NACIONALES – La presidenta Cristina Fernández de Kirchner presidió, mediante videoconferencia, la inauguración oficial de la planta de procesamiento de soja de Renova, en Timbúes. La fábrica, propiedad de las aceiteras Vicentín y Oleaginosas Moreno (Glencore), tiene una capacidad de procesamiento de 20 mil toneladas diarias y es la más grande del mundo en cuanto a escala desde su concepción.
La planta demandó una inversión de 480 millones de dólares. Si bien está operando desde mediados del año pasado, la inauguración oficial de ayer concentró la atención del poder político y los ejecutivos de las principales firmas del cordón agroexportador.
En enlace con la presidenta estuvieron el gobernador Antonio Bonfatti, el secretario de Transporte de la Nación, Alejandro Ramos, el senador Miguel Lifschitz, y el presidente comunal de Timbúes, Amaro Sánchez. Además, el vicepresidente de Renova, Sergio Gancberg, ofició de anfitrión.
BIODIESEL
El biodiesel es uno de los subproductos de la industria de procesamiento de soja ya que agrega valor al aceite elaborado a partir de la oleaginosa. La actividad creció exponencialmente en los últimos años, a partir de la ley de promoción de energías renovables impulsada por el ex presidente Néstor Kirchner, y conforma un conglomerado de negocios del que forman parte las grandes aceiteras, las firmas de bioenergía «no integradas», es decir que no producen aceite, y una treintena de pymes que elaboran el producto para el mercado interno.