa recordatoria en en ingreso del Salón y de destacó la figura, actitud y compromiso de Luis Salas para con la gestión en el CIC.

El Secretario de gobierno, Eduardo José, destacó en unas líneas a Luis Salas. 

«Al querido Luis Salas»

Si hablamos de Luis Salas, nos referimos a una persona inolvidable, un maestro que nos ha enseñado muchas cosas, pero por sobre todo a hacer un verdadero culto de la amistad. A  ser humilde en todo momento y lugar. 

Recordando a Luis me vienen a la memoria tantos diálogos, acompañados  de mates, cigarrillos, de buenos consejos, tratando siempre de aportar soluciones a los numerosos problemas que surgen en la actividad política o en la marcha de la gestión de gobierno. 

Siempre dispuesto a acortar las diferencias, acercar posiciones, a superar  discusiones  en la arena política, donde muchas veces las contradicciones, las posturas irreductibles hacen necesario que actitudes desprendidas y leales como las del querido Luis digan presente ¡¡

Repasando su historia sabemos que llegó  a Villa Ocampo, cuando el golpe del 76, asomaba su rostro salvaje y siniestro, tal vez buscando la paz que siempre pregonó, inmediatamente se sumo a las actividades deportivas y culturales, participando  en diversas instituciones como El Club Ocampo Fábrica, Bomberos Voluntarios, lugares donde se lo reconoció como un militante que aportaba ideas, trabajo y presencia. Y por supuesto sus alumnos lo recuerdan con mucho cariño y admiración.

Luis fue, sin dudas síntesis de calma necesaria  y fuerza incontenible, ya que a su habitual postura conciliadora, le sumaba cuando la situación lo exigía decisión y acción, demostrando que un hecho vale más que mil palabras. 

En las extensas conversaciones que hoy adquieren un valor inmenso nos enseño a saber que cada persona tiene sus virtudes que hay que saber entenderlas. En las sobremesas surgían una catarata  de anécdotas, relatos cargados de nostalgia, donde no estaban ausentes las referencias a su juventud en su querida Lanús, donde forjó sus principios en el  sur del gran Buenos Aires. 

Amante del Rock nacional, hasta se le animó en su juventud a tocar el bajo en un grupo que con valentía subía a los escenarios de la zona, para ser protagonista de la generación dorada y soñadora de la música popular, que tanta influencia tuvo en los movimientos sociales y políticos de la época.

Sus manos privilegiadas, supieron pintar rostros, letras y paisajes, pero su corazón pintó sonrisas en los chicos de los barrios que tras su paso soltaban una carcajada inocente y esperanzada, saludando  felices al advertir su presencia todos los días visitando cada rincón del barrio.

Su familia era su mayor patrimonio, su esposa su compañera de siempre,  sus hijos los tesoros más preciados, Luis Alberto, a quien llamo así, en honor al creador de “muchacha ojos de papel”;  qué decir de Ana María (Anita) su princesa, su pintura mejor lograda y  su orgullo inocultable. Para completar este cuadro Lisandro su nieto, su compañero, lo llenaba de alegría de esperanzas y proyectaba en silencio en él sus anhelos más queridos.    

Querido Luis a un año de tu partida, el vacio se hizo grande, tu figura se agiganta y no solo tu familia, tus  compañeros de trabajo, tus amigos del comité, de la pesca, y demás grupos, te extrañamos, la comunidad lo hace, nos queda el consuelo que tu recuerdo y tu ejemplo nos anima y nos fortalece desde algún rincón del cielo. 

Estos inviernos con sus pinceladas grises, reclaman el sol de tu abrazo, la calidez de tu saludo, no te vamos a fallar, seguiremos siendo soñadores militantes de siempre, los que cerrábamos el comité tras una derrota y  sin tiempo para estar tristes, pensábamos en la próxima batalla que pronto llegaría.    

Luis Gregorio Salas, tantas anécdotas para contar, tanta calle, tanto barrio, pero podemos resumir tu acción con una frase que nos unifica y pertenece a todos.

Eres por siempre un Gran amigo… Eduardo José