Inundaciones y sequías sobre vegetación isleña del Paraná

PROVINCIALES – Según una investigación de la Universidad Nacional del Nordeste y el Conicet, la vegetación acuática del río Paraná está adaptada a fenómenos de inundaciones y sequías repetidas. Así lo determinó un estudio realizado en más de 320 puntos de muestreos en todo el tramo argentino del río. La investigación es pionera en grandes ríos de América del sur y avanza en el conocimiento de las consecuencias de los cambios climáticos que alteran los ecosistemas de río.La investigación fue realizada por el Centro de Ecología Aplicada del Litoral (Cecoal UNNE-Conicet) en el tramo del río Paraná desde el límite argentino con Brasil hasta el Delta. Se hizo una comparación de distribución de vegetación acuática en dos situaciones extremas: inundación y período de sequía.

“La pregunta que buscaba responder el estudio era si los ciclos climáticos e hidrológicos tenían influencia determinante sobre la vegetación de los ríos” explicó a Argentina Investiga el doctor Juan José Neiff, director del proyecto, del que también forman parte Sylvina Casco y Eliana Mari.

El investigador señaló que el río Paraná tiene diferente régimen hidrológico en la Alta Cuenca; en la zona de la Confluencia con el río Paraguay, cerca de Paso de la Patria-Corrientes; y en el Delta. Entonces, surgió la necesidad de identificar la influencia de esas diferentes condiciones hidrológicas sobre la organización de la vegetación acuática, su diversidad y distribución.

De acuerdo a los resultados del estudio, la vegetación acuática del Paraná está perfectamente adaptada a estas fluctuaciones de largo término. Los investigadores concluyen que con el paso de miles de años se produjo un proceso de selección y adaptación, por el cual sólo viven en el río aquellas plantas que pueden tolerar una amplia gama de situaciones de inundaciones y sequías.

Variedad y adaptación
La mayoría de las especies vegetales registradas tienen adaptaciones para vivir en ambas fases de los pulsos hidrológicos, es decir, seca o inundación. Además, el 29% de las plantas que vive en el río son encontradas desde el Alto Paraná hasta el Delta, en todo el tramo argentino, lo que señala que están adaptadas a las diferentes configuraciones hidrológicas.

Un número importante de especies son llamadas “estrategas de fase” y viven sólo en uno de los períodos, inundación o sequía y, en el otro período permanecen en “latencia o reposo”, pero no mueren. Esas plantas que viven en uno de los períodos, cuando ocurre el evento contrario no se extinguen, sino que permanecen como semillas, rizomas o estacas.

En estos sistemas de alta variación hidrológica, las plantas invierten mucha energía en estar fértiles durante gran parte del año. “Esto les permite persistir en el ambiente, porque están listas para reproducirse en cualquier momento que resulte favorable” explicó Neiff y ejemplificó con el caso del aliso de río y el sauce, que permanecen con semillas durante nueve o diez meses y que, además, tienen otras formas de propagación: por raíces gemíferas, por estacas y que pueden rebrotar de una cepa, lo que les posibilita sobrevivir y recuperar el tamaño de sus poblaciones luego de los eventos hidrológicos extremos.

Neiff explicó que en el marco del estudio se hicieron muestreos de 320 lugares del río en cada tipo de paisaje palustre o acuático, y se analizó la distribución y abundancia de la vegetación. Se comparó la estructura de la vegetación en aguas bajas y en aguas altas, en los diferentes tramos del río. “Se trata de un estudio pionero en grandes ríos sudamericanos, que sienta las bases para profundizar en las consecuencias de los cambios climático-hidrológicos (naturales o inducidos por el hombre) que puedan alterar los ecosistemas del río” puntualizó el investigador.

El estudio partió del análisis de datos hidrométricos diarios, tomados por la dirección nacional de Vías navegables durante más de 100 años, que permiten evaluar la variabilidad del río y su influencia sobre el paisaje del curso río y de sus planicies inundables y áreas anegables.

“Otras unidades académicas de la UNNE, como el Instituto de Botánica del Nordeste, la Facultad de Ciencias Exactas y CEGAE, producen aportes importantes al conocimiento del río Paraná. Entre todos tratamos de tener un mejor conocimiento, para diagnosticar de manera científica los riesgos emergentes del cambio climático global y/o de las obras de ingeniería sobre los ecosistemas” finalizó.